De Eduardo Rubiño (Madrid, 1991) llama la atención, por su juventud, su claridad de ideas y una visión práctica y estratégica de la política que sorprende en una persona de su edad y su experiencia. Graduado en Filosofía por la Universidad Complutense, este diputado en la Asamblea de Madrid y vicepresidente de la Comisión de Educación y Portavoz de Políticas Universitarias de su grupo tiene asumido que su único objetivo como responsable político, al menos el más importante, es el de la defensa de los derechos de las personas LGTBi, sea cual sea el ámbito en el que desarrolle su vocación pública.

Fue miembro destacado de Podemos y se reconoce ‘hijo del 15-M’ aunque no le duelen prendas a la hora de ensalzar a la conservadora excanciller alemana Angela Merkel por su oposición frontal a la ultraderecha en aquel país. En la actualidad, Rubiño ha encontrado su lugar en el proyecto que en Madrid encabeza Mónica García, Más Madrid, habiendo coadyuvado a convertirlo en una alternativa real de progreso que ha superado incluso al PSOE como primera fuerza de la oposición de izquierdas al proyecto de Díaz Ayuso, que califica abiertamente como regresivo de derechos y libertades que considera irrenunciables y a los que, enfatiza, no podemos ni debemos renunciar.

Pregunta.- Antes de ponernos en la tesitura de hablar de lo que todos los madrileños y españoles nos jugamos el próximo día 16 en la Asamblea de Madrid, en la que se debatirá la petición de Vox de derogar la ley 2/2016 y la 3/2016, es decir, la Ley Trans y la Ley LGTBi, me gustaría comentar algo sobre la posición más reciente de la presidenta, Isabel Díaz Ayuso, que después de su intervención del jueves ha subido en su cuenta de Twitter el siguiente mensaje: ‘Homosexuales y transexuales no son extraños ni diferentes. Sus derechos son los de todos. Me niego a colectivizarlos o con mentiras, llevarlos a la pancarta. Me gustaría un comentario sobre este tuit y sobre lo que lleva diciendo en los últimos días.

Respuesta.- Es un discurso que se parece mucho al de Vox. Es un discurso que busca desestructurar la auto organización que, históricamente, ha perseguido conseguir derechos en este país para colectivos que históricamente han estado discriminados, como el LGTB. 

Quien se opone a la colectivización se opone a que la gente se organice para defender sus derechos frente a quienes les apartan, les discriminan o les niegan cuestiones básicas y les quieren convertir en ciudadanos de segunda. Es un discurso peligrosísimo y que muestra una vez más que el PP de Ayuso se parece al PP más radical, al PP que casi compite por ser el mejor candidato en la CAM de VOX en lugar del PP.

P.- Conozco muchas personas, dentro del colectivo LGTBi, que votan al PP o incluso a Vox. ¿No es un problema que muchos ciudadanos, integrados en este colectivo, lo hagan porque se sientan discriminados por las reivindicaciones que en muchos casos ha hecho la izquierda? Desde mi punto de vista no podemos permitirlo, porque al final yo entiendo que la opción política que se vota puede ser incomprensible para muchos, pero está ahí. Para muchos puede parecer absurdo que haya personas de este colectivo que sean de derechas, pero están ahí y merecen un respecto. Uno puede ser gay y a la vez conservador y/o liberal.

R.- Es importantísimo partir de la base de que, cuando hablamos de colectivo LGTBi, no hablamos de una cosa uniforme ni homogénea sino plural, donde conviven personas que tienen ideas de todo tipo y no cabe uniformizarlo ni apropiarse del conjunto. Esto ocurre con todo: es como cuando hablamos de los españoles, o de los madrileños. Sí es muy importante que señalemos que las personas LGTBi tenemos que defender nuestros derechos y que eso es lo que nos puede unir a todos, independientemente de la ideología que tengamos respecto a otros asuntos. Estoy convencido de que hay muchas personas de derechas, del PP, que no están de acuerdo con que se deroguen esas leyes, ni con que se den pasos atrás. Hay que pedirles que sean valientes, que alcen la voz por encima de las ideologías, porque es una postura de coherencia en relación con los derechos de los que también ellos disfrutan. Ahí nos podemos encontrar personas que, a lo mejor, tenemos diferentes visiones sobre política fiscal pero que compartimos la misma con respecto a los derechos que ahora disfrutamos.

