Caso notable, tan notable como penoso, el del teniente fiscal Luis Navajas, que está dando al final de su vida profesional un espectáculo terrible que está dañando muy seriamente el prestigio y la credibilidad de la Fiscalía General del Estado y, en la misma medida, su propio prestigio pero éste en términos absolutos.

Contenido Exclusivo para suscriptores

Para poder acceder a este y otros contenidos debes de ser suscriptor.

¿Ya estás suscrito? Identifícate aquí