Madrid en primera instancia. Si Madrid se recupera para el PSOE, casi todo lo demás habrá valido la pena. Por eso han prolongado la celebración de las primarias, porque hay unos cuantos candidatos “malgré eux” que aún tienen posibilidades de aceptar esa candidatura que les llenará de honores y de laureles si logran repetir la victoria de Manuela Carmena pero que se hundirán en el descrédito si fracasan. 

Naturalmente, los nominados se han resistido de momento, pero de todos los que suenan para competir por la alcaldía de la capital a mí el que me parece más válido o más útil para los intereses socialistas es el viudo de Almudena Grandes, que de gestión no sabe gran cosa porque es poeta pero que tiene una aceptable hoja de servicios en la dirección del Instituto Cervantes. Luis García Montero sería el equivalente, en intelectual, a Carmena en lo jurídico y es por eso que los demás nombres en el candelero: Pilar Llop, Reyes Maroto, Félix Bolaños y Fernando Grande-Marlaska, no le llegan ni a la altura de los zapatos.

Si conquistan Madrid conquistan mucho. Sería una manera de detener la marcha imparable que Isabel Díaz Ayuso está imprimiendo en la comunidad madrileña. Sería la piedra en el zapato de Núñez Feijóo y un contrincante muy duro de roer para José Luis Martínez-Almeida porque toda la izquierda, de todos los sectores y de todas las sensibilidades, sin faltar uno solo, votaría por él.

Tendría que batallar exhibiendo los logros obtenidos pero ya se sabe que el votante se inclina más por los logros que se supone que va a obtener y ahí se puede prometer la luna sin que eso comprometa más que a intentarlo.

Sería este un duelo apasionante porque a Martínez-Almeida le han intentado colgar sucesivos casos de corrupción institucional sin que haya salido ninguno adelante. Pero su impecable imagen original se ha ido ensuciando con esas acusaciones que le han debilitado ante la opinión pública de izquierdas, momento propicio para ponerle delante a una persona indiscutible.

Si conquistan Madrid conquistan mucho. Sería una manera de detener la marcha imparable que Isabel Díaz Ayuso está imprimiendo en la comunidad madrileña

De modo que mi apuesta por García Montero está más que clara. A no mucho tardar veremos en quién ha puesto los ojos Pedro Sánchez.

El salto que debería estar en condiciones de dar el susodicho o susodicha es monumental porque ahora mismo es la cuarta fuerza política del Ayuntamiento, con Más Madrid ahora dividida y con las fuerzas mermadas por esa razón, con el PP que se supone que va a absorber a todo o a la mayoría de Ciudadanos y con un partido como Vox que ahora mismo está viviendo sus horas más bajas con el episodio Olona, pero aún faltan ocho meses para las elecciones municipales y no se sabe lo que puede pasar en ese partido. 

Lo verosímil es que con un buen candidato del PSOE la izquierda vote como un solo hombre a esa persona. El problema es que aún no conocemos su nombre y como por esa candidatura ha pasado de todo tipo de gente y por su orden, será conveniente esperar a ver.

El PP lo tiene bastante claro, el candidato es José Luis Martínez-Almeida y se va a llevar los restos de Ciudadanos, que puede quedarse en cuadro habida cuenta de que la refundación o reconstitución o recreación, o lo que sea, no acaba de arrancar. El destino de Begoña Villacís es por eso incierto si, como se prevé, su partido desaparece y le pasa como a Juan Marín en Andalucía, que al final presentó su dimisión porque se había quedado sin partido.

Si el PSOE firmara las alcaldías de Madrid, Valencia, donde el PSOE no tiene rival para oponerse a Joan Ribó, de Compromís, y ha colocado a Sandra Gómez, primer teniente de alcalde, y Barcelona ya se podría dar por más que satisfecho.

En Barcelona se conforman con Jaume Collboni porque Miquel Iceta no quiere de ninguna de las maneras volver a la política catalana y menos a la municipal. Pero los designios del Señor son inescrutables y nada impide que un día de éstos nos encontremos con que Iceta acepta ir a las elecciones municipales. Pero será contra lo más íntimo de su ser, eso que se vaya sabiendo ya.

Otra cosa son las comunidades cuyas elecciones se celebran el mismo día. Valencia está en el ojo del Partido Popular porque la situación de Ximo Puig es tambaleante sobre todo después del episodio de Mónica Oltra y su presunto encubrimiento de un abuso sexual de quien todavía era su marido, razón por la que ha sido llamada la semana pasada a declarar por el juez.

Y dado que el presidente tiene pendientes también los casos de su hermano y sus enjuagues poco claros con los dineros públicos, la situación de la comunidad Valenciana es cuando menos dudosa para el PSOE, habida cuenta de que allí también Unidas Podemos está en caída libre.   

En Barcelona se conforman con Jaume Collboni porque Miquel Iceta no quiere de ninguna de las maneras volver a la política catalana y menos a la municipal

Castilla-La Mancha es otra de las comunidades en las que el PP ha puesto los ojos, lo que explica las declaraciones pegadas al terreno de su presidente, el socialista Emiliano García Page, que sabe muy bien dónde se juega la partida en su territorio y por eso dice lo que dice.

Aragón, La Rioja y Canarias están dudosas para ambos partidos aunque para la alcaldía de La Palmas suena y no deja de sonar la ministra Carolina Darias, que tiene toda la pinta de regresar a su tierra a hacerse con el ayuntamiento, pero a diferencia de Iceta, ella lo llevaría de buen grado.

Como se verá, a ocho meses de las municipales y autonómicas ya se están repartiendo las papeletas y sobre todo se está haciendo presión sobre los que se resisten de momento.

Ya estamos en la campaña de las autonómicas y municipales porque de lo que resulte en ella, sobre todo en las autonómicas, se calibrarán las posibilidades que tendrá el PSOE o el PP de ganar las elecciones generales, el objetivo esencial.