Para alguien que se declara "jugador frustrado" del Real Madrid nada mejor que calificar su vuelta a la política de fichaje en el mercado de invierno. Lo cierto es que el regreso de Borja Sémper (Irún, 1976) constituyó toda una sorpresa. Bregado en la política del País Vasco, señalado por ETA, crítico en muchas ocasiones con su partido y alérgico a los extremismos, este político metido a poeta, o viceversa, siempre se ha destacado por huir de argumentarios.

Él insiste en que los partidos políticos "no son sextas", que entiende la "confusión de los primeros días" en la crisis de Castilla y León, que el PP ha evolucionado respecto al aborto y asume la ley de plazos y que especialmente en política hay que huir "de las cuentas de la lechera".

Pregunta. -¿Le ha dado tiempo a arrepentirse por volver?

Respuesta. -Estos 15 días de vorágine continua me han reafirmado en la que ha sido, no sé si la mejor decisión vital, pero sí en lo que creo que hay que hacer, esto es, sumarme a los que van a intentar cambiar la política en España. No me he sorprendido de la dureza del ejercicio de la política, ni de la crispación ni del barro. Sabía que iba a encontrarme eso, pero también es verdad que mi forma de interpretar la realidad ha evolucionado y tengo más conchas y la piel más dura.

Uno de los males que afectan a la política es la falta de humildad y el exceso de soberbia"

P. -¿Hubo algún hecho puntual que le hiciera volver?

R. - Dos. Por un lado, las consecuencias de la ley del "sí es sí" y la soberbia y la falta de humildad por parte de quienes gobiernan, incapaces de rectificar. Uno de los males que afectan a la política española es la falta de humildad y el exceso de soberbia. Y otro hecho que me exaspera es el uso del Código Penal, sobre todo del delito de malversación, como moneda de cambio para obtener un respaldo parlamentario.

P. -¿Estamos ante un futuro miembro del Gobierno del PP si ganan las generales?

R. -La respuesta de carril es que vamos partido a partido aunque yo no sea cholista. Afortunadamente, Feijóo va a tener muchas personas con las que contar para conformar un gobierno que saque a España de donde está.

P. -¿Dónde se ve en año y medio o dos años?

R. -Pues no lo sé. Siempre he creído que en la vida, y singularmente en la política, las cuentas de la lechera son un profundo error. El reto colectivo es tan grande, que dedicarte a pensar en otras cosas o te lleva al error o te desvía de lo realmente importante.

P. -¿Qué les dicen sus encuestas?

R. -Que hay un proyecto político que está consolidando y ensanchando un espacio de centralidad. Que cada vez más gente se suma a ese cambio. Ahora bien, las encuestas, y más en este momento, tienen una vigencia muy reducida. La foto de hoy va a ser muy diferente la semana que viene. Te dan una tendencia, te orientan, son un termómetro de la situación, pero lo que he percibido aquí es que hay cero obsesión por las encuestas y sólo se tienen como una herramienta más de análisis.

Hay cero obsesión por las encuestas y sólo se tienen como una herramienta más de análisis"

P. -¿Esa tendencia al alza es suficiente para no depender de Vox?

R. -Lo que nos dicen las encuestas es que tenemos que seguir siendo ambiciosos. La ambición de ensanchar el espacio político, de ser capaces de que se sumen gentes que, teniendo posiciones políticas no necesariamente coincidentes con las del PP, comparten un diagnóstico de preocupación. Hay que ofrecer un proyecto político solvente, serio, que no mire tanto a su izquierda o derecha, sino que le cuente a la gente lo que quiere hacer.

P. -¿Cuáles serían las líneas rojas?

R. -Algo que nos lleve a parecernos al quilombo en que se ha convertido el Gobierno de Sánchez y no pensar en el interés general de todos los españoles.

P. -¿Estarían dispuestos a tocar aspectos de violencia de género o inmigración?

R. -Ni un paso atrás en la lucha contra la violencia contra la mujeres. Creemos profundamente que hay un problema serio y extraordinariamente complejo al que los poderes públicos deben dar una respuesta. Esto es un elemento troncal para nosotros. Algo no está funcionando bien porque nos hemos dotado de herramientas que no están siendo capaces de dar una respuesta eficaz.

P. -¿Considera usted afortunadas las palabras del líder de su partido respecto al ataque yihadista de Algeciras?

R. -Lo que considero es que se ha montado una polémica forzada. Feijóo ha dejado claro que lo sucedido en Algeciras no tiene nada que ver con la religión sino con el fanatismo. Tenemos un problema en todo el mundo con el integrismo islámico y el presidente Feijoo ha emplazado a luchar todos juntos contra él. Nuestro modelo de convivencia pluralista y democrático está amenazado por la sinrazón y el extremismo, da igual si es religioso o identitario. Esa es la gran batalla de nuestro tiempo: defender la democracia pluralista frente al integrismo.

