"Sobre Cataluña habla el presidente de Cataluña, nadie defenderá mejor la amnistía que Pere Aragonès". Con estas palabras anunció Patricia Plaja, portavoz de la Generalitat, la decisión de Pere Aragonès de participar en el debate de la Comisión general de Comunidades Autónomas del Senado. Convocada por el PP para debatir las condiciones de los independentistas catalanes a la investidura de Pedro Sánchez, los socios del bloque progresista, capitaneados por los barones del PSOE, habían optado por ningunear la cita. También el lehendakari Íñigo Urkullu. Pero la decisión de Aragonès rompe esa estrategia del bloque progresista, y da alas al debate patrocinado por los barones del PP.

Desde el Palau de la Generalitat defienden la decisión para "no dejar en manos del PP" el debate de la amnistía. Pero tanto la CUP como el entorno de Junts cuestionan la decisión y acusan al republicano de dejarse arrastrar por la estrategia de los populares.

"No nos da miedo ir al Senado" aseguraba este miércoles la consejera de Presidencia, Laura Vilagrà, en defensa de Aragonès. Vilagrà adelantó además que el presidente catalán aprovechará su intervención de diez minutos pero no se quedará al resto del debate. Tampoco se limitará a defender la amnistía, aseguran desde el Palau.

Referéndum y traspasos

El presidente catalán planteará en el Senado las tres reivindicaciones que ERC ha puesto sobre la mesa de negociación al PSOE: el compromiso de abrir una negociación para la celebración de un referéndum -previsiblemente con la reedición de la mesa de diálogo-, el traspaso de las infraestructuras de Renfe y Adif en la red de cercanías de Cataluña, y una nueva financiación para la Generalitat negociada al margen del Consejo de Política Fiscal y Financiera (CPFF), además de la amnistía.

Desde el Govern no aclaran qué amnistía defenderá Aragonès, dado que no se ha trascendido todavía el detalle del proyecto de ley que negocia el PSOE con los dos partidos independentistas catalanes. Pero la intervención servirá al presidente catalán para recordar que fue Esquerra quien reclamó por primera vez la amnistía. Una fórmula que Junts despreciaba hasta que los resultados del 23J los convirtieron en árbitros de la investidura de Sánchez.

El debate le servirá, por tanto, para reivindicarse en una negociación que hasta ahora ha protagonizado Carles Puigdemont en exclusiva, pese a las advertencias de Esquerra. Es la oportunidad de Aragonès para exhibir su autoridad como presidente de la Generalitat en un debate que tiene a Cataluña en el centro. "Las reivindicaciones territoriales se tienen que expresar con fuerza" advertía Vilagrà, dejando claro que Aragonès no se ceñirá a la amnistía y reclamará también las otras dos "carpetas" planteadas por ERC.

Críticas del independentismo

Los argumentos del Govern no han convencido, sin embargo, ni a la CUP ni a Junts. El portavoz de los antisistema en el Parlament, Xavier Pellicer, lamentaba que Aragonès vaya a participar en el debate del Senado decisión que atribuía a que "no tiene agenda propia". Pellicer acusó al president de "actuar de cara a la galería" y le advirtió de que "lo que toca es explicarse en el Parlament y hacer políticas que nos hagan avanzar en la autodeterminación y la amnistía".

Junts no ha valorado formalmente la decisión. Su posición la fijará el portavoz en el Senado, Josep Lluís Cleríes, en el transcurso del debate. Pero desde el entorno del partido de Puigdemont cuestionan también la decisión, en línea con lo expresado por los barones socialistas para no acudir a la cita: sólo servirá para dar munición al PP.

Será al final de una sesión que abrirá Aragonès -dado que ni el Gobierno ni el lehendakari asistirán al debate- que formalizará así el retorno de un president de la Generalitat a un foro que sus antecesores habían despreciado. Lo seguirán los presidentes autonómicos del PP, encabezados por el gallego Alfonso Rueda, el andaluz Juanma Moreno Bonilla, y la madrileña Isabel Díaz Ayuso.

Cada uno dispondrá de 10 minutos de intervención y no habrá debate entre ellos. Tras los presidentes será el turno de los senadores por designación autonómica que lo soliciten, por espacio de 5 minutos. Cerrarán la sesión los portavoces de los grupos, que tendrán 10 minutos para fijar posición.