El año 2026 se presenta como un momento importante para el trabajador autónomo y las pequeñas empresas. Las modificaciones planteadas se refieren a la cotización, las obligaciones digitales y la tributación cotidiana. Son muchos los cambios que apuntan a un mayor control y mayor adaptación tecnológica. En este sentido, es conveniente conocer qué normas pueden afectar directamente a la gestión y al bolsillo de los profesionales.

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Cuota de autónomos en 2026

El sistema que ajusta las cotizaciones en función de los ingresos reales, seguirá siendo el hilo conductor del modelo para el año 2026. La propuesta se mantiene sin cambios en las cuotas de los tramos más bajos, para el resto, se les aplica subidas moderadas, donde los incrementos que se producen se sitúan entre el 1% y el 2,5%, lo que implica un efecto en términos de incremento mensual muy limitado. Este tratamiento se intenta compensar entre la sostenibilidad del propio sistema y la capacidad económica de cada profesional.

Incertidumbre hasta el acuerdo definitivo

A pesar de que la intención oficial es la de hacer los ajustes pertinentes, el calendario para la aprobación sigue abierto. La situación, al no estar cerrada, acaba llevando a que muchas personas permanezcan en una posición de incertidumbre, a la espera de poder realizar su planificación financiera, dado que, hasta que no se tengan disponibles las tablas finales, la recomendación es revisar las previsiones y mantener un margen en la tesorería para compensar posibles cambios.

Obligaciones para autónomos y pymes

El registro digital de horas se convierte en un recurso de carácter obligatorio de cara a conseguir el control del tiempo de trabajo. En este 2026 su uso se amplía, pasando a ser obligatorios los sistemas de acceso. Para los autónomos que poseen empleados, esta nueva norma les supone centralizar la información. La correcta implantación del registro horario digital minimiza la posibilidad de sanciones, además de proporcionar una visión más clara de la organización del día a día.

Verifactu y facturación electrónica

La facturación electrónica tendrá un nuevo ajuste con Verifactu. No entrará en vigor al comienzo de 2026. como estaba previsto en un primer momento, pero sí va marcando una nueva realidad hacia sistemas más transparentes. Se espera que sea obligatorio a partir del verano o en 2027, por lo lo que se aconseja preparar el software e ir haciendo la transición. La digitalización de la facturación ya no será opcional y se integrará en el trabajo habitual de la empresa.

Fiscalidad, ayudas y cambios económicos

El entorno económico introduce ajustes que inciden a través del trabajo en la actividad. El Mecanismo de la Equidad Intergeneracional (MEI) de las pensiones interfiere en las cotizaciones, mientras que el incremento del SMI lleva a un aumento de los costes laborales. Todo ello obliga a realizar un nuevo cálculo de los precios y márgenes para mantener la viabilidad del negocio.

Bizum, ayudas y cuota cero

La utilización de Bizum para las actividades profesionales queda bajo un mayor control fiscal, con la exigencia de mantener separadas las cuentas personales y profesionales, ya que a través de Bizum se refuerza el control de ingresos y el cruce de datos, y por lo tanto, una correcta gestión se hace más necesario. A su vez, conviven ayudas en digitalización, de inicio de actividad, o la cuota cero en algunas comunidades autónomas, enfocadas a facilitar el emprendimiento y a ayudar a los primeros meses de actividad.

Revisar la selección de opciones y cumplir con los requerimientos permite aprovechar las consideraciones de las deducciones fiscales de forma tranquila y sosegada de cara al futuro. Una planificación tributaria prudente y la colaboración de las herramientas digitales, incitan a cumplir plazos, evitar errores y mantener la relación con la administración de forma fluida a lo largo del ejercicio. Este hecho incida en la necesidad de contar con información actualizada y proceder a la toma de decisiones rápidas, en una normativa cada vez más exigente y de control.

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