P.- ¿Qué nos jugamos el próximo día 16? ¿Qué derechos están en juego? 

R.- El texto de Vox, que ya veremos lo que ocurre con él, lo que se incluye es una derogación total de estas leyes. Esto es algo que, esperemos, vamos a parar, y que no vaya a suceder. El gobierno de Isabel Díaz Ayuso sí que ha abierto la puerta a una derogación parcial de la ley, a tocar determinados artículos. 

P.- ¿Qué artículos están en juego?

R.- ¿Qué contiene la ley? En 2016, con el consenso de todos los partidos que en aquel momento tenían representación parlamentaria, incluyendo a Ciudadanos y al PP, los textos legales incluían medidas de prevención para luchar, por ejemplo, contra la ‘LGTBifobia’, algo de lo que por cierto estamos viendo un repunte en las calles, en Madrid y en toda España. Se incluía también el reconocimiento de derechos básicos para personas trans en cuanto al tratamiento de la documentación en cosas tan básicas como el tratamiento de la documentación en cosas tan básicas como ir al médico, o cuando usas el carnet de una biblioteca… se incluía un régimen sancionador que prohíbe determinadas actitudes homófobas que no son sancionables por la vía penal pero sí por la administración dentro de esta normativa LGTBi, como el hecho de que te llamen ‘maricón’ cuando vas en el metro y no lo denuncias ante la policía pero sí puede ser sancionable por la Comunidad de Madrid. Incluye también cosas tan importantes como la prohibición de las terapias de curación de la homosexualidad, que a nivel estatal aún no están prohibidas y que sin embargo en la CAM sí que lo están gracias a estas leyes. Incluye medidas además en el ámbito educativo, para luchar contra el acoso escolar, para plantear que hace falta que en las escuelas haya determinados contenidos que muestren la realidad en las aulas, que no es llevar una realidad que está fuera de los colegios porque en las aulas hay niños LGTBi que tienen el derecho a sentirse reconocidos e integrados y a sentir que la escuela también refleja sus posibles vidas para garantizar lo que dice la Constitución: que la educación debe tener por objeto el libre desarrollo de la personalidad de los niños y de las niñas y que para ello son muy importantes esos mecanismos de educación afectivo sexual. 

Podríamos hablar de medidas en el ámbito familiar, de apoyo a los jóvenes LGTBi excluidos. Podríamos ir desgranando artículo por artículo porque son muchas pequeñas cosas pero que todas juntas forman una comunidad en la que estamos mejor protegidos y reconocidos y en la que, básicamente, se combate una discriminación histórica que no debería suceder.

P.- ¿Qué esperan de la manifestación del día 15? ¿Tienen ya idea del éxito que puede alcanzar?

R.- Hay un ambiente electrizado y una gran expectación. Lo que espero, sobre todo, es que no vayamos solo personas LGTBi. Espero que esta sea una manifestación de toda la ciudadanía. Hay que llamar a cualquiera, independientemente de su condición sexual o de su identidad de género a manifestarse ese día porque los derechos LGTBi no son los derechos de una parte de la población, sino que son los derechos de todos y de todas y representan cuál es la esencia de la libertad de un pueblo. Esto es transversal a toda la ciudadanía independientemente de la condición de cada uno. 

P.- ¿Qué opina con respecto al olvido del SIDA? Hemos tenido el ‘milagro’ de una vacuna contra el Covid-19 encontrada en nueve meses, pero llevamos cuarenta años de SIDA y todavía no hay una vacuna. Se ha convertido en una enfermedad crónica, que ya no es una enfermedad mortal para los que se pueden permitir pagar unos medicamentos que son carísimos, aunque lo siga siendo en muchos países en los que no hay una eficaz sanidad pública ni dinero para comprar esas medicinas. ¿Cómo está la comunidad de Madrid en relación con este asunto?

