Trenes, gestión de la sequía o política económica. Todo sirve en el discurso de Esquerra para concluir que un voto al PSC es un voto en contra de los vecinos de Barcelona, Reus o Mollet del Vallès. Especialmente si el orador es el presidente del partido, Oriol Junqueras. Los republicanos están escenificando en la campaña del 28M un divorcio en toda regla de quienes son sus socios en el Congreso, cuestionando cada medida adoptada por el Gobierno para atacar a los socialistas catalanes.

La crisis endémica del servicio de Rodalies nutrió de quejas la primera fase de la campaña gracias a dos incidencias en Gavà y Manresa. Tanto, que desde ERC llegaron a insinuar que la ministra de Transportes, Raquel Sánchez, mentía al atribuir la avería de la catenaria de Gavà a la caída de un rayo. Hasta que el servicio meteorológico de la Generalitat lo confirmó.

Para entonces, Junqueras ya se había subido a la R4 en un recorrido desde Vilafranca del Penedès a Hospitalet de Llobregat para denunciar la "nefasta" gestión del Gobierno. El presidente de ERC invitó a los catalanes a "exigir las responsabilidades que corresponden en el Gobierno y en los ayuntamientos socialistas" por la gestión de Rodalies a través de su voto.

Todo lo que no funciona es del PSOE

"El PSOE es el partido de la Renfe, de la Confederación Hidrográfica del Ebro y de la catastrófica gestión de la CHE que pone en peligro la vida de millones de árboles" denunciaba Junqueras este martes. Ahora, añadía, el partido socialista "también pretende que la ciudadanía acabe pagando los pisos de la SAREB tres veces".

Según el presidente republicano, "pagamos un rescate bancario de 60.000 millones de euros para quedarnos los pisos malos" y el Gobierno pretende ahora que los ayuntamientos "le compren esos pisos, y por tanto paguemos por segunda vez, y que los ciudadanos se los compren a los ayuntamientos, con lo cual pagamos tres veces".

La conclusión de Junqueras, al concluir cada uno de estos argumentos, es que "todo lo que depende del partido socialista no funciona". El presidente de la Generalitat, Pere Aragonès, se suma al discurso desde el inicio de la campaña con la gestión de la sequía.

La declaración de emergencia en la cuenca del Segre, que pone en riesgo toda la región de producción frutícola de Lleida, abona las críticas del Govern, presionado por su propia gestión de las cuencas internas de Cataluña. "Lo que gobiernan, lo gobiernan mal”, señalaba Aragonès este domingo refiriéndose tanto a la CHE como a Renfe.

Este martes, Junqueras añadía un nuevo agravio a la gestión del PSOE, la atribución al Estado del total del 3% de déficit permitido a las administraciones públicas por la Unión Europea.

Ahogo financiero

La decisión, denunciada por la consejera de Economía, Natalia Mas, sirvió a Ernest Maragall para hablar de "una decisión grave" que implica "un recorte forzoso del 5% al presupuesto" del Ayuntamiento de Barcelona para 2024. Maragall cifras a esta decisión: 186 millones de euros, correspondientes a la capacidad de endeudamiento que las relajación de las limitaciones financieras por el Covid.

"El Estado está haciendo una expropiación forzosa de los recursos de los ayuntamientos" concluía Maragall. "Estamos en un terreno peligroso, dictado por el Gobierno del PSOE desde Madrid y que Jaume Collboni apoya y asume como propio de forma entusiasta". El sometimiento del candidato socialista a los designios de Ferraz es otra de las críticas recurrentes de Maragall, que acusa a Collboni de representar "todo lo que me llevó a dejar el PSC".

El otro argumento recurrente de los republicanos es la alianza en ciernes entre Collboni y Xavier Trias, que no ocultan su complicidad en cuestiones como la seguridad o el modelo económico. De hecho, el regreso de la sociovergencia es algo más que un argumento electoral. Con Laura Borràs en horas bajas, crecen las posibildades de que PSC y JxCat reproduzcan el pacto mantenido durante los últimos cuatro años en la Diputación de Barcelona para frenar a ERC.