El proyecto de ley de reducción de la jornada laboral salió el martes del Consejo de Ministros rumbo al Congreso, pero puede embarrancar allí. Puede dar pocos pasos, morir a la primera de cambio, o quizá, con suerte, acabar su tramitación y convertirse en norma en vigor. Todo puede pasar porque su destino, el de la reforma bandera de Yolanda Díaz, depende básicamente de Junts. Como casi todo en esta accidentada legislatura. La vicepresidenta segunda insiste en que hay "margen absoluto" para la negociación y es optimista. Pero en la Moncloa no lo ven ni mucho menos tan claro. Avisan de que la disposición de los posconvergentes es nula, al menos por ahora, y que será "muy difícil" sacarles de su no inicial. La formación de Carles Puigdemont anunció una enmienda de totalidad que, para la titular de Trabajo, es apenas una "herramienta" para negociar, pero que los socialistas creen que es mucho más serio y no, desde luego, "un paripé".
Todavía no se han determinado los tiempos de tramitación del proyecto de ley que pretende reducir la jornada laboral máxima legal a 37,5 horas semanales, frente a las 40 actuales, fijadas en 1983. El próximo martes, la Mesa del Congreso admitirá el texto remitido por el Ejecutivo. El siguiente paso es clave para el Gobierno: la norma deberá superar el debate de totalidad. Fuentes de la Moncloa señalan que no se ha decidido cuándo se señalará ese pleno porque no hay plazos máximos.
Junts ha anunciado una enmienda de totalidad sin texto alternativo, "más grave" y preocupante para los socialistas, porque PP y Vox tendrían más fácil respaldarla. El primer reto del Gobierno es conseguir que retire esa enmienda de devolución
Y es que el primer reto que tiene la coalición progresista es el de conseguir que Junts retire su anunciada enmienda de totalidad. Es decir, que no se llegue a votar. Porque el peligro es que PP y Vox la apoyen, y entonces los tres grupos juntos frenarían en seco la tramitación del proyecto de ley. Este sería devuelto al Gobierno. De manera inmediata. Y ya no podría ver la luz. Además, los posconvergentes ya dejaron claro el martes que no presentarán un texto alternativo, porque, como aseguró su portavoz en el Congreso, Míriam Nogueras, consideran que rebajar la jornada laboral a 37,5 horas a la semana es "inviable", sobre todo para las pequeñas y medianas empresas, que a su juicio tendrían que cerrar si se aprobase la norma.
Que Junts acabe presentando y sometiendo a votación una enmienda de totalidad y sin texto alternativo es, de hecho, "más grave", tal y como lo conciben desde el equipo más directo de Pedro Sánchez, porque facilita que se apunten a ella PP y Vox y la respalden. Y con ello, se cobren una importante derrota del Gobierno y, singularmente, de Díaz.
La vicepresidenta segunda ha venido recalcando en los últimos días que los posconvergentes "siempre" usan la enmienda como una "herramienta para la negociación"
La vicepresidenta lo hizo el martes y también ayer jueves: minimizó el movimiento parlamentario de los de Puigdemont. Ha venido recalcando, para malestar de los independentistas catalanes, que ellos "siempre" usan la enmienda de devolución como una "herramienta para la negociación". Pero Nogueras le respondió tras el Consejo de Ministros, desde el Congreso, que su grupo iba en serio. Que nada de bromas.
Necesarios todos los socios
"Si el Gobierno del PSOE, Sumar y todos sus socios tienen tan claro que sacarán esta ley adelante, será porque han pactado con la derecha española", mantuvo. El Ejecutivo solo puede sacar adelante la norma con el apoyo de todos sus socios de investidura. Dado que no tiene carácter orgánico, solo uno de los pequeños grupos podría abstenerse, como sucedió este jueves con la convalidación del decreto ley de respuesta a los aranceles: el Gobierno pudo lograr su ratificación con el sí de todos sus aliados y la única abstención de Podemos (176 votos), por el no de PP y Vox (169, porque faltó la portavoz de la ultraderecha, Pepa Millán). Unión del Pueblo Navarro (UPN) sorprendió prestando su apoyo al decreto gracias a la negociación previa con la Moncloa, que había pasado fuera del radar.
