Un minuto le ha bastado al prófugo Carles Puigdemont para acusar a Pedro Sánchez de "miedo" o "incapacidad" para hacer posible que el catalán sea lengua oficial en la UE y ha augurado consecuencias "no agradables". El líder de hecho de Junts ha intervenido hoy ante el pleno de la Eurocámara donde el jefe del Ejecutivo daba cuenta del semestre de presidencia española de la UE.

Había una enorme expectación en torno a las palabras de Puigdemont, quien no ha hablado ni de amnistía ni de verificadores sino de aquello que, a su juicio, no ha cumplido Sánchez en su pacto de investidura. "Su mensaje de video para inaugurar la presidencia de la UE anunciaba ambición y reivindicaba la Europa de las personas. El problema no son las promesas sino su incumplimiento, porque del incumplimiento nace la desconfianza", ha subrayado Puigdemont como primera advertencia.

Y tras estas consideraciones ha venido la andanada. "Le hablo en su lengua materna porque no lo puedo hacer en la mía. Millones de europeos que tenemos el catalán como lengua materna no podemos ejercer derechos fundamentales en nuestra propia lengua porque esa Europa de las personas no nos incluye si hablamos en catalán. Nuestra libertad de expresión en esta Cámara vale menos que la suya". Las oportunidades, ha agregado el ex presidente de la Generalitat, "hay que aprovecharlas cuando ocurren. Si se dejan pasar de largo por miedo o por incapacidad las consecuencias nunca son agradables", ha advertido.

Promesa condenada al fracaso

No ha especificado cuáles pueden ser esas consecuencias, aunque lo cierto es que el ministro de Exteriores, José Manuel Albares, no ha dejado de intentar dicha cooficialidad como pago a la investidura, ante la resistencia de no pocos países que, desde el principio, se negaron a ampliar el abanico de los idiomas que se pueden usar en las instituciones europeas. Fue una iniciativa condenada al fracaso por la resistencia de países que, como Francia, se resistían a abrir una vía que pudiera tener consecuencias internas para ellos.

A falta de los informes técnicos que se pidieron para evaluar el coste y las consecuencias de la ampliación, la presidencia belga de la UE a partir del 1 de enero parece haberse comprometido a seguir insistiendo en el tema, pero, tal y como ha dicho Puigdemont, la oprtunidad, muy probablemente, ha pasado.