365 días desde que Manchester United, Arsenal, Chelsea, Tottenham, Manchester City, Liverpool, Real Madrid, Barcelona, Atlético de Madrid, Inter de Milan, Milan y Juventus dinamitaran los cimientos del fútbol actual. Este selecto club de 12 equipos hicieron público un comunicado en el que aseguraban que iban a crear un nuevo proyecto europeo para crear una nueva competición al margen de la UEFA. Meses después, Florentino Pérez sigue liderando la idea de sacar el proyecto con un socio, Joan Laporta, que es partidario de avanzar en la Superliga, pero que no descarta adherirse a otros acuerdos económicos que supondrían decir adiós a dicho formato.
“Doce de los clubes de fútbol más importantes de Europa anuncian que han llegado a un acuerdo para formar una nueva competición, la Superliga, gobernada por sus Clubes Fundadores”, señalaba dicho escrito.
Las reglas de la competición también quedaban explicadas en el texto que difundieron los creadores de la Superliga, dejando claro que se aseguraría su presencia todas las temporadas (más otros tres fijos) y se invitarían “atendiendo a méritos deportivos” a otros cinco. Una vez que se conocieron los planes de los principales equipos que diseñaron el nuevo torneo, se produjo una cascada de reacciones. De la FIFA a la UEFA, pasando por otros equipos y asociaciones de aficionados. La premisa era clara: no rotundo a la nueva idea. La presión fue tal que, todos los clubes salvo tres (Real Madrid, Barcelona y Juventus) decidieron aparcar el proyecto hasta nueva orden.
Un año más tarde, Real Madrid, Juventus y Real Madrid mantienen su discurso y siguen pugnando por llevar a cabo un torneo que dotaría de una inyección económica más que suculenta a cada equipo. Los clubes participantes obtendrían unos ingresos muy superiores por participar que los que actualmente están percibiendo de la UEFA por disputar la Champions League. Según han informado los propios clubes en un comunicado oficial “los clubs fundadores recibirán, en conjunto, un pago de una sola vez de 3.500 millones de euros dedicado únicamente a emprender planes de inversión en infraestructuras y compensar el impacto de la pandemia de la Covid”.
Todos los equipos, si finalmente sale adelante la competición, percibirán una cantidad fija por participar y una cantidad variable en función de su posición en el fútbol mundial (se establecerán 4 niveles). En base a este reparto, entidades como el Barça o el Real Madrid tendrían asegurados unos 350 millones de euros, una cifra que más que triplica lo que percibe actualmente el campeón de la Champions.
La Superliga a los tribunales
Como era de esperar, tras las primeras reacciones todas las partes implicadas acabaron judicializando la nueva competición. Tanto FIFA como UEFA amenazaron a los clubes fundadores de inhabilitación, unas advertencias que Real Madrid y Barcelona llevaron a los juzgados con éxito.
Un juez madrileño dictó un insólito auto de medidas cautelares contra la FIFA y la UEFA para evitar que tomaran represalias contra los equipos que impulsaron la Superliga. En la resolución no dudó en presentar indicios de que la FIFA y la UEFA impiden el libre comercio y el juego de la competencia en los estados miembros. La gravedad del asunto, como es normal, ha hecho que la ejecución del nuevo torneo acabe en Bruselas y será el Tribunal de Justicia de la Unión Europea quién falle a favor o en contra de la Superliga en base a los artículos 101 y 102 del Tratado de Funcionamiento de la UE. Real Madrid, Barcelona y Juventus se aferrarán a aquellos puntos en los que se rechazan acuerdos entre sociedades y empresas que impliquen “limitar o controlar la producción” o “repartirse los mercados”.
Pero, a pesar de que las fuentes jurídicas consultadas, indican que la legislación europea “está del lado de los integrantes de la Superliga”, la Comisión Europea dio un espaldarazo a las asociaciones y clubes que rechazan el nuevo formato. La Comisión de Cultura y Deporte del Parlamento Europeo redactó un informe sobre la Política de Deporte en la UE que aceptaron los eurodiputados casi por unanimidad con 29 votos a favor, 1 en contra y una abstención.
En este documento, la CE se opone “rotundamente” a las “competiciones que no respeten los valores deportivos como la meritocracia”. Es decir, el organismo entiende que la idea lanzada por 16 clubes, que en la actualidad siguen defendiendo Real Madrid, Barcelona y Juventus, no es compatible con los valores que se asocian al deporte europeo. «Debemos defender un modelo europeo de deporte basado en valores, en la diversidad y en la inclusión. No se trata de reservarlo para los pocos clubes ricos y poderosos que quieren romper lazos», asevera la Comisión Europea.
A su vez, tal y como avanzó Iusport, Superliga y UEFA van a sentarse a negociar las medidas cautelares que impuso el juez madrileño en el juzgado mercantil. Desde que Manuel Ruiz de Lara diese un espaldarazo a Real Madrid y Barcelona, no se había citado a la otra parte (UEFA), pero como narra el propio medio de comunicación ambas partes enfrentadas han decidido sentarse en una mesa para acercar posturas.
Cierto es que durante las últimas semanas tanto los representantes de la Superliga como UEFA han aceptado posturas y, el organismo europeo se muestra a favor de cambiar el formato y otros aspectos tan importantes como el fair play financiero. No obstante, la propia asociación ha dejado claro que nunca aceptará que Real Madrid, Barcelona, Juventus de Turin y el resto de clubes creen una liga paralela a las que ya existen.
El Barça busca alternativas
Si bien Barcelona y Real Madrid han sido firmes defensores de la nueva Superliga, Joan Laporta, ante la necesidad imperiosa que tiene por reflotar la economía del club catalán, ha acercado posturas con LaLiga y sopesa percibir parte del dinero que le correspondería del acuerdo que firmaron la patronal del fútbol español y CVC.
El Barça consideraba que el fondo de inversión no garantiza sus derechos legales ya que la entidad piensa que el importe recibido de 270 millones de euros a cambio de un 10% de los derechos de televisión era insuficiente y que el plazo de 50 años que constaba el acuerdo era muy largo. Pero todo ha cambiado y Joan Laporta negocia con CVC un nuevo encaje para poder percibir parte de esa cantidad, algo que podría imposibilitar a la entidad catalana ingresar en la Superliga.
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