Ya nos trasladaron desde un primer momento que su posición era 'no', y siguen en el 'no', y no tenemos constancia de que hayan cambiado", señalan en la cúpula del PSOE
Los socialistas, que son los interlocutores habituales de Junts, también creen que van en serio: "Su enmienda de totalidad no es un paripé". No es un juego, interpretan desde el núcleo duro de Sánchez, para ganar fuerza en la negociación. También en Ferraz tienen la misma impresión: "Ya nos trasladaron desde un primer momento que su posición era no, y siguen en el no, y no tenemos constancia de que hayan cambiado". El hombre encargado de las relaciones con Puigdemont, Santos Cerdán, secretario de Organización del PSOE, no ha recibido el cometido de incluir la reducción de la jornada laboral en sus conversaciones con los independentistas en Suiza.
"Vamos a ver si podemos sacar la ley adelante. Pero es muy difícil. Hay que trabajarlo y es verdad que ahora es el momento de intentarlo", asegura un ministro muy cercano al presidente. El problema que detectan en la Moncloa y en el PSOE es que la oposición de la patronal catalana, Foment del Treball, y de las organizaciones que agrupan a las pymes, es tajante. Y son las que tienen total influencia en Junts. De hecho, una línea de trabajo es, precisamente, intentar atraer al mundo empresarial catalán al proyecto. Por eso el titular de la Presidencia, Justicia y Relaciones con las Cortes, Félix Bolaños, se reunió este mismo jueves en la Moncloa con el presidente de CECOT, Xavier Panés.
En Economía indican que hay "espacio para negociar un texto equilibrado". En el ala socialista son varios los ministros que no ven que prospere el proyecto. En ERC están seguros de que Junts no se moverá
Otros miembros socialistas del Gabinete también ven negro el futuro de la reducción de la jornada, una transformación que Díaz ha calificado de "histórica" para los trabajadores. "Hay un espacio para negociar un texto equilibrado. La voluntad de Junts... hay que preguntársela a ellos", manifiestan en Economía, el ministerio que desde el principio mantuvo que había que introducir concesiones a las empresas antes de que el texto llegase al Congreso por la dificultad que entrañaba la reforma, y de hecho las fricciones de Carlos Cuerpo con la vicepresidenta segunda han sido conocidas y visibles. "Yo no lo veo, pero es verdad que Yolanda sí", apunta un ministro cercano a Sánchez. En ERC, grupo en guerra permanente con los de Junts, advierten de que no será posible moverlos del no: "Ni aunque la Moncloa prometiera que Puigdemont volviera mañana en jet privado con un maletín lleno de lingotes de oro Junts votaría a favor de la reducción de jornada". En Bildu son algo más positivos: "Ellos están dispuestos a negociar lo que sea a cambio de sus cosas".
Poco impacto económico
Díaz cree contar con varias palancas a su favor. Para empezar, porque ya ofreció, durante la negociación con la patronal y los sindicatos, medidas de acompañamiento a las empresas en las que todavía se trabaja 40 horas semanales. En una entrevista ayer en La cafetera de Radiocable, recordó que en la mesa del diálogo social ya ofreció un plan de ayudas destinadas a las compañías, sobre todo pequeñas y medianas, que más dificultades podían encontrar para pasar a las 37,5 horas a la semana. Como los empresarios se levantaron de la mesa y el pacto se produjo solo con las centrales sindicales, esas medidas se retiraron, pero ahora, en la negociación con los grupos, podrán reponerse.
Díaz ve un "margen absoluto" para las conversaciones con los posconvergentes y reitera que se pueden recuperar medidas de acompañamiento a las empresas que ya planteó en la mesa del diálogo social
"Esas empresas que no hayan avanzado nada en 42 años y tengan que reducir esas dos horas y media vamos a acompañarlas para que puedan acometer ese tránsito", sostuvo Díaz, que cifró en un 2%, "la mitad de lo que supone la subida del SMI", informa EFE. La titular de Trabajo recalcó que también había mucha oposición a las alzas salariales, pero no solo no se produjo el hundimiento del país, sino que han hecho "que tengamos más eficiencia económica, más ingresos públicos, más cotizaciones, mejores pensiones y más consumo".
La segunda gran razón que esgrime Díaz es que es una reforma apoyada por los ciudadanos y, por tanto, será muy difícil oponerse a ella y justificarlo. Es una norma, alegaba el martes de nuevo, que "cambia la vida de la gente". "Hemos cumplido. Hoy [por el martes pasado], el Gobierno de España se dirige a 12 millones y medio de trabajadores asalariados que van a ver mejorada su vida. Van a ver mejorado su trabajo. El Gobierno de España hoy ha hecho lo que tenía que hacer. Hemos cumplido. Y ahora sí, no hay retorno. No hay vuelta atrás. Ahora, esta norma no solo está en la calle, que lo está, es la norma que le preocupa a la gente trabajadora de España, sino que llega a la casa de la democracia, llega al Congreso de los Diputados", esgrimió.
