El viernes 13 de marzo, un día antes de que España quedara confinada tras la declaración del estado de alarma, dos locales muy distintos echaban el cierre en Málaga. Familias, parejas y amigos estuvieron separados durante más de dos meses, esperando poder volver a darse ese abrazo que tanto habían echado de menos. Las terrazas fueron su primer punto de encuentro y los hosteleros, testigos privilegiados, los mismos que, tras pasar lo más duro de la crisis sanitaria, comienzan a ver el final y estaban deseando reabrir.

En la malagueña playa de El Dedo se oyen, además de las olas, un listado de platos típicos de la zona, como el pescaíto frito y los inigualables espetos. Una de esas voces es la del gerente de El Tintero, Eduardo de la Torre, quien lleva más de 50 años en el mundo de la hostelería. El chiringuito, que abrió en 1960, cerró sin saber cuándo volverían a levantar la persiana, una situación que Eduardo no recuerda haber vivido nunca: “En 2008 hubo una situación muy dura, pero esto… puff”. Ahora, la ilusión se ha llevado por delante las dudas de hace unas semanas y su voz ha vuelto a la playa.

Unos kilómetros más allá de la ciudad andaluza, en el barrio universitario Teatinos, Rafael Sánchez y su hermano apostaron hace tres años por un concepto gastronómico nunca visto antes en la zona. Boca Llena es un restaurante moderno, conocido por la calidad de su cocina y servicio. Al igual que Eduardo, Rafael clausuró su negocio el 13 de marzo y por fin ha vuelto a retomar la actividad.

 “Ha sido una situación muy drástica”, comparte el dueño de Boca Llena mientras recuerda que “había mucha incertidumbre del cuándo y el cómo se iba a retomar la normalidad”. Para los hosteleros, la pandemia de la COVID-19 ha supuesto un duro palo, obligándoles al cierre total y privándoles de ingresos. Eduardo, cuyo cierre de El Tintero le pilló “el viernes con la compra del pescado fresco hecha”, cree que “el miedo fue lo que rompió todo”.

Apoyo incondicional

Pero la incertidumbre ya ha quedado atrás y ambos coinciden en una cosa: hay que volver con más ganas que nunca y todos juntos como una gran familia. Así nació la iniciativa #SomosFamilia, un proyecto que surge de la unión de las cuatro marcas icónicas de Mahou San Miguel (Cervezas Alhambra, San Miguel, Mahou y Agua Solán de Cabras) y cuyo objetivo es ayudar a la hostelería en un momento complicado, dejando atrás el 80% de sus planes previstos para el 2020.

La aportación de cerveza y agua mineral natural de la iniciativa #SomosFamilia supondrá para los hosteleros una facturación estimada de más de 75 millones de euros”

Desde el inicio de la desescalada, las firmas han realizado una aportación de cerveza y agua mineral natural, que supondrá para los hosteleros una facturación estimada de más de 75 millones de euros, a través de 3000 vehículos encargados de distribuirlas por toda la geografía española, incluyendo a los negocios de Eduardo y Rafael.

“No era un momento de marcas, sino de unirnos todas como la familia que somos y a la que sumamos a los distribuidores y los hosteleros”, explica Rebeca Cuevas, Jefa de ventas de Málaga. La aportación de #SomosFamilia ha sido la mayor contribución del sector a la hostelería y un extra de tranquilidad para el mismo, al fin y al cabo, tras la marca está el trabajo de muchas personas que quieren ayudar a otras a salir adelante.

Eduardo, que lleva trabajando con esa gran familia 40 años, agradece la iniciativa con sinceridad: “A la hora de la verdad nos han respondido y hemos aguantado juntos porque lo que sirve es la amistad, el compromiso. Ahora es cuando tenemos que unirnos todos”. Rafael, por su parte, tiene claro que “sin ellos sería imposible”.

El regreso más esperado

“Si algo hemos podido sacar en claro es que la hostelería es muy importante dentro de la sociedad, una sociedad sin bares no se concibe”. Tras más de dos meses de confinamiento, el dueño de Boca Llena tiene claro que su sector es fundamental para la población española, una visión que comparte Rebeca: “Está en nuestro ADN encontrarnos en los bares. Teníamos muchas ganas todos de volver a las terrazas. En este país todo se ejecuta, elabora y cierra en una mesa”.

Está en nuestro ADN encontrarnos en los bares. Teníamos muchas ganas todos de volver a las terrazas. En este país todo se ejecuta, elabora y cierra en una mesa”

Quizás por eso, Eduardo confiesa que cuando llegó el momento de levantar la persiana de El Tintero “estaba más nervioso que como si fuéramos a abrir un local nuevo”. Casi sin creérselo, había llegado el momento de reencontrarse con los clientes a quienes conoce desde hace 40 años. Una ilusión similar a la Noche de Reyes, como confiesa Rafael: “Estaba como un niño chico antes de abrir, era como una reapertura nueva”.

Ninguno ha abierto un local por primera vez, pero sí que han levantado la persiana para presentar un espacio con algunos cambios. Más medidas de higiene, desinfección y los nuevos compañeros de viaje indispensables, mascarillas y gel hidroalcohólico. Eduardo ha estado limpiando su chiringuito a fondo durante una semana para que “el cliente vea que hay por lo menos limpieza y se sienta seguro”, subraya. Medidas similares a las que ha tomado Rafael, a quien no le convence mucho esta nueva normalidad: “No estamos preparados para vivir sin un abrazo y detrás de una mascarilla, eso es fundamental para existir”.

A pesar de todo, la hostelería ya está de vuelta en nuestro país para llenar las calles de alegría y ser el mejor punto de encuentro para sus clientes, otro miembro más de esta gran familia. Un espíritu que ha plasmado la iniciativa #SomosFamilia desde el primer momento, demostrando “que todos somos uno y estamos juntos”, como resume Rebeca.

Mientras, Eduardo, desde su chiringuito, lanza el mejor mensaje para continuar: “Esto hay que olvidarlo rápido para que todos podamos volver a ser como éramos, en positivo, no en negativo. Hay que tirar para adelante, no hay que mirar para atrás”.

Con la colaboración de
Grupo Mahou