El suicidio de Verónica, la carretillera de 32 años que se quitó la vida después de que se viralizara en su centro de trabajo un vídeo sexual en el que aparecía, no tuvo nada que ver con lo laboral. Así lo determinó un juzgado de Alcalá de Henares, en Madrid. La empleada de Iveco, que tenía dos hijos de nueve meses y cuatro años, había mantenido una relación sentimental con un compañero de la empresa a la que puso fin años atrás. Después, ella se casó y tuvo a sus dos hijos, pero ese exnovio quería volver con la mujer. Fue ese hombre el que cumplió la amenaza con la que la había chantajeado: distribuir el vídeo sexual entre los compañeros de la fábrica. Solo en la planta en la que ella trabajaba eran 2.500.

Tras la muerte, su sindicato y varios compañeros denunciaron que el día anterior al suicidio, la empleada abandonó su puesto de trabajo debido a este tema. Verónica estaba profundamente afectada puesto que la grabación llevaba una semana circulando de móvil en móvil. Además, Comisiones Obreras recordó que la fallecida había trasladado a recursos humanos el acoso sexual por parte de su compañero y exnovio, situación ante la que la empresa no había considerado pertinente tomar medida alguna, al decidir que se trataba de una cuestión de ámbito personal. En el mismo sentido se pronunció el juzgado, descartando el accidente laboral. Finalmente, el caso se archivó.

Cuando un trabajador sufre una caída o un golpe en su centro de trabajo, o incluso un problema de salud mental, se considera un accidente laboral. Le atiende el médico de la mutua, y si cabe, cobra una indemnización, por ejemplo por omisión de medidas de seguridad. Sin embargo, si un empleado se quita la vida, no se inicia una investigación automáticamente para determinar qué lo ha llevado a esta decisión, sino que son las familias quienes se enfrentan a un largo vía crucis si consideran que el entorno laboral haya sido un factor determinante en ese fatídico final. 

La cuestión no es baladí, puesto que si el juzgado hubiera determinado que su suicidio fue un accidente laboral, la familia de Verónica podría haber tenido derecho a una indemnización por parte de la empresa, así como a una pensión mayor. Es por eso que los sindicatos están tratando de conseguir un cambio con respecto a cómo se tratan los suicidios que puedan estar ligados al lugar de trabajo. A día de hoy, no se sabe cuántas personas se quitan la vida por motivos relacionados con su empleo, ya que el Ministerio de Trabajo no los registra en su estadística de accidentes laborales, ni siquiera las pocas veces que los tribunales vinculado las muertes a lo laboral en sus sentencias -el Supremo ha dictado menos de una decena en este sentido-.

"El problema es que para que sea accidente de trabajo el empresario tiene que decirlo como tal, a menos que la familia denuncie y reclame una indemnización. Pero suele ser una batalla legal larga... por eso hay que poner el foco en hacer prevención para que no se llegue a estas situaciones, no solo en la parte punitiva. Ahora estamos viendo cierta evolución en los juzgados, pero todavía en muchos casos de suicidio seguramente el origen esté en las condiciones de trabajo, pero ni siquiera se denuncie. Es normal, para la familia es una situación muy dramática", explica la médico Carmen Mancheño, coordinadora de la secretaría de Salud Laboral de CCOO.

Es el caso de un trabajador de un ALDI que se suicidó en Cantabria en 2021, que sí terminó considerándose un accidente laboral. En un primer lugar, un juzgado de Santander determinó que la muerte no tenía origen laboral -y por tanto no se consideraba accidente de trabajo-, pero tras el recurso de su viuda el Tribunal Superior de Justicia de Cantabria revocó la decisión este mismo año. ¿Qué influyó? Sobre todo, la sentencia constata que los problemas de índole laboral tuvieron “una clara conexión” con el acto suicida. Quedó constatado que el trabajador estaba sumamente preocupado tras haber recibido una denuncia anónima de acoso laboral, por la que lo habían obligado a cambiarse de tienda, y que la noche de antes del suicidio buscó en Google "condenas penales por delitos de acoso laboral". Tras el fallo, la viuda del fallecido tiene derecho a una pensión más alta, puesto que deriva de una contingencia profesional. Pero sobre todo quedó acreditado que su muerte no se debía a circunstancias personales, algo muy fuera de lo común.

“Las sentencias del Tribunal Supremo dictadas hasta finales de los años 60 solían descartar automáticamente la calificación del suicidio del trabajador como accidente de trabajo, cualesquiera que hubieran sido sus circunstancias, incluido el suicidio consumado en tiempo y lugar de trabajo. Sin embargo, el análisis del suicidio del trabajador desde la perspectiva del nexo (...) entre el acto suicida y el trabajo prestado, da lugar a una primera sentencia estimatoria de la calificación de accidente de trabajo en el año 1970”, explica la inspectora de trabajo Cristina Castro Tellado en una reciente tribuna publicada en la revista especializada Salud y Medicina, un suplemento de la Fundación España por Salud. 

La experta reconoce que la presunción de laboralidad puede quedar desvirtuada cuando hablamos de un suicidio, por el "carácter voluntario" (entre muchas comillas) que el acto de quitarse la vida lleva aparejado, pero añade un punto clave: "no es menor verdad que el suicidio se puede producir por una situación de estrés o de trastorno mental que puede derivar tanto de factores relacionados con el trabajo como de factores extraños al mismo". Está de acuerdo con ella Mancheño, a la que le parece evidente: “Pasamos muchísimas horas en el trabajo, todo lo que ahí pasa nos afecta muchísimo”.

En total, 4.097 personas se suicidaron en 2022 en España, según el INE. La cifra supera más del doble de accidentes de tráfico, que fueron 1.790 en 2022. No se sabe cuántas estuvieron relacionadas con el trabajo, pero en este marco, el sindicato CSIF ha vuelto a insistir esta semana en la necesidad de ampliar los registros de suicidios incluyendo la profesión, de manera que sea posible identificar cuáles son los grupos profesionales más vulnerables para poder actuar sobre ellos. Con motivo del día internacional para la prevención del suicidio, el sindicato insiste en que este fatal desenlace suele estar relacionado con las jornadas laborales maratonianas que no permiten la desconexión y pueden generar problemas familiares, así como con la dificultad de conciliación, los salarios bajos, el acoso laboral y el acceso a medios letales (medicación, pesticidas o armas), aunque también figuran la pérdida del empleo o el desempleo de larga duración. “Si se consiguen lugares de trabajo saludables y seguros se crean empleados sanos y productivos”.