La inflación este año ha marcado alzas no vistas en 37 años y continúa en máximos de los últimos 20. Pero el Banco de España cree que aún es temporal, que no se está retroalimentando, gracias a que los sueldos de los españoles no están subiendo en la misma medida que los precios. Así lo ha explicado el gobernador del Banco de España, Pablo Hernández de Cos, este miércoles en la Comisión de Asuntos Económicos y Transformación Digital del Congreso de los Diputados.

"La presencia de cláusulas contra la inflación en los convenios era prácticamente generalizada [en España], alrededor del 75% de los trabajadores con convenio colectivo tenía una cláusula de salvaguarda, pero en enero se redujo hasta el 17%. Eso es probablemente lo que explica que estemos observando efectos de segunda ronda muy limitados", ha expresado De Cos.

El gobernador, en su exposición del informe anual del Banco, publicado a mediados de mayo, ha anunciado que el organismo que dirige pronto rebajará ligeramente sus previsiones de crecimiento económico para este año en España, algo que no hace desde abril, y que al mismo tiempo recortará la inflación prevista. Asimismo, ha afirmado que revisará al alza la inflación subyacente, la que excluye a la energía y los alimentos, reflejando cuánto están subiendo de precio el resto de productos. De Cos sí ha reconocido que ya se está produciendo una generalización del incremento de los precios de la energía al resto de la cesta, pero ha descartado que sea preocupante.

Hoy por hoy, el Banco de España cree que la inflación media de este 2022 rondará el 7,5%, muy por encima del 3,1% registrado en 2021, y que la subyacente se situará en el 2,8%. Después, estima que los precios moderarán su subida, incrementándose un 1,8% en el conjunto de 2023 y un 1,7% en 2024. Por otro lado, apunta a que el PIB crecerá un 4,5%, menos de lo anteriormente previsto, pero manteniendo aún un sólido avance.

El Banco de España, de esta manera, no teme por el avance de la economía ni tampoco considera que los altos precios sean alarmantes. Una de las mayores preocupaciones de los economistas durante estos últimos meses era si el encarecimiento de los productos y servicios podía enquistarse, provocando más y más inflación, y obligando a los bancos centrales a tomar medidas drásticas.

En esa línea, De Cos descarta por ahora que eso esté sucediendo, pero advierte de que es así gracias a que los sueldos están experimentando subidas muy moderadas, del todo alejadas de las cifras de inflación. Según los últimos datos del Ministerio de Trabajo, los sueldos en convenio este año han registrado incrementos de un 2,3% hasta marzo, mientras que el IPC en mayo ha marcado un 8,7% en mayo, un 8,3% en abril y un 9,8% en marzo.

"Según la información de los convenios colectivos lo que estamos viendo es que estos efectos de segunda ronda no se habrían producido. ¿Cuál es el riesgo que vemos? Vemos que la propia duración del episodio inflacionista puede hacer más probable que se produzcan tanto efectos indirectos como de segunda ronda", ha manifestado, sobre todo, en un contexto en el que están "aumentando la presencia de cláusulas de salvaguarda".

Las cláusulas de salvaguarda o de garantía salarial son aquellas que garantizan que ligan los sueldos de los trabajadores a la inflación, garantizándoles que no van a perder poder adquisitivo si los precios suben. Estas eran especialmente comunes hace dos décadas, protegiendo al 70% de los trabajadores protegidos por los convenios colectivos, pero ya son alrededor del 15%. En este momento de precios muy altos, los sindicatos UGT y CCOO han pedido a los empresarios recuperarlas para que los trabajadores no pierdan poder de compra, algo a lo que estos se han negado... y que, para De Cos, está siendo clave a la hora de conseguir que la inflación no se retroalimente.

"Con las cláusulas contra la inflación (...) en caso de que se produjera una desviación de inflación al alza se producía una compensación automática", ha asegurado. Por otro lado, De Cos ha pedido un pacto de rentas que garantice que no los salarios no van a subir demasiado: "Hay cierto agotamiento en este pacto de rentas implícito, de ahí la importancia del pacto de rentas desde la perspectiva del Banco de España", ha reivindicado.

El Gobierno intentó impulsar un pacto de rentas, que muchos entendieron como unos nuevos pactos de la Moncloa, cuando anunció su plan de choque contra los efectos de la guerra de Ucrania en la economía española, pero convocó a los agentes sociales a una reunión y después no volvió a hacerlo. Los sindicatos descartan que el Ejecutivo planee mover ficha al respecto, pero advierten de que pedirán en la calle las alzas salariales que los empresarios les están negando en las reuniones.