El Banco Central Europeo ha presentado su Informe de Estabilidad Financiera de noviembre. En el texto, el organismo señala que las vulnerabilidades han aumentado y que hay mayor riesgos para la estabilidad financiera de la Zona Euro. En este contexto, las probabilidades de recesión a un año vista “han aumentado notablemente”. Entre otras consecuencias, la demanda de préstamos se reducirá aún más, ya que ha comenzado esa moderación.

Tal y como ha constatado el BCE, el endeudamiento de los hogares se ha mantenido sólido, aunque “cada vez hay más señales de que ha llegado a un punto de inflexión”. El crecimiento tanto del crédito para adquisición de vivienda como del consumo se ha mantenido estable en los últimos meses, mostrando septiembre un crecimiento del 5,1% y del 3,7% respectivamente, pero “la tendencia alcista parece haberse detenido”, señalan en el informe. De hecho, el texto anticipa una moderación aún mayor en los volúmenes de préstamos.

Los bancos de la eurozona han informado durante los últimos meses de un endurecimiento de los estándares crediticios, así como una reducción de la demanda de los préstamos de los hogares. Además, la subida de los tipos de interés va a hacer también que se vea una mayor moderación de los préstamos.

Por lo que respecta a los préstamos para la vivienda, el BCE señala que han seguido mostrando un crecimiento estable. No obstante, es probable, según el organismo, que el fuerte aumento sin precedentes de los costes de los préstamos desde principios de 2022 y el endurecimiento adicional previsto de las condiciones financieras reduzcan la demanda de nuevos préstamos en el futuro.

En su análisis, el BCE destaca que la evolución reciente está aumentando la vulnerabilidad de los hogares, las empresas y los gobiernos que tienen más deuda, a las que también se suman las tensiones de los mercados financieros, que ponen a prueba la resiliencia de los fondos de inversión, añadiendo que "todas estas vulnerabilidades podrían desarrollarse simultáneamente, reforzándose potencialmente entre sí".

Asimismo, el BCE advierte de que la inflación, así como el aumento vertiginoso de las facturas de gas y electricidad, también está disminuyendo su poder adquisitivo y reduciendo potencialmente su capacidad para pagar los préstamos, con particular incidencia en las familias de bajos ingresos.

"Dado que a las empresas y los hogares les resulta cada vez más difícil pagar el servicio de sus deudas, los bancos podrían enfrentarse a mayores pérdidas crediticias a medio plazo", señala el BCE, que "señales incipientes" de deterioro de la calidad de los activos, que pueden requerir mayores provisiones.

De esta manera, a pesar de que el sistema bancario de la zona euro en general está bien situado para hacer frente a muchos riesgos, el BCE considera que, dado el deterioro de las perspectivas económicas y financieras, las políticas macroprudenciales específicas, como los colchones de capital, pueden ayudar a fortalecer aún más la resiliencia del sistema financiero.

"Se necesita un progreso urgente en los marcos regulatorios para mejorar la resiliencia del sector, especialmente para abordar los desajustes de liquidez y el apalancamiento", advierte.

De vuelta a los hogares, el BCE constata que las vulnerabilidades han aumentado, pero que aún hay factores que indican resiliencia. El supervisor de la eurozona destaca que el exceso de ahorro que hubo durante la pandemia “ha sido reabsorbido por la inflación y la riqueza neta ha comenzado a disminuir”. Ante esta situación, el BCE asegura que la fortaleza actual del mercado laboral de la zona euro es lo que ayuda a los hogares.

Al mismo tiempo, el aumento de la inflación está lastrando los ingresos reales y el consumo de los hogares, lo que podría ralentizar la senda de crecimiento de la economía. Algunos hogares pueden tener que limitar el consumo o volverse dependientes del apoyo del gobierno. Tales vulnerabilidades podrían empeorar si las condiciones del mercado laboral se deterioran.