R.- El pasado 1 de diciembre fue el Día Mundial de lucha contra el SIDA. Se trata de una fecha muy importante porque se conmemoraban los 40 años en España del diagnóstico del primer caso de VIH, y como bien has dicho, con el Covid hemos demostrado que cuando queremos poner a funcionar todas las energías de la sociedad para parar una pandemia se puede. 40 años después, con el VIH que también es una pandemia que sigue conviviendo entre nosotros y que ha sido sistemáticamente olvidada, no ocurre lo mismo. Gracias a la lucha de muchos activistas hemos conseguido que mejoren mucho las cosas, pero por supuesto que nos queda un largo camino. En Madrid tenemos dos tareas fundamentales: la primera, que la dispensación de la profilaxis preexposición no sea una quimera. Ahora mismo tenemos un solo centro de dispensación frente a los 25 de la Comunidad Valenciana o a los dieciséis de Andalucía. En Madrid solo tenemos el Centro Sandoval, que está totalmente saturado.

P.- ¿Por qué ocurre esto en Madrid frente a otras comunidades en las que, por cierto, también gobierna el PP y en las que sí hay una generalización de este medicamento? ¿Quién está poniendo trabas?

R.- Esto es lo que le hemos preguntado al consejero en los últimos días, pero no nos ha respondido. En mi opinión se trata de una cuestión ideológica, que es el ‘modus operandi’ del PP sistemáticamente: hacer dejaciones en lo público para dejar el terreno abonado para que, la gente que se lo pueda permitir vaya al sector privado. 

P.- ¿No es exagerado hablar del PP en sentido amplio? Se lo digo porque Juanma Moreno en Andalucía no actúa así. 

R.- El problema es que en Madrid tenemos la versión más radical y fanática del PP. Evidentemente hay otras comunidades autónomas en las que el PP tiene otras caras. Desgraciadamente, lo que se ve en Madrid, es una carrera descarada por situarse como la gran alternativa a Pedro Sánchez, por situarse (Ayuso) como la jefa de la oposición a Pedro Sánchez y eso pasa por ocupar un espacio que tiene que ver con el electorado más ultra de Vox. Esa agenda, que es muy peligrosa, creo que se parece poco a otros partidos populares y afecta a este tipo de políticas. Esto se podría hacer ya. La dispensación podría llegar a todos los hospitales de la CAM mañana mismo. Se podría además acabar con otra cosa escandalosa que es la expulsión de personas inmigrantes en situación irregular que estaban siguiendo un tratamiento y a las que de repente se lo retiras, colocándoles en una gravísima situación de riesgo para su vida, y lo que es peor, o igual de grave, posibilitando el descontrol del virus. 

P.- ¿Qué opinas de la Ley Zerolo que está también ahora mismo en proceso?

R.- Creo que es una ley importante. Nosotros hemos apoyado la admisión a trámite de esa ley. No tiene sentido que se siga dilatando. Todos los avances legislativos que podamos lograr, aprovechando esta legislatura, son fundamentales. En mi opinión, la prioridad es la Ley LGTBi y Trans, que no es la ley Zerolo sino la otra ley que estuvieron reclamando los colectivos durante muchísimos meses y que fue un compromiso del Pacto de Investidura, que las fuerzas que apoyamos la formación del gobierno de coalición les exigimos que fuera uno de los puntos centrales y que, sobre todo, salda una deuda histórica para miles de personas trans que a día de hoy siguen teniendo que pasar por un proceso patologizante, por un proceso médico para ver reconocido algo tan sencillo como el cambio de nombre y de género en la casilla del DNI. Este es uno de los hitos de la legislatura y sería imperdonable que se quedara atascado en un cajón. Acabamos de exigir en los últimos días que se avance con esa tramitación porque también es una forma de impedir que haya retrocesos en la CAM. Si el gobierno estatal aprueba un marco legislativo que protege los derechos de las personas LGTBi será más complicado dar un solo paso marcha atrás en cualquier comunidad autónoma. 

