El acto de toma de posesión de Mercedes González como directora de la Guardia Civil ha servido para que los dos ministros con responsabilidad en el Cuerpo acerquen posturas. El jefe de Interior, Fernando Grande-Marlaska, y la titular de Defensa, Margarita Robles, han aparcado sus diferencias en torno a la Benemérita gracias a la mediación de Moncloa.

González estuvo arropada por ambos en el acto celebrado este martes. La presencia de Robles creó expectación ya que durante la ceremonia de su antecesora, María Gámez, se ausentó. El motivo fue que desde Interior se impuso su nombre tras la destitución del anterior director del Instituto Armado, Félix Azón.

Azón fue una apuesta de Robles. El nombramiento del máximo responsable de la Guardia Civil la hace Interior a instancia de Defensa, quien es el responsable de la firma de los ascensos y los nombramientos internos. Azón, magistrado de profesión, tenía una relación personal con Robles y fue su apuesta.

La destitución del director y la imposición de Gámez, con la que Marlaska unió lazos tras el trágico suceso del niño Julen en un municipio de Málaga, no sentó bien a la ministra. Ante este rodillo decidió no acudir al acto de toma de posesión de la socialista.

Cambio con González

Pero con Mercedes González todo ha cambiado. La salida precipitada de Gámez, que dimitió por un caso de corrupción que involucra a su marido, obligó al Gobierno a encajar las piezas para nombrar a una persona al frente de la Guardia Civil. En ningún momento se planteó la posibilidad de que fuese un uniformado, aunque en Defensa se hubiese visto con buenos ojos, por lo que se tuvo que buscar a un civil.

González, delegada del Gobierno hasta hace unas semanas, se presentó desde el primer momento como la favorita desde Moncloa. Es una apuesta personal del presidente Pedro Sánchez. Tras dejarla sin liderar la lista del PSOE a la alcaldía de Madrid, estaba en deuda con ella, y la Guardia Civil ha sido su forma de recompensarla.

En su primer discurso oficial como directora general del Cuerpo, González ha ensalzado a la Guardia Civil como “una pieza clave para construir una sociedad más justa e igualitaria”. Recordando su finalidad constitucional de defensa de derechos y libertades y su misión de garantizar la seguridad ciudadana, ha afirmado que “la Guardia Civil es la garantía de la cercanía del Estado” a los ciudadanos.

La nueva directora ya se ha dejado ver en actos oficiales como la jura de bandera de la 169ª promoción en el Colegio de Guardias de Valdemoro
(Madrid) o la capilla ardiente del guardia civil Dámaso Guillén, de 49 años en Oviedo, para quien tuvo unas alabras de recuerdo durante su discurso.

Pérez de los Cobos

El siguiente reto entre Interior y Defensa que concierne a la Guardia Civil será la restitución del coronel Diego Pérez de los Cobos. El Tribunal Supremo dictaminó que su cese como jefe de la Comandancia de Madrid no fue por "pérdida de confianza" como alegó el departamento de Marlaska, si no que fue por no dar información a sus superiores sobre la investigación judicial que se llevaba en un juzgado de Madrid sobre las manifestaciones de marzo de 2020, principalmente la del 8-M.

El Ministerio tiene dos meses para sacar a De los Cobos de la Intervención Central de Armas donde está ahora destinado y devolverlo a su anterior puesto como encargado de la Comandancia de la capital. En Interior no ha gustado la decisión unánime del Tribunal, más cuando la Sala de lo Contencioso-Administrativo de la Audiencia Nacional le dio la razón en la destitución del coronel.

Robles se ha mantenido de perfil en este asunto, aunque en su día no vio con buenos ojos el cese del mando. Fuentes de su entorno apuntan a que no va a dar pasos que pongan en "riesgo la legalidad" sobre este asunto, más cuando en los pasillos de Interior corre el rumor de que Marlaska estaría dispuesto a volver a cesar a Pérez de los Cobos el día después de volver a situarlo al frente de Madrid.