El pasado día 14 el preso de ETA Garikoitz Etxeberria fue trasladado desde la prisión de Dueñas, en Palencia, hasta el centro penitenciario de Zaballa, en Alava. Al llegar a la cárcel alavesa los responsables del centro le asignaron una celda compartida con otro interno, a lo que Etxebarria se negó, alegando que quería una celda individual. Ante la negativa a atender su petición, Etxebarria inicio una protesta en forma de no salir al patio. Al comprobar que la negativa a atender su petición se mantenía, inició una huelga de hambre el pasado día 19. Ahora, a esta protesta se han sumado otros seis presos de la cárcel de Zaballa, uno más internado en la prisión de Pamplona, además de otros dos en la prisión de Basauri.

Se trata del primer pulso que desde el colectivo de presos de ETA, en su mayoría afines al colectivo crítico de la organización, lanzan a los actuales gestores penitenciarios dependientes del Gobierno vasco. La saturación de la prisión alavesa ha provocado que se tengan que doblar prácticamente todas las celdas. Desde la inauguración de la prisión en 2011 nunca se había dado la circunstancia de tener que absorber tal cantidad de internos que obligará a convertir en celdas dobles la mayoría de las disponibles.

A la llegada de un gran número de presos de ETA en los últimos meses, trasladados desde otros centros, se ha sumado el incremento de internos por otras circunstancias como los traslados desde la prisión vizcaína de Basauri, que se encuentra en obras en parte de sus instalaciones. De este modo, la cárcel de Zaballa ha pasado de tener alrededor de 550 internos hace apenas dos años a rondar los 830 en la actualidad.

El Gobierno vasco ha asegurado que se trata a los presos de ETA como al resto de internos y que las decisiones que se adoptan responden a la aplicación del reglamento penitenciario. El portavoz del Ejecutivo, Bingen Zupiria, ha señalado que se están haciendo los controles de salud pertinentes y que por el momento no se ha detectado ningún problema "que requiera atención especial".

Entre los presos que se han sumado en señal de solidaridad a la huelga de hambre figura Patxi Ruiz, quien ya protagonizara otra huelga de hambre en mayo de 2020. El acto de Ruiz, condenado por el asesinato del concejal de UPN Tomás Caballero, derivó en una movilización de apoyo y ataques a sedes a de algunos partidos, en especial el PNV, en señal de apoyo. Ahora Ruiz cumple condena en la prisión de Pamplona.

En Zaballa, la misma prisión que Etxeberria, que cumple una condena de 27 años de cárcel, se han sumado a la huelga de hambre los presos Dani Pastor, Mikel San Sebastián, Orkatz Gallastegi, Jon Kepa Preciado, Aitor Cotano y Josu Etxeberria. A ellos se añaden otros dos presos en la cárcel de Basauri, Oskar Barreras y Jon Mirena San Pedro, quienes están renunciando a las bandejas de comida del centro.

Sector crítico

A gran parte de estos internos se les relaciona con el sector crítico del colectivo de presos, al margen del EPPK del que Etxebarria fue expulsado, y crítico con la izquierda abertzale que lidera Arnaldo Otegi, y una de cuyas principales reivindicaciones es la amnistía.

El preso que inicio la protesta se declaró en huelga de hambre hace ahora seis días. Una decisión que conlleva su ingreso en el módulo de ingreso en "régimen de observación de conducta". La reivindicación que han trasladado para justificar su movimiento es poder elegir entre una celda individual o compartida para todos los presos.

La situación de las cárceles vascas es actualmente delicada, no sólo por el incremento de la población interna sino también por el insuficiente personal con el que cuenta. Desde que se iniciara el final de la dispersión a los presos de ETA, las tres cárceles vascas han ido absorbiendo a todos los internos. Actualmente tienen 164 presos de la banda, a los que se suman los 11 que cumplen condena en la cárcel de Pamplona.

Este nuevo episodio de tensionamiento en las prisiones vascas se suma al que está provocando la reversión de muchos de los terceros grados concedidos por las Juntas de Tratamiento de las prisiones dependientes del Gobierno vasco y que ha provocado el regreso a prisión a varios presos de la banda.