P.- Hablemos del colectivo trans. Se ha progresado, qué duda cabe, pero deme su opinión acerca de su ‘foto’ actual. En mi opinión sigue la discriminación casi total, por ejemplo, laboral, respecto a estas personas.

R.- El campo laboral sigue siendo una fuente de discriminación muy importante. Hay muchas personas rechazadas solo por el hecho de ser trans, aunque también es cierto que no todas las personas trans están en paro. Hay que pensar que hemos evolucionado, pero vuelvo a lo de antes: que para un simple cambio en la documentación tengas que pasar por un examen médico, cuando para muchas personas precisamente ese cambio es el principio del proceso de transición, no es lo que haces cuando llevas ya en él varios años. Hay transiciones de todo tipo y cada cual es libre de pensar cómo hace esa transición, ese camino. Desgraciadamente, la Administración parece que todavía no ayuda. Tuvimos una ley en 2007 muy importante pero que actualmente está obsoleta y debe actualizarse. A partir de ahí podemos hablar de otros ámbitos como lo que tiene que ver con el laboral, con el educativo o con el acceso a servicios sanitarios, que las personas trans demandan y que siguen sin encontrarse en unas condiciones respetuosas y acordes con lo que sería una visión avanzada del género. En Barcelona hay unidades avanzadas en este sentido y especializadas en estas cuestiones, pero en Madrid seguimos contando con una unidad de identidad de género que tiene muchos déficits. 

P.- Salgamos al ámbito internacional. Esta semana ha abandonado la política Angela Merkel, y en su despedida, fue aplaudida largamente por todos salvo por la ultraderecha. Todos sabemos cómo ha gobernado, y cómo ha puesto una línea roja, un ‘cordón sanitario’ aunque a mí esta expresión no me gusta nada, a esta ultraderecha. ¿Qué opina de su figura, de su ejecutoria y de esas líneas rojas? ¿Deberíamos colocarlas también en España o en otros países en los que tampoco existen? 

R.- Yo vengo de una tradición política, la del 15-M, en las que fuimos muy críticos con las políticas de Merkel porque en aquel momento ella representaba las políticas de austeridad que estaban destruyendo a los países del sur y desmantelando el Estado del Bienestar. ¡Pero ha cambiado todo tanto! Hemos tenido un terremoto de extrema derecha en Europa tan importante que es imposible que no reconozcamos la valentía y la firmeza de Merkel para enfrentarse con ese fantasma de la extrema derecha en Europa. Ojalá contáramos en España con una derecha que tuviera claros los límites y lo peligroso que es ir de la mano con según qué monstruos políticos. Es una puerta que se abre, pero que después no se sabe cómo se cierra. Pactar con la extrema derecha es jugar con fuego y creo que en Alemania Angela Merkel ha dado ejemplo de que se puede jugar a otra cosa. 

P.- ¿Qué le dirías entonces a los que pueden criticar a los que gobiernan, entre comillas, con la extrema izquierda o con partidos políticos que no les gustan nada, como Bildu o los independentistas? Esto, como sabes, se utiliza siempre en forma de ‘y tú más’ a nivel ideológico. ¿Cómo se pueden compaginar políticas de izquierdas, de centro o de derechas con extremismos? Extremismos que, al final, gustan a algunos, pero a la mayoría no. Populismos de extrema derecha e izquierda que parecen estar a la base del enorme crispación política actual.

R.- Vox, que en este momento es la tercera fuerza política y amenaza derechos fundamentales no me parece equiparable a otras. 

P.- ¿Por qué? Explíqueme por qué no es equiparable la extrema derecha con lo que muchos consideran que representa la extrema izquierda. 

