El pulso se libra desde hace años, pero se ha intensificado en las últimas semanas. Lo ha hecho al calor de la convocatoria electoral que llamará a las urnas a los vascos el próximo 21 de abril. La idea de ampliar el Museo Guggenheim Bilbao con una segunda sede en la Reserva de la Biosfera de Urdaibai se remonta a 2008. Desde entonces, el plan ha estado semiolvidado en un cajón hasta que más recientemente el propio Patronato de la pinacoteca norteamericana ha abordado la cuestión. En todos esos años uno de los patronos, la Diputación de Bizkaia –primera y principal impulsora de la iniciativa- ha sido quien más ha defendido la apuesta. Otro de los patronos, el Gobierno vasco, se ha mantenido más receloso. En medio, partidos como EH Bildu y diversos movimientos ecologistas han librado la batalla en contra de este proyecto que consideran perjudicial en un espacio de especial protección medioambiental.

Esta mañana ha sido el ministro de Cultura, Ernest Urtasun, quien se ha sumado al pulso. En una respuesta en la sesión de control al Gobierno, preguntado sobre el proyecto Urtasun ha asegurado que se trata de una apuesta que "genera graves problemas" desde el punto de vista medioambiental y urbanístico. El presidente del PP vasco, Javier De Andrés, había preguntado al Ejecutivo las razones para destinar 40 millones de euros al proyecto. Urtasun ha apelado a la necesidad de que la cultura y el medio ambiente "vayan siempre de la mano", si bien ha subrayado que la competencia en este proyecto "compete a las autoridades vascas".

En este periodo prelectoral el último movimiento lo dio ayer el Gobierno de Urkullu. Lo hizo anunciado la elaboración de un plan estratégico para impulsar “la comarca” de Busturialde-Urdaibai. En él no se hace referencia expresa al Museo Guggenheim pero si a la elaboración de una estrategia para una “cultura y turismo sostenible” en la zona. Precisamente la sostenibilidad del proyecto museístico es uno de los elementos de división principal. La idea inicial era crear en el Parlamento Vasco una ponencia específica para la reactivación de la comarca, si bien la convocatoria de las elecciones y la consecuente disolución de la Cámara lo ha impedido.

El rechazo a la implantación de una segunda sede del Guggenheim en Urdaibai tiene muchos adeptos. Entre ellos la izquierda abertzale, Elkarrekin Podemos, vecinos de Urdaibar y diversos movimientos ecologistas que ven incompatible la protección que requeriría un espacio protegido como el de esta comarca con el impacto turístico y ambiental que acarrearía un ‘Guggenheim 2’. Desde EH Bildu siempre han cuestionado que el proyecto se pudiera imponer en contra de la voluntad de los vecinos. El pasado mes de octubre cientos de ellos se manifestaron en contra del proyecto. Ahora, la izquierda abertzale confía en que se pueda abrir un nuevo tiempo para “reflexionar” en torno a la iniciativa y, en su caso, poder consensuar un proyecto aceptado por todas las partes.  

Esta comarca está compuesta por una veintena de municipios, en los que residente 43.300 habitantes y sobre los que las instituciones enarbolan la necesidad de dar un nuevo impulso a la zona. En este entorno del Urdaibai ya existen proyectos con gran capacidad de atracción de visitantes a la zona como son el ‘Bosque de Oma’, las cuevas de Santimamiñe, la ‘ola’ para la práctica de surf de Mundaka y sobre ahora se sumaría la nueva sede del museo.

Un máximo de 150.000 visitantes

Un proyecto que contaría con dos sedes, una en Gernika y otra en la cercana localidad de Murueta, ambas entrelazadas por una vía peatonal verde, de 5 kilómetros, integrada en el proyecto museístico. Se estima que para que sea sostenible habría que limitar la llegada de visitantes a los 150.000 anuales.

El rechazo más vehemente lo expresó ayer un movimiento ecologista, ‘Futuro vegetal’ que arrojó pintura roja a la entrada del Museo Guggenheim en Bilbao. Denunció que un “macroproyecto” como este supondrá un daño irreversible para la reserva natural. Cuestionó que se sigan priorizando los “pelotazos urbanísticos” en un contexto de “emergencia climática” como el actual y en un espacio de especial protección como es Urdaibai.

El PNV ha reajustado su posición ante este proyecto. De su defensa absoluta ha dado un paso atrás para asegurar que aún debe estudiar su “viabilidad” con detenimiento. Lo anunció a finales de enero. Avanzó que el Patronato del Museo del que forma parte se da un plazo hasta 2025 para decidir si finalmente ejecuta o no el proyecto ideado en la comarca vizcaína. En este punto incluso la nueva dirección del Guggenheim en New York acudió hace unos días al lugar para conocer dónde se ubicaría su posible nueva sede.

En aras a despejar temores y dudas de quienes cuestionan el impacto que generaría, el PNV insiste estos días en que antes de iniciar los trabajos se llevarán a cabo los suficientes estudios que permitan asegurar su perfecta integración en un entorno natural protegido como éste. El plan cuenta ya con 80 millones inversión esperando, la mitad de ellos aportados por la Diputación de Bizkaia y la otra mitad por el Ministerio de Transición Energética, destinados a la descontaminación de suelos y la adaptación del entorno. Hasta el momento, el Gobierno vasco no ha comunicado su disposición a participar económicamente.

Pérdida de apoyos en Busturialdea

En la comarca de Busturialdea las reticencias, cuando no el rechazo, al proyecto son importantes y podrían explicar el cambio de posición dado por el PNV en vísperas de las elecciones. No en vano, el apoyo a la formación de Andoni Ortuzar en la comarca vizcaína ha caído de manera significativa en los últimos comicios. La formación ha pasado de 75.500 votos en las elecciones forales de 2019 a 54.500 en los últimos comicios municipales. En cambio, EH Bildu ha visto cómo su apoyo creía de elección a elección en la zona, 44.000 en las elecciones municipales.

Una de las mayores dificultades del PNV es que su candidato a lehendakari, Imanol Pradales, es un firme defensor del proyecto. Es su departamento foral el que ha destinado 40 millones a la ampliación del Guggenheim. Ahora Pradales ha moderado su discurso señalando que pese a ser positivo para la comarca “es complicado y requiere mucho trabajo”. Por ello, justifica el freno de dos años acordado por Gobierno vasco y Diputación para proyectar una ubicación con todas las garantías de respeto medioambiental y de mínimo impacto en el entorno protegido. La ahora diputada de Bizkaia, Elixabete Etxanobe, va más allá en su defensa y considera que su viabilidad está asegurada pero debe quedar blindada con todas las garantías “a fin de proteger la reserva”.

El proyecto diseñado contempla la construcción de dos edificios. El primero de ellos estaría ubicado en la parcela sobre la que ahora se levanta la antigua cubertería Dalia. Se trata de una parcela de 17.500 metros cuadrados cuyos suelos habría que descontaminar tras derribar el inmueble y levantar la nueva infraestructura. A cinco kilómetros de allí, en los Astilleros de Murueta, se ubicaría el segundo inmueble. Ambos espacios se comunicarían por una vía verde. En la sede de Gernika se instalarían las oficinas, un parking, un espacio de acogida de visitantes y espacios gastronómicos además de un auditorio. En Murueta se situaría el área expositiva.

El proyecto se concibe como un centro de investigación de diversas disciplinas artísticas, ciencia y gastronomía. Además, se programarán estancias para investigadores. La Diputación incluso ha aportado el coste orientativo del proyecto: 120 millones de euros.