La forma en la que se ha resuelto la salida de José Antonio Primo de Rivera de la Basílica del Valle de los Caídos no ha gustado a los falangistas. Los miembros de Falange que esperaban la llegada del cuerpo del fundador de su partido han mostrado su rechazo por la forma en la que la familia y el Gobierno han gestionado su exhumación. 

Lo que más ha costado asumir a los herederos ideológicos de José Antonio Primo de Rivera ha sido el hecho de no poder entrar en el camposanto a homenajear su líder durante su nuevo entierro: ni durante la ceremonia familiar, ni después. El recinto se ha cerrado al público una vez terminada la ceremonia privada. Algo que no concebían ni los falangistas, ni los periodistas, ni el resto de visitantes que no tenían en la agenda el sepelio del histórico personaje y se dirigían a San Isidro a honrar a sus familiares allí enterrados.

Eso es lo que Martín Ynestrillas ha querido hacer, honrar a José Antonio. Se lo ha dicho a los miembros de la Policía con los que varias veces ha discutido para poder acceder al recinto del cementerio y en todas las ocasiones se ha topado con la negativa de los policías que obedecían órdenes de la Delegación del Gobierno. El abogado ha sido detenido por saltarse el perímetro de seguridad insistiendo en querer entrar.

“Un auténtico falangista, caballero y patriota. Un señor de pies a cabeza, tipo íntegro dónde los haya y un gran ser humano. Ha cumplido su palabra, ha intentado acercarse a honrar al jefe”, tal y como lo han descrito desde Falange, organización de la que es afiliado.  

Martín Ynestrillas (1964) es falangista desde niño. Militó en Fuerza Nueva y es hijo Ricardo Sáenz de Ynestrillas Martínez, comandante de Infantería del Ejército español asesinado por ETA. Martín es hermano de Ricardo Ynestrillas que durante los años 90 fue el rostro mediático de la ultraderecha española.