La oficina de Twitter en Bruselas, clave para la adopción de los cambios regulatorios de la Unión Europea en lo concerniente al discurso del odio y la desinformación, se ha quedado sin trabajadores después de que los dos últimos empleados decidieran marcharse.
El cierre de la oficina de Bruselas sigue a los despidos realizados en las últimas semanas por el actual dueño y director ejecutivo de la plataforma, el magnate Elon Musk, que la dejó con solo dos empleados.
Estos dos últimos empleados se marcharon la semana pasada, en medio de la gran dimisión que siguió al ultimátum de Musk para que se adhirieran a la nueva política, que exigía el compromiso de trabajar más duro por la empresa, como han contado cinco personas conocedoras de estas marcha a Financial Times.
Aunque no está claro si se han ido de forma voluntaria, su marcha ha supuesto el cierre de una oficina que se entiende como vital para la adaptación de la plataforma a las normativas de la Unión Europea en materia de desinformación y el tratamiento del discurso del odio.
Una de esas normativas la Ley de Servicios Digitales, entró en vigor la semana pasada. De obligado cumplimiento para todas las plataformas en línea, y busca "limitar la difusión de contenidos y productos ilícitos en línea, aumentar la protección de los menores y ofrecer a los usuarios más posibilidades de elección y mejor información",como explica la Comión Europea.
Te puede interesar
Lo más visto
- 1 El Independiente | El diario digital global en español
- 2 El Tribunal de Justicia de la UE confirma que los acuerdos comerciales con Marruecos en el Sáhara Occidental son ilegales
- 3 Israel y Ucrania, causa común contra Rusia
- 4 Así están las encuestas en EEUU a un mes de las elecciones
- 5 Huelga del transporte por carretera por la jubilación de conductores
- 6 'Clothoff': la app que desnuda a las mujeres con Inteligencia Artificial
- 7 El nudo gordiano de la política iraní
- 8 ¿A alguien le sorprende la corrupción sindical en RTVE?
- 9 La colaboración de Portugal será clave para la causa contra el MIC