La cuestión estuvo dormida la pasada legislatura, despertó levemente durante la campaña electoral y ayer, apenas 48 horas después de las elecciones en Euskadi, copó el centro del debate. El debate territorial, el nuevo encaje de Euskadi en el Estado y su relación con España ha vuelto a resurgir después de que los comicios aportaran una composición parlamentaria eminentemente nacionalista de la Cámara vasca: el 72% de sus parlamentarios pertenecen a PNV o a EH Bildu.

Horas después de los comicios, en los que PNV y Bildu empataron en número de escaños, los dos partidos han abierto la puerta a que la legislatura que ahora se inicia sea la de la negociación y el acuerdo de un nuevo estatus político para el País Vasco. Aspiraría a acordar un encaje que supere el marco autonómico y competencia del Estatuto de Gernika de 1979. El PNV apela al acuerdo de investidura que cerró con Pedro Sánchez, en el que plateaba que el proceso de negociación y acuerdo debe terminar antes de finales de 2025. EH Bildu va más allá y propone en su programa electoral, con el que se ha presentó el 21-A, que el pacto se alcance antes de 2028 e incluya una ‘consulta habilitante’ en la sociedad vasca antes de negociar con el Estado.

Las dos formaciones confían en que puedan ponerse de acuerdo, pero la clave pasa por lograr que el PSE se sume al proyecto. El presidente del PNV, Andoni Ortuzar, insistió en que para facilitar ese paso es EH Bildu quien debe evitar maximalismos y hacer planteamientos posibilistas que permitan que el socialismo se sume a un gran acuerdo en los próximos años con el que poder actualizar el actual e incumplido Estatuto vasco.

Otegi advirtió ayer a Ortuzar que el gobierno de coalición que PNV y PSE ya han comenzado a negociar para conformar el próximo gobierno “no puede hipotecar ni limitar la ambición nacional de esta parte del país”. Incidió en que en el líder del PSE, Eneko Andueza, debe ser consciente de que más del 70% del Parlamento vasco “es abertzale” y reclama que “esta es una nación con derechos nacionales”.

Una "ventana de oportunidad"

El líder de Bildu reiteró que la conformación del 21-A es el “cimiento” a partir del cual se debe empezar a construir. Añadió que no se trata de una posición “coyuntural” sino que se mantiene en el tiempo. Para Otegi, “se nos ha abierto una ventana de oportunidad y esta legislatura debe ser la salida al problema nacional. Tenemos que trabajar entre abertzales”, defendió en Euskadi Irratia. Incluso añadió que el proceso también debe activarse en Navarra y avanzar en “esta coyuntura en la que también los catalanes lo pedirán, vayamos todos como pueblo a Madrid”, aseguró.

En el PNV reconocen en las últimas horas que también los próximos meses se debe abordar y retomar esta cuestión en la que Sabin Etxea cree que es imprescindible incluir al PSE. Ortuzar llamó ayer a Otegi a hacer planteamientos en clave de acuerdo y no de ruptura para facilitarlo. Por el momento, desde el PSE se insiste en que ellos no participarán en ninguna “aventura” soberanista y que cuestiones como “el derecho a decidir” no se incorporan en sus planteamientos.

El PNV y el PSE ya cerraron un primer borrador de nuevo estatuto, del que la formación socialista sólo respaldaba parcialmente su articulado. Un documento que no se elaboró teniendo en cuenta el acuerdo de bases para un nuevo estatuto que meses antes habían alcanzado PNV y Bildu y que finalmente los jeltzales ignoraron. Ahora Bildu quiere retomar la negociación a partir de aquel primer documento.

Compromiso de investidura con Sánchez

El PNV recuerda también a Pedro Sánchez que está en vigor el acuerdo de investidura por el que, además de comprometerse a completar el actual Estatuto de Gernika también se cerró un acuerdo para actualizarlo y ampliarlo. Un nuevo marco estatutario en el que se incluya el reconocimiento nacional de Euskadi. El compromiso alcanzado por el PNV y el PSOE es que esta cuestión se negociaría a partir de la constitución de la nueva legislatura en el País Vasco. La Cámara vasca se constituirá a finales de mayo o comienzos de junio. Por tanto, el acuerdo para un nuevo estatus vasco debería culminarse en año y medio después, según este compromiso adquirido por Sánchez.

El PNV plantea que la negociación, tanto en Euskadi como en las Cortes Generales, y el acuerdo que se alcanzase fuera ratificado posteriormente por el pueblo vasco. También EH Bildu quiere acelerar este proceso una vez celebradas las elecciones pero en su caso propone que en el plazo de tres meses se reactive la ponencia de autogobierno constituida hace dos legislatura en el Parlamento vasco. En ella quiere proponer una propuesta confederal y que en caso de ser aprobada por la mayoría absoluta de la Cámara sea ratificada en una ‘consulta habilitante’ por la sociedad vasca para posteriormente acudir a negociar, con ese aval social, con el Estado para su aprobación definitiva.