Después de años haciendo (o dejando por hacer) obras en acuartelamientos de la Guardia Civil, hubo un hombre que le paró los pies a Ángel Ramón Tejera de León. Un general de la Benemérita, Rafael Galán, que llamó a cada una de las comandancias para que no se le "abriesen las puertas".

El empresario canario estuvo años realizando obras en distintas comandancias. Casi 200 llegó a facturar y que ahora están bajo la lupa judicial en el denominado caso Cuarteles. Una jueza de Madrid investiga estos trabajos bajo la tesis de que muchos se dejaron a la mitad o, en otros casos, no llegaron a realizarse, según los investigadores de Asuntos Internos.

El caso empezó con un mensaje anónimo que denunciaba los trabajos en los acuartelamientos de Ávila. Paredes que se pintaban varias veces, humades que volvieron a salir al poco tiempo, fachadas que se caen a pedazos. En el escrito se señalaba al entonces teniente coronel jefe de la Comandancia, Carlos Alonso Rodríguez, ahora imputado junto a un teniente general ahora retirado, Pedro Vázquez Jarava.

Este último era el máximo responsable en el Cuerpo en materia de contratación. Alonso dijo que recomendó al contratista, conocido como Mon, por recomendación de su superior. "Me dijo que tenía un producto nuevo que querían testear", explicó ante el primer magistrado de la causa.

Otro mensaje anónimo

Todo se acabó como empezó. Rafael Galán Toledo, entonces general de la Guardia Civil, recibió otro correo anónimo en su despacho. En este se le advertía de las malas prácticas de Tejera de León, el empresario canario que está en el centro de la investigación. Fue él, al frente de la Jefatura de Asuntos Económicos desde 2012, quien llamó a todas las comandancias para que le prohibiesen entrar a Ángel Ramón Tejera de León.

"A mediados de verano fue cuando me llamó el general Rafael Galán, que se suponía que había llegado un anónimo quejándose de un canario", dijo Alonso a su abogada en sede judicial en junio de 2019.

Fue el contratista Mon el que avisó de esto a Asuntos Internos. En su declaración dijo que Galán llamó a todas las comandancias de la Guardia Civil para denegar la entrada a las Comandancias. "Del general Rafael Galán, al que tengo en alta estima, recibí dos llamadas, nada que ver con que se le prohibiera la entrada. Más bien, que tras recibir un anónimo de que se quejaban de una empresa canaria, querían supervisar las obras a final de año. El general me comentó que se iba a desplazar gente de su Jefatura Económica. Le dije que sin ningún tipo de problemas, faltaría más, y que si quería que estuviera. Me dijo que no hacía falta", relató el teniente coronel imputado.

"Al finalizar esta inspección", prosiguió, "me volvió a llamar el general para decirme que no había ningún problema y que no me preocupara", añadió. "Nunca me prohibió que entrara esta persona, ni antes ni después, ni me prohibió que se pudiese hacer obras con esta persona. Esto manifestado no sé de donde ha salido".

Declaración de 'Mon'

Estas palabras salieron primero del constructor, de Ángel Ramón Tejera de León, alias Mon. Según publico El Periódico de España, el contratista aseguró que dejó de trabajar para el Instituto Armado "porque hay gente con poder que no quiere que trabaje. Gente de la propia Guardia Civil que no quiere que haga obras. Y no estoy hablando de Canarias. Estoy hablando de Madrid".

Según Mon, el general Galán tomó esta decisión en 2017. Tres años después, al pasar el investigado en el caso Cuarteles Vázquez Jarava al retiro, el uniformado que cortó la relación de la Benemérita con el canario ocupó su puesto como máxime responsable de las contrataciones en el Cuerpo. Lo hizo dos meses antes de que se decretase el estado de alarma por la pandemia de la Covid-19, por lo que le tocó lidiar con momentos duros y con cuestiones sensibles, como fue la situación de los guardias respecto al virus y la compra de materiales para ellos.