En España tiene lugar (de forma demasiado habitual) un fenómeno bien conocido sobre todo por aquellos que se dedican a sectores ligados a la temporalidad, como la hostelería: el efecto lunes-viernes. A un buen número de trabajadores se les contrata en lunes y se les despide en viernes, y de nuevo el lunes se les vuelve a contratar, y el viernes se les vuelve a despedir. Con esta práctica (fraudulenta), la empresa se ahorra pagar al trabajador durante los fines de semana o días de descanso del empleado, además de provocar otros efectos ligados a esa inseguridad laboral.

Menos conocido es el efecto fin de mes, y menos aún el hermano mayor de ambos, el que podríamos llamar como “despedido por vacaciones”. Se produce al terminar el año laborable y su funcionamiento es el mismo: se contrata a un trabajador en septiembre y se le despide cuando la empresa echa el cierre por vacaciones, algo que en la mayoría de los casos sucede a final de julio. De nuevo, se busca ahorrar en salarios durante las vacaciones y también en cotizaciones a la Seguridad Social. 

Las cifras de empleo que se dieron a conocer este lunes evidencian esta mala praxis típica del mes de vacaciones por excelencia. Este agosto, el número de trabajadores que cotizan a la Seguridad Social ha dejado atrás los seis meses que llevaba creciendo para caer en más de 185.000. Se trata de una fuerte destrucción de puestos de trabajo, mayor que la que se produjo todos los agostos entre 2009 y 2017. Limitar este tipo de fenómenos era uno de los principales objetivos de la reforma laboral de Yolanda Díaz, pero parece que no se está consiguiendo, o así opinan los expertos.

“No parece que la reforma laboral haya hecho gran cosa [a este respecto], porque sigue habiendo un gran efecto fin de mes. Es un efecto que debería haberse amortiguado, y no lo estamos viendo tanto como esperábamos”, comenta al teléfono Florentino Felgueroso, experto en mercado laboral e investigador de la Fundación de Estudios de Economía Aplicada (Fedea). Felgueroso recuerda que la caída de la afiliación de este mes no tiene nada que ver con el fin de la temporada turística, que todavía está por llegar, sino mucho más con este fenómeno fin de curso que hace de agosto un “mes raro”, puesto que al tiempo que muchos sectores despiden por vacaciones otros, los que no pueden cerrar, contratan, como sucede con la sanidad.

Es un efecto que debería haberse amortiguado con la reforma laboral, y no lo estamos viendo"

florentino felgueroso, experto en mercado laboral

Según los datos de Seguridad Social, la mayor parte de las bajas se concentra en el sector de la educación, que es responsable de un tercio de ellas (-59.000, posiblemente no solo procedentes de colegios e institutos sino también de academias). Pero también juegan un papel importante las actividades administrativas y la construcción (cada una ha perdido 17.000 afiliados en agosto), así como la industria manufacturera (-16.000) y las actividades relacionadas con la ciencia (-14.000).

“Siempre se dan de baja contratos temporales, y ahora también fijos discontinuos”, remarca el también profesor de economía en la Universidad de Oviedo. La misma tabla muestra cómo la sanidad ha tirado del empleo este mes, con la contratación de 17.000 personas, sobre todo para cubrir a aquellos que se han marchado de vacaciones; y cómo la hostelería apenas ha perdido cotizantes, una señal de que se espera que septiembre sea bueno para el turismo.

La buena noticia, en esta ocasión, es que estas 185.000 personas no han acudido a las oficinas del paro a inscribirse como desempleados. La estadística apunta que solo lo han hecho 24.800, lo que ha conseguido mantener el nivel de desempleados en su cifra más baja de un agosto desde 2008. ¿Qué ha pasado con el resto? Los datos por tipo de contrato muestran que muchas de ellas tienen un contrato fijo discontinuo, por lo que aunque se apunten en las oficinas del paro cuando no están trabajando no cuentan como parados registrados (ni tampoco como afiliados). Es así puesto que tienen un contrato de trabajo en vigor, solo que inactivo hasta que la empresa vuelva a llamarlos. En otros casos, la expectativa de volver a ser contratados o la imposibilidad de cobrar una prestación por desempleo (por distintos motivos) puede llevar a ni siquiera inscribirse en las listas del paro. 

“Aparte, hay un fuerte problema estadístico que es difícil de entender relacionado con los fijos discontinuos, que siguen siendo un misterio grande. Siguen teniendo dificultades para captar que si no acudes a un llamamiento se puede interpretar como abandono voluntario, y eso es una baja. Es algo que no se si sabe si se está contabilizando bien”, resume Felgueroso.

En la estadística consta que en agosto han causado baja 12.600 trabajadores con un contrato indefinido a tiempo completo y 27.000 indefinidos a tiempo parcial, más 61.000 fijos discontinuos, casi el 40% del total, por tanto muy por encima del resto de categorías incluyendo a los temporales (a tiempo completo, 11.000, y a tiempo parcial, 22.000). Así, las bajas de fijos discontinuos han marcado los despidos (que en su caso no lo son sobre el papel) de agosto, aunque con los datos publicados no es posible conocer a qué sectores pertenecen.

La Inspección de Trabajo vigilará el posible fraude

“Este fenómeno no debería producirse en estos términos”, ha explicado este lunes el secretario de Estado de Empleo, Joaquín Pérez Rey, “porque uno de los elementos que propiciaba estas prácticas dudosas era el contrato de obra y servicio, que se vinculaba a duraciones inferiores al año y se hacían esas interrupciones que permiten ese mes en desempleo pero con las vacaciones cubiertas de manera dudosa. La reforma laboral debería haberlo corregido de forma intensa, pero hay que estudiar cómo está sucediendo y si está sucediendo ponerle coto inmediatamente”. 

En ese sentido, Pérez Rey ha asegurado que la Inspección de Trabajo ya está llevando a cabo unas campañas de fijos discontinuos buscando luchar contra el fraude. “Hay que poner fin a una práctica que ya tenía mucho menos acomodo pero es igualmente perseguible. La Inspección lo vigilará atentamente”, ha advertido. De su lado, su homólogo del Ministerio de Inclusión y Seguridad Social, Borja Suárez, ha destacado que pese a la fuerte caída de la afiliación la evolución general del mercado de trabajo sigue mostrando “señales muy positivas”.