La política monetaria más restrictiva busca devolver la inflación al objetivo del 2%, en la Eurozona. Para conseguirlo, el Banco Central Europeo sube el precio del dinero, pero lo tiene que hacer de tal manera que no frene, de manera brusca, la economía de ningún país. El BCE puso en marcha su maquinaria en julio de 2022 para poder devolver la inflación a ese objetivo. El organismo europeo subió con fuerza los tipos de interés, lo hizo en 10 ocasiones en 15 meses y ahora ha encadenado cinco reuniones sin tocarlos. Y es que hay consecuencias que le están empezando a preocupar. 

Más allá de posibles recesiones en la economía de la Eurozona o en alguno de los países, el BCE también se fija en la economía micro, es decir, en la que afecta directamente a los hogares. Las subidas de tipos ha hecho que hasta el 30% de los hogares de los países que conforman la Eurozona prevén que se retrasarán en los pagos de su hipoteca, según el informe del BCE ‘¿Cómo de grande es la carga de la vivienda en los hogares?’. Este porcentaje supone casi el doble que en el trimestre anterior. 

En el primer trimestre de 2024, la proporción de hogares que esperaban retrasarse en los pagos de servicios públicos (electricidad, gas, agua…) o alquiler aumentó a más del 20%, frente a aproximadamente el 15% en 2023. El BCE explica que más hogares, y en particular los de bajos ingresos, han indicado en los últimos meses que esperan retrasarse en los pagos de su alquiler o hipoteca y/o de sus servicios públicos. “Dados los efectos presentes y futuros tanto del aumento de los tipos de interés como de la pérdida de poder adquisitivo debido a la inflación, la capacidad de los hogares para cubrir los costes relacionados con la vivienda y los pagos de las hipotecas es motivo de preocupación, especialmente para los hogares de bajos ingresos”, . 

En los últimos años, entre el 5% y el 10% de los hogares de bajos ingresos han declarado que se han retrasado en el pago del alquiler o de una hipoteca y/o de los servicios públicos en los últimos tres meses. Este porcentaje se ha mantenido relativamente estable en el tiempo, aunque disminuyó ligeramente en el primer trimestre de 2024. Por el contrario, el indicador prospectivo de riesgo de morosidad, medido como la proporción de hogares que esperan realizar un pago moroso en los próximos tres meses, ha aumentado sustancialmente entre los hogares de bajos ingresos. 

En el informe del BCE también se explica cómo los costes relacionados con la vivienda han subido durante estos casi dos años de política monetaria más restrictiva. Según los datos del organismo, en enero de 2024, los hogares pagaban una media de 765 euros al mes en costes totales relacionados con la vivienda, incluidos los servicios públicos, el mantenimiento de la vivienda y los costes de alquiler o hipoteca. Esto supone un aumento acumulado de más del 10% desde el comienzo del ciclo de subidas de tipos en julio de 2022, frente al aumento acumulado en el Índice Armonizado de Precios al Consumidor (IPCA) del 5,5%.

Tal y como señalan, los ratios de costes de la vivienda están correlacionados positivamente con la frecuencia de los pagos atrasados. De hecho, la correlación más fuerte se da en los hogares con hipotecas y en los inquilinos, aunque subraya que la relación difiere sustancialmente entre países, al igual que la frecuencia de los pagos atrasados para hogares de diferentes tipos de propiedad.

Los inquilinos, es decir, aquellos ciudadanos que viven de alquiler tienen más riesgo a retrasarse en los pagos a medida que aumentan los costes de la vivienda, tal y como apuntan en el informe. De hecho, desde el BCE advierten de la necesidad de vigilar "cualquier cambio en los indicadores, dadas las consecuencias importantes que podrían registrarse tanto para el comportamiento de consumo como para el endeudamiento de los hogares.

Los costes de la vivienda representan alrededor del 20% del ingreso disponible para los propietarios sin hipoteca, el 40% para los inquilinos y el 35% para los deudores hipotecarios. Sin embargo, esto difiere entre los grupos de ingresos, ya que la relación del coste de la vivienda ha aumentado ligeramente para el 20% de los hogares con mayores ingresos entre los hogares hipotecarios y arrendatarios, pero se mantiene bastante estable para el 50% de los ingresos más bajos.

Esta diferencia refleja, por un lado, el hecho de que los hogares de mayores ingresos tienen más probabilidades de contratar hipotecas y, en general, lo hacen por importes mayores, mientras que, por otro lado, ha habido un mayor crecimiento de los ingresos de los hogares de menores ingresos, posiblemente atribuible en parte a las recientes medidas específicas de apoyo a los ingresos implementadas por los gobiernos de la zona euro, explica el estudio.