Cuando a un desempleado que está cobrando el paro u otra prestación por desempleo le surge una oportunidad laboral, suele pararse a pensar qué hacer. La opción más interesante, a priori, sería aceptar la oferta, pero si ¿y si ese nuevo empleo termina en despido? ¿Y si se le termina el contrato sin renovación? ¿O si no pasa el periodo de prueba? En los tres casos, el trabajador podría verse obligado a volver al paro, pero ya sin derecho a ninguna prestación, por lo que el paso adelante podría no compensarle, sobre todo si el subsidio que recibe es más o menos elevado.

Esa "tentación" de permanecer fuera del mercado laboral es la que busca combatir el Gobierno con la inminente reforma de los subsidios por desempleo. La semana pasada, la vicepresidenta y ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, aseguró durante la toma de posesión de su cargo que una de sus primeras medidas esta legislatura será esta, la reforma de la prestación asistencial por desempleo. Y este lunes, el secretario de Estado de Economía, Gonzalo García Andrés, ha insistido en un desayuno informativo en que las prestaciones por desempleo se modificarán con la intención de dirigir al trabajador a su reincorporación al mercado de trabajo.

Por el momento, lo que está claro es que el Ejecutivo prometió a Bruselas una reforma que debía haber aprobado en 2022, y que por tanto va con un año de retraso. La promesa incluía cambios de calado en las prestaciones asistenciales por desempleo, es decir, aquellas que van dirigidas a los trabajadores que han agotado su prestación contributiva -el paro- pero aún así continúan en desempleo, así como las personas que tienen más de seis y menos de doce meses cotizados -lo que no les permite acceder a una prestación por desempleo al uso-.

"La finalidad que persigue la medida es (i) ampliar la protección por desempleo, mejorando la cobertura al ampliar la duración de los subsidios y eliminar lagunas de desprotección de los programas actuales; (ii) simplificar el funcionamiento del sistema, reduciendo el número de figuras para dar más claridad, seguridad jurídica y facilitar la gestión; (iii) vincular esta protección con el compromiso de seguimiento y realización de un Itinerario Personalizado de Empleo; (iv) permitir que esta prestación sirva de transición hacia la protección social, cuando la persona beneficiaria no se reincorpore al mercado laboral y se encuentre en situación de vulnerabilidad", reza el Ministerio de Trabajo en el Plan de Recuperación, el que detalla a Bruselas las reformas prometidas a cambio de recibir fondos Next Generation.

Esta última parte, la que incide en que la nueva prestación llevará aparejado un mayor seguimiento por parte de los servicios públicos de empleo, es la que más dudas genera, puesto que la reforma no lleva aparejada financiación alguna a cargo de los fondos europeos. Eso limita, al mismo tiempo, posibles mejoras en las políticas activas de empleo como podrían ser más orientadores laborales o reforzar el compromiso del parado con la búsqueda de empleo.

Actualmente existen varios subsidios de este tipo. Uno de ellos es la renta activa de inserción (RAI) y el subsidio extraordinario por desempleo (SED). Ambos formarían a pasar parte de una nueva prestación, que sería complementaria a la prestación contributiva y que en parte también dependería de cotizaciones previas, según aparece recogido en el componente 23 del Plan de Recuperación (reforma número 10). La cuantía aparece en el mismo documento fijada como el 80% del IPREM, lo que en la actualidad equivale a unos 480 euros.

El objetivo de la reforma es cambiar el sistema de subsidios para orientarlos más al empleo. No variarían los derechos ni las cantidades, pero se valora la posibilidad de que la subvención sea más alta al principio para después descender, como sucede en otros países europeos y como recomienda la OCDE en su último informe. Si los cambios tienen éxito, el Gobierno podría incluso ahorrar en prestaciones por desempleo, además de mejorar las cifras de empleo y aumentar la recaudación fiscal.

Cabe recordar que se entiende que parte de las personas que reciben estos subsidios, considerablemente pequeños, solo sobreviven gracias a la economía sumergida, con lo que este sería otro efecto colateral. Por otro lado, la reforma podría contemplar la posibilidad de que el subsidio sea compatible con un empleo, dependiendo de los ingresos percibidos.

Prioridades diferentes

Todavía es pronto para saber cómo se negociará la reforma y qué medidas incluirá, pero durante los últimos días desde el Ministerio de Trabajo y de Economía la han enfocado de maneras muy diferentes. La vicepresidenta habló de "mejorar el subsidio": "Eliminamos los recortes del PP en la prestación pública contributiva de desempleo y ahora es el momento de avanzar en el nivel asistencial. Lo vamos a hacer. Vamos a empezar protegiendo a quienes más lo necesitan", afirmó al tomar posesión de su cartera.

Sin embargo, el secretario de Estado de Economía, al hablar del mismo tema, se ha centrado en la salida de los miembros del colectivo hacia el empleo: "Es fundamental que [la reforma de los subsidios por desempleo] se centre en potenciar el acuerdo de actividad que todos los desempleados hacen con los servicios públicos de empleo para que el apoyo que hace la Administración para formarlos darles un itinerario personalizado y para facilitar su inserción en el mercado de trabajo, que tenga reciprocidad en la búsqueda activa de trabajo y en la aceptación de las ofertas adecuadas de trabajo", afirmó.

Hay que orientar todo el sistema de subsidios de desempleo hacia la reincorporación al mercado de trabajo"

gonzalo garcía andrés

Para él, se trata de la "pieza que falta" para avanzar hacia el pleno empleo. "La reforma de las políticas pasivas es fundamental", añadió, insistiendo en la necesidad de "orientar todo el sistema de subsidios de desempleo hacia la reincorporación de trabajador al mercado de trabajo". Por otro lado, ha ligado la escasez de determinados perfiles que están experimentando algunos sectores con la reforma, porque de manera que "permita reactivar en el mercado de trabajo a todas las personas que están recibiendo un subsidio". "Que todas estas personas aprovechen las oportunidades que ahora tenemos".

Cómo se desarrollará finalmente la reforma es algo que solo se conocerá cuando se convoque la mesa de negociación, algo de lo que los sindicatos no tienen noticias. Antes de la disolución de las Cortes por la convocatoria electoral, las partes se reunieron para abordar esta reforma, apuntan desde Comisiones Obreras, pero tras la formación del nuevo Gobierno no han vuelto ser llamados a la mesa. Lo que sí auguran es que seguramente la negociación tendrá sus complicaciones, por lo que ven difícil que la reforma salga adelante en solo semanas con un acuerdo, como vaticinaba ayer el secretario de Estado de Economía.