La Coordinadora de Agricultores y Ganaderos (COAG) acaba de publicar un informe, titulado “La uberización del campo español”. En este documento han analizado la actual situación del sector, en la que los oligopolios empresariales están acaparando una gran parte, frente al anterior modelo social y familiar.

Este es un tema que preocupa a los agricultores, llegando a afirmar Miguel Blanco (secretario general de COAG) que “España camina hacia una agricultura sin agricultores” o que esta situación “amenza con convertir a los profesionales autónomos e independientes en 'asalariados' de las grandes corporaciones agroalimentarias”.

Por estos motivos, en el informe destacan nueve importantes conclusiones. La primera de estas es la “paradoja agro”. A pesar de que en 2018 la renta agraría obtuvo una cifra récord (30.217 millones de euros) y que en la última década el aumento de exportaciones agroalimentarias ha aumentado un 97,5%, lo cierto es que cada vez existen más empresas y explotaciones que deben cerrar debido a la falta de rentabilidad y la ausencia de relevo generacional.

Esta falta de relevo está ligada también a otro de los grandes problemas: el ocaso de la explotación familiar tradicional. Así lo afirma la Encuesta de Población Activa de 2017, con 306.000 autónomos en el sector, 20.000 que son ayudas familiares y 513.000 asalariados ocupados.

La presión que sufren los agricultores entre costes y precios (denominado en el informe como “sándwich de agricultor”) es otra de las conclusiones del informe. Dada la situación actual, muchos de estos profesional se ven obligados a vender su mercancía a cualquier precio con tal de venderla, lo que supone unos precios muy bajos.

En parte esto está relacionado con otro de los problemas, como es la concentración de la producción y la riqueza en menos manos. Tan sólo el 6,6% de explotaciones del sector son personas jurídicas pero alcanzan el 42% del valor total de la producción.

La COAG también señala en su informe a la llegada de los fondos de inversión a la agricultura y ganadería, que fomenta la especulación y la deslocalización. Estos se marcan un plazo para obtener el rendimiento económico que desean y “no tienen problemas en abandonar las empresas una vez obtenido”; algo que influye en toda la estructura económica.

Otra conclusión del estado actual del sector se debe a la conformación de oligopolios, así como a las cadenas de valor integradas. Según señalan, esto convierte a los agricultores y ganaderos “en meros obreros y maquileros”.

También la llegada de la digitalización a la agricultura aparece en este documento. Desde la Coordinadora proponen, para aprovechar este avance, “situar al agricultor en el centro del proceso y convertirlo en protagonista del mismo”. De este modo los riesgos serán menores para el modelo de agricultura que quieren impulsar.

Además, en el informe se dedica un capítulo a cuatro subsectores a los que ha influido enormemente el nuevo modelo económico de los oligopolios empresariales como son el de uva de mesa, frutas y hortalizas, vacuno de leche y porcino.