Vladimir Putin parece que no teme a las sanciones interpuestas por su invasión a Ucrania. O a lo mejor sabe que tiene el poder gracias al gas y al petróleo. Así que ha vuelto a remover el tablero económico. El líder ruso anunció el pasado miércoles que cobrará los suministros de gas en rublos. En un primer vistazo puede parecer una locura, ya que la divisa rusa está devaluada, pero la decisión tiene como objetivo evitar el deterioro del rublo.

“El Kremlin busca sostener su propia divisa de su progresivo deterioro”, asegura Javier de la Nava, profesor de Economía Internacional de la UDIMA. La exigencia de Putin a la Unión Europea, Reino Unido y Estados Unidos (países hostiles según el mandatario) disparó el precio del petróleo y del gas. También hizo que el rublo despuntase un 6%. Sin embargo, la divisa rusa llegó a desplomarse más de un 30%: “El mercado de divisas del rublo es muy estrecho y su cotización está sometida a una alta volatilidad”, añade De la Nava.

Pero lo primero que hay que tener en cuenta es que los contratos de suministro de gas están firmados en otras divisas y modificarlos podría ser difícil. Aunque el líder ruso matizó que seguirán suministrando gas acorde con los volúmenes y precios establecidos en los contratos. No obstante, “Putin parece haber olvidado que los pagos de su deuda externa están en divisas fuertes y que no puede tocar la mitad de sus reservas”, señala el profesor de la UDIMA. Ante esta situación, Carlos Balado, profesor de OBS Business School y director de Eurocofín, explica que si los países aceptan pagar en rublos las importaciones de gas “Putin puede decir que ya que ha aceptado pagar en rublos, que se acepte pagar en rublos la deuda”.

Putin tiene que tener en cuenta que si pagan en rublos, su reserva de divisas cae, por lo que necesita las reservas exteriores para pagar las importaciones. “Si tienes menos dólares para pagar puede que te quedes sin divisas para pagar las exportaciones cada vez más escasas”, apunta Antoni Cuyat, profesor de la UOC, por lo que matiza que esta medida a corto plazo sí que puede beneficiar a Rusia y a su rublo, pero a largo no “le va a salir bien”.

Asimismo, Cuyat comenta que los países europeos más expuestos al gas ruso (los países más al este, entre ellos la locomotora de Europa, Alemania) se van a ver obligados “a pasar por el aro”, porque no hay otra alternativa “y no se puede buscar de la noche a la mañana”. No obstante, Cuyat confía en que para la próxima temporada de frío, Europa ya haya buscado otra alternativa para no tener que depender tanto de Rusia.

De hecho, Balada explica que cuando pase el conflicto, sin entrar a detalle si será pronto o más tarde, el orden económico mundial habrá cambiado. "Rusia no va a ser la misma nunca más, porque el aislamiento económico va a ser muy difícil que revierta”, apunta el profesor de OBS Business School.

“Es una pataleta de niño pequeño”, asegura Antoni Cuyat. De hecho, añade que es una medida “de cara a la galería más que efectiva”. El profesor de la UOC explica que no cree que tenga mucho efecto porque los países cederán en pagar en rublos, “creo que es algo más político que económico, ya que las economías europeas no se verán muy trastocadas”.

Todo parece indicar que en breve podría haber un quinto paquete de sanciones. Muchos países reclaman el veto al petróleo ruso y que las ventas de éste (200.000 millones diarios) dejen de financiar la invasión de Ucrania. Sin embargo, De la Nava especifica que este corte a Alemania “provocaría iniciar la recesión germana y la medida golpearía más a los Estados europeos que a la propia Rusia".

Los expertos coinciden en que la situación después del conflicto dependerá de cómo acabe y cuánto dure. “Si acaba con una situación no penosa para Ucrania, puede ser que vuelva al estatus anterior, pero si acaba con la victoria de Rusia y la ocupación de Ucrania, yo creo que lo que van a buscar los países europeos son alternativas”. asegura el profesor de la UOC.