El socialista Jaume Collboni abandonará el gobierno local de Barcelona para centrarse en la batalla electoral contra la alcaldesa Ada Colau. Collboni ha anunciado este lunes que renuncia a su acta como concejal del Ayuntamiento, y por tanto también a su cargo como primer teniente de alcalde de Barcelona. "Volveré al Ayuntamiento como alcalde" ha asegurado en una comparecencia acompañado por el grupo municipal y la dirección del PSC en Barcelona.

Los socialistas no dejan, sin embargo, el gobierno municipal. Collboni hará efectiva la renuncia el próximo 1 de febrero, de modo que este viernes protagonizará su último pleno del mandato. La tercera teniente de alcalde, Laia Bonet, lo sustituirá hasta las elecciones.

Adiós por whatsapp

El candidato socialista ha anunciado Ada Colau su salida del Ayuntamiento por whatsapp esta mañana porque "ha sido imposible hablar por telefóno" ha reconocido el propio Collboni. Pero la intención, ha asegurado, es poder mantener una conversación tranquila con la alcaldes en las próximas horas.

Collboni ha presentado su decisión como un ejercicio de "responsabilidad" y ha explicado que la misma responsabilidad les lleva a seguir en el gobierno local. "Por respeto a la palabra dada se mantendrán acuerdos", ha asegurado, descartando la posibilidad de que Colau eche al PSC del gobierno local.

"Los acuerdos políticos no son pactos nominales, se reparten responsabilidades" ha advertido. Y ha señalado al Gobierno de PSOE y Podemos para apuntar que "como ha pasado en otros ámbitos políticos, se mantienen los acuerdos y se respetarán los espacios acordados".

Gobierno de coalición

Los socialistas han compartido el gobierno local con los Comunes desde que en 2019 fueron claves para que Colau, y no Ernest Maragall, fuera alcaldesa de Barcelona. Pero en las últimas semanas, a medida que se acercan las elecciones, unos y otros han exacerbado sus diferencias.

"No reniego en absoluto" de lo hecho en los últimos cuatro años, ha asegurado Collboni pese a todo. "Mi propuesta, mi proyecto no va en contra de nadie, no es mi estilo de hacer política; pero nuestro programa es diferente, con proyectos singulares y hechos distintivos, este paso me permite explicar ese proyecto sin introducir tensiones en la institución".

El candidato ha insistido en la necesidad de abrir "una nueva etapa porque los barceloneses tenemos derecho a mirar al futuro con ilusión" para "voler a enamorarnos de Barcelona".

Trias, el pasado

En este contexto, ha asegurado que se trata de una decisión "muy meditada, madurada políticamente y compartida con la dirección del partido". Ha negado, por tanto, que se trata de una reacción a la candidatura de Xavier Trias al frente de Junts, que ha irrumpido con fuerza en las encuestas.

Los barceloneses "no nos conformarnos con fórmulas del pasado, nos merecemos nuevas ideas, un nuevo proyecto" ha respondido al ser preguntado por el candidato de Junts y ex alcalde de Barcelona.

La media de los sondeos sobre el futuro gobierno local de Barcelona muestra un triple empate entre Collboni, Colau y el republicano Ernest Maragall. Pero la candidatura de Trias ha añadido un nuevo jugador en esa carrera y conseguido lo que menos interesa a PSC y ERC: polarizar el debate entre defensores y detractores de Colau.

Una polarización que refuerza a la alcaldesa y a Trias, a costa de Collboni y Maragall, aunque sólo una encuesta dice que el de Junts esté compitiendo por la alcaldía con Colau, Collboni y Maragall, que de hecho han compartido las principales decisiones del ayuntamiento en los últimos tres años.

Diferencias con Colau

Las divergencias entre PSC y Comunes sobre el impacto del turismo, la seguridad o la movilidad se han reproducido durante todo el mandato. El último ejemplo ha sido el Plan de usos del Eixample.

Hace apenas cinco días los socialistas votaron contra este plan, que fija dónde, cuándo y cómo se puede abrir bares, restaurantes o comercios vinculados al turismo en el distrito central de la ciudad. Barcelona en Comú (BeC), el partido de Colau, propone limitar las aperturas en todas las calles peatonales -unas cuantas gracias a la superilla diseñada en el centro del distrito-.

Colau se quedó sola, mientras el PSC votaba con Junts, PP, Cs y Valents y ERC se reserva su voto hasta el pleno de fin de mes. Algo parecido sucedió semanas antes con la superilla del Eixample, rechazada también tanto por socialistas como por ERC, aunque las obras ya iniciadas no tendrán marcha atrás.