Con Feijóo se ha montado una polémica forzada. Tenemos un problema con el integrismo islámico"

P. -¿Las afirmaciones de su jefe de filas le ponen a la altura de Vox?

R. -Honestamente, el discurso de Vox en materia de inmigración no busca dar respuestas, busca obtener un rédito político a cualquier precio. Nosotros no estamos ahí. En todo caso, permítame que insista en que yo prefiero hablar de lo que hacemos y pensamos nosotros que de otros partidos.

P. -¿Hubiera firmado usted el recurso contra el aborto?

R. -No sé lo que hubiera hecho. Lo que sé es lo que opino hoy y es lo que ha dicho el PP que opina. El PP interpuso un recurso hace trece años. La sociedad española, igual que el PP y los que hacemos política en el PP, hemos evolucionado. En esos 13 años, el PP ha gobernado España ocho años, cuatro de ellos con mayoría absoluta y no ha cambiado esa legislación. ¿Cuál es la conclusión que podemos obtener con naturalidad y con normalidad? Que el PP acepta la regulación de la interrupción del embarazo con plazos, no nos incomoda. Es una realidad objetiva. La regulación de los plazos nos parece razonable e instaurada. Lo que echo en falta es que, una vez que está canalizada la libertad de la mujer para decidir sobre su embarazo tenemos que centrar el foco en el apoyo a la maternidad. Y creo que están descompensadas esas políticas y son perfectamente compatibles.

P. -¿Aquel recurso fue un error?

R. -Yo creo que fue producto de los tiempos, de un contexto.

El vicepresidente de Castilla y León lo hizo rematadamente mal y lo usó para intentar sacar réditos políticos

P. -¿Se resolvió bien la crisis de Castilla y León o no debió alargarse una semana?

R. -El vicepresidente de Castilla y León lo hizo rematadamente mal y lo usó para intentar sacar réditos políticos. Demostró muy poca sensibilidad con las mujeres y con la maternidad. Se resolvió, que es lo importante y entendemos la confusión de los primeros días. Hay que ser comprensivo con las circunstancias de aquellos días. Lo importante es que el PP puso pie en pared.

P. -¿Estaría usted más cómodo si García-Gallardo no formara parte del Gobierno de Castilla y León?

R. -Estaría más cómodo si quien gobernara con mayoría absoluta fuera el PP. Esto es lo que a mí me haría sentirme verdaderamente cómodo.

P. -¿La propuesta de la lista más votada no suena a pretexto para pactar con Vox?

R. -La lleva defendiendo Feijóo desde hace muchos años. Es necesario abrir este debate. En las generales y autonómicas probablemente no sea necesaria una reforma legal sino un pacto de Estado. Si compartimos que estamos en un momento extraordinario, en que fuerzas populistas de varios extremos están condicionando la política, la respuesta debe estar a la altura del momento y del reto. En generales siempre se ha respetado. La duda, legítima, que tenemos es si Pedro Sánchez va a respetar una victoria del PP o va a pactar con quienes no tiene ningún empacho en hacerlo. Es una duda que conviene despejar.

Da la sensación de que hay barra libre para acosar, insultar e intentar torpedear a alguien del PP"

P. -¿Lo ocurrido en la Complutense es el vaticinio del clima electoral que podemos encontrar?

R. -Sí y va a ser desigual.

P. -¿En qué sentido?

R. -Porque eso no va a suceder al contrario. Da la sensación de que hay barra libre para acosar, insultar e intentar torpedear a alguien del PP. Sensu contrario no existe. Es un reflejo de los peligros que tiene polarizar a la sociedad, la deshumanización del adversario, la crispación para ahondar la brecha entre quienes piensan diferente… eso acaba contaminando a la sociedad. La Universidad es el lugar de la duda, del debate, de la libertad y hay gente que se cree con el derecho de insultar a la representante de todos los madrileños.

P. -¿No van las protestas en el sueldo de los políticos?

R. -Sí y la crítica. No el insulto, la amenaza y coartar su libertad. Estas cosas son muy peligrosas y la marcha atrás es muy complicada. Tenemos ejemplos de otros países donde se ha instalado el choque entre ciudadanos que piensan diferente y eso se enquista. Argentina, Estados Unidos, México, Perú… El problema no son las hordas tuiteras, es que líderes políticos lo avalan, como un ministro del Gobierno de España.

P.-¿Está nervioso el presidente del Gobierno?

R. -Yo creo que no siente ni padece. No sé si ha perdido el contacto con la sociedad española, lo que tengo es la sensación de que no le interesa mucho lo que opina la sociedad española.