R.- Yo vengo de Podemos. En este momento estoy en otras posiciones y en un partido distinto y no comparto el rumbo que tomó Podemos en un momento determinado, pero creo que en Podemos no hay posiciones contrarias a los Derechos Humanos como sí hay en el caso de Vox. En el caso de Merkel, me gustaría destacar que fue la impulsora de la prohibición de las terapias de conversión de la sexualidad en Alemania, aunque ahora el gobierno recién formado con verdes, socialdemócratas y liberales, parece que está tomando el testigo para actualizar esa reforma. Frente a ese ejemplo, Vox, en España, defiende abiertamente que a las personas homosexuales hay que ‘curarlas’ o hay que abrir la puerta a esas terapias de conversión. Yo, como persona LGTBi, creo que hay una línea en la que se ven afectados derechos fundamentales. No digo que cada uno pueda establecer las líneas que considere en su política y saber cuáles son los pactos que quiera considerar, pero me parece que en el caso de Vox se está alimentando un fantasma que es peligroso…

P.- … que es el de los Derechos Humanos…

R.- Merkel decía que el odio es un veneno, y que no podemos permitir que se abra paso en la sociedad impunemente. Lo que está pasando con Vox es que, en muchas ocasiones, se están poniendo en la diana a determinados colectivos vulnerables desde las tribunas de los parlamentos y eso luego tiene efectos en las calles. Atacando a niños no acompañados, que están tutelados por la Administración y por lo tanto bajo nuestra protección, o señalando a las personas LGTBi, a los inmigrantes, o a quienes opinan diferente. 

P.- ¿Por qué entonces la izquierda, que en Madrid está en crisis, no triunfa electoralmente en esta comunidad? En la última convocatoria electoral, casi en lo que ha convertido en un plebiscito, hemos visto una victoria aplastante de Isabel Díaz Ayuso que, con sus 65 escaños, ha superado a las tres fuerzas progresistas en su conjunto. 

R.-  Qué duda cabe que tuvo un éxito muy importante y que fue eficaz un mensaje que, en el momento en el que estábamos, de hartazgo por las restricciones y la pandemia, de ansias por salir de una época muy dura y difícil, de muchos sacrificios, tocó una tecla muy importante que mucha gente reclamó en ese momento. El problema es que Ayuso fue profundamente irresponsable y que una cosa es que mucha gente anhelara esa salida y otra que en términos sanitarios fuera eso lo que había que hacer. Hubo mucha imprudencia por parte de Ayuso, pero eso entroncó con mucha gente que quería salir de las restricciones. En política hemos visto fenómenos subir mucho y luego bajar mucho. También Trump cosechó una fuerza enorme y ahora gobierna una alternativa en los Estados Unidos. En Madrid, Más Madrid demostró que era posible un mensaje que creciera, que llegara a mucha gente y que acaparara un mensaje más transversal situándonos como primera fuerza de oposición en la CAM por primera vez por delante del PSOE. Fue un hito y demostró que se está abriendo paso un nuevo proyecto en Madrid, más centrado en lo cotidiano, en las políticas verdes, en un Madrid que piense en el futuro y por ahí estamos dibujando una alternativa a las políticas del PP.

P.- ¿Qué ambiciones políticas tiene Eduardo? ¿Cómo ve su futuro? 

R.- La respuesta de manual es siempre: ‘Donde me vea el partido’. Tengo claro que quiero seguir contribuyendo a una cuestión que tiene que ver con mí identidad y con mí lugar en la política, que es la enorme responsabilidad de defender los derechos LGTBi esté en la Asamblea de Madrid o esté en otro lugar y espero seguir trabajando en los próximos años para poder levantar una alternativa a las políticas del PP que es en lo que estamos. Ahí quiero jugar un papel. 

P.- Hágame un llamamiento para que todo el mundo, LGTBi y no, acuda el día 15 de diciembre a manifestarse.

R.- Porque España ha sido reconocida en todo el mundo por haber sido vanguardia en los derechos LGTBi en las últimas décadas. Hemos sido un ejemplo, visto por muchos con envidia, y no podemos permitirnos la vergüenza como país de que se haga un mínimo retroceso porque sería el primero en la historia de la democracia en España.