El Colectivo de Víctimas del Terrorismo del País Vasco (COVITE) ha denunciado la utilización de imágenes de presos de ETA y el reconocimiento a miembros de la banda terrorista durante la celebración de la festividad de San Sebastián en la capital guipuzcoana y en Azpeitia el pasado día 20. A través de las redes sociales, Covite ha mostrado cómo a lo largo de la jornada se celebraron diversos actos en los que se pidió la excarcelación de los presos de ETA y su vuelta a casa.

Uno de los actos denunciados es el protagonizado por la tamborrada de la Herriko Taberna y en la que se ve a sus integrantes entonar el 'Borrokalari kalera' (Luchador a la calle). Un tema que reclama el regreso a Euskadi y "a casa" dirigido a los presos "os esperan vuestra madre, padre, mujer y amigos". Una actuación en una plaza de la capital guipuzcoana en la que se exhibían numerosos carteles de apoyo al colectivo de presos de ETA.

En otra de las imágenes denunciadas por Covite se ve a una de las tamborradas celebradas en Azpeitia. En ella, sus integrantes además de reclamar la "vuelta a casa" de los presos y expresa un apoyo especial al miembro de ETA de la localidad, Gotzon Aranburu, cuya imagen se exhibe en pegatinas y una pancarta. Aranburu fue condenado por participar en el asesinato del guardia civil Antonio Molina. El atentado, en el que también resultó herido otro agente, Juan Aguilar.

El atentado se remonta al 17 de diciembre de 2002, cuando los dos agentes patrullaban en la autovía de La Coruña. A su paso por Collado-Villalba, sospecharon de los ocupantes de un vehículo que se encontraba detenido. Cuando Molina se acercó a identificarles, uno de ellos le descerrajó tres tiros a bocajarro que resultaron mortales. Su compañero inicio un tiroteo y también resultó herido. Los dos etarras transportaban 180 kilos de explosivos que pretendían repartir por media docena de centros comerciales en Madrid.

A través de las redes COVITE ha denunciado que "exhibir fotos de asesinos como si fueran héroes es profundamente inmoral". Afirma que esa es la "inmoralidad permanente" en la que vive una parte de la sociedad vasca.