Pere Aragonès tendrá que esforzarse más para conseguir aprobar los presupuestos catalanes para 2023. Unas cuentas con las que el dirigente republicano aspira a afianzar su liderazgo político gracias a los 3.000 millones más presupuestados, que le permitirán ampliar la inversión en sanidad o subir un 8% la renta mínima de la Generalitat, como ya ha pactado con sindicatos, patronales y tercer sector.

Los socialistas no están dispuestos a actuar como convidado de piedra en la aprobación de unas cuentas para las que son claves, porque cuentan con 33 diputados en el Parlament, los mismos que Esquerra. Y mantienen sus condiciones para que las cuentas salgan adelante: que el Govern de vía libre a tres proyectos clave para el PSC, que ERC rechaza. Se trata de la ampliación del Aeropuerto de El Prat, la construcción del Cuarto Cinturón del Vallés y el proyecto hotelero de Hard Rock en Tarragona.

La negativa, hasta ahora, de ERC ha forzado ya la aprobación de la prórroga técnica de los presupuestos, que el Govern acordó este martes. Y desde el PSC advierten que no habrá presupuestos hasta que se escenifique un acuerdo político más allá de las partidas concretas.

El Govern se enroca

"No hay ningún elemento que impida cerrar el acuerdo en días" aseguraba este martes la portavoz del Govern, Patricia Plaja, que reclamó a PSC y Junts acelerar las negociaciones. De hecho, en el Govern insisten públicamente en la negociación "a cuatro" para conseguir un acuerdo presupuestario que incluya tanto a socialistas como a Junts.

Pero de puertas adentro, ni en ERC ni en el Govern confían en conseguir el apoyo de JxCat, el partido que hace apenas dos meses y medio abandonó el ejecutivo con un portazo. El juego, con Junts, está ahora en ver quién se descuelga finalmente de la negociación.

En el camino, los de Carles Puigdemont se acercan cada vez más a las posturas del PSC en proyectos de infraestructras y apoyo a la economía productiva. Un giro que los aleja, a su vez, del acuerdo presupuestario ya cerrado por ERC con los Comunes, en el que prima mantener la elevada presión fiscal en Cataluña y el veto a nuevas carreteras o la ampliación del aeropuerto.

Cuestiones extra parlamentarias

En este contexto, ERC argumenta que las exigencias planteadas por el PSC son "cuestiones extra presupuestarias" que no tienen cabida en la negociación de las cuentas autonómicas. Obviando cómo han forzado la reforma del Código Penal -con la derogación de la sedición y la reforma de la malversación- para aprobar los presupuestos generales del estado.

"La negociación pierde su razón de ser cuando se alarga mas de lo necesario y perjudica a quien debe salir beneficiado" advertía Plaja para conminar a los socialistas a firmar un acuerdo, reclamando que "aparquen los intereses de partido para que Cataluña pueda sacar provecho de los presupuestos más altos de la historia".

Una advertencia con la que desde el Govern abren la puerta a aprobar los presupuestos sin acuerdo y llevarlos en su redactado actual al Parlament. Un órdago que supondrá la presentación de enmienda a la totalidad y la derrota de las cuentas en el Parlament, ya han advertido desde el PSC.

ERC confía en la voluntad de Salvador Illa de presentar al PSC como partido centrar de la gobernabilidad en Cataluña, y en que el PSOE finalmente fuerce un acuerdo presupuestario. Pero desde el PSC apuntan que, con los presupuestos generales ya aprobados a cambio de la sedición, Esquerra tendrá que ceder si quiere tener presupuestos catalanes en 2023.