La titular de Trabajo esgrime que esta es una norma que "cambia la vida de la gente", que afecta a 12,5 millones de asalariados y que no tendrá "vuelta atrás" porque cuenta con respaldo social
En cualquier caso, Díaz cree que ahora es el tiempo de la reserva y del trabajo callado. Insistió en Radiocable este jueves que ve "margen absoluto" para la negociación y para aproximar posturas. Desde su entorno advierten de que creen "asumibles" las peticiones de Pimec, aunque, como los socialistas, prefieren no ponerse plazos. La vicepresidenta, pues, se considera optimista, cree que el acuerdo con Junts es posible. En su equipo volvieron a recordar que las conversaciones se conducirán desde Sumar, desde su ministerio, porque además la titular de Trabajo tiene "línea directa" con Puigdemont.
Choque de Junts y el "'lobby' sindicalista"
En la Moncloa y en Economía ratifican que las negociaciones las pilotará la propia Díaz, aunque están dispuestos a ayudar en lo que ella reclame. Con la reforma laboral de 2022, los socialistas también se metieron en harina y al final tomaron las riendas de las conversaciones. En aquel momento, socios como ERC, PNV y Bildu dieron su no. El PSOE creía haber arrancado el apoyo de los dos diputados de UPN, pero estos desoyeron la directriz de su partido en Navarra y votaron en contra. Aquel decreto quedó milagrosamente convalidado gracias al error de un parlamentario del PP, Alberto Casero.
Sordo calificó a Junts de partido "más inútil que la última tostada del pan bimbo". Nogueras contesta a los sindicatos que son organizaciones "del siglo pasado" que mejor harían en "actualizarse"
Díaz pidió a los agentes sociales también contención. Es el momento de "hablar poco y trabajar mucho". El aviso de la vicepresidenta segunda no era baladí. El líder de CCOO, Unai Sordo, calificó de "pataleta" la oposición de Junts a la ley de reducción de la jornada laboral. Su no responde, dijo, a que es una formación "más inútil que la última tostada del pan bimbo". Unas palabras que encolerizaron a los posconvergentes: "Yo lo que sí diría a los líderes de los sindicatos españoles, que van dando lecciones a todo el mundo desde unas estructuras y una manera de hacer, que son del siglo pasado, que empiecen a actualizarse como hacemos la mayoría de ciudadanos", contestó Nogueras a Sordo.
Ella misma ya había cargado horas antes contra una ley promovida, dijo, por el "lobby sindicalista". "Como [Junts] ha perdido cualquier espacio de poder de los que quería atender en Cataluña, necesita una permanente provocación en el Congreso [...] y esta necesidad de hacer política jodiendo al personal", le había respondido a su vez Sordo. El choque, por tanto, entre Junts y CCOO no había cesado, de ahí el llamamiento de la vicepresidenta segunda a la calma.
Este jueves, en una entrevista en TV3, Jordi Turull, secretario general de los posconvergentes, admitió que ve "complicado" que su partido cambie el voto en contra, aunque se reunirá la semana que viene con Sumar para abordar este asunto. Junts, aseguró, sí comparte "derechos y mejoras sociales" para los trabajadores, pero esta rebaja "no afecta" a las grandes empresas porque la "inmensa" mayoría ya está por debajo de las 37,5 horas, pero sí impacta a las pymes porque les genera un "grave problema de costes". Y en la propuesta del Gobierno, denunció, no se habla de "ninguna mejora salarial para los trabajadores". En definitiva, el proyecto, para los independentistas catalanes, es "un tiro al pie al diálogo social", al no contar con la patronal. Lo que pide Junts, de hecho, es que el texto vuelva a la mesa de negociación de los agentes sociales, para iniciar su andadura de cero.
Turull adelanta que las conversaciones sobre el catalán en Europa están a punto de caramelo, "en el tramo final". En el PSOE admiten avances, pero son prudentes, porque depende del resto de miembros de la Unión Europea
El optimismo de Díaz y de Sumar contrasta con la perspectiva bastante más pesimista de la Moncloa y de la cúpula del PSOE. Por delante, muchas horas de negociación. Y nada fáciles. Lo que sí está más a punto de caramelo es la consecución del catalán en Europa. Las conversaciones, anunció Turull, están "en el tramo final". En la dirección del PSOE también lo admiten, aunque prefieren ser prudentes, porque no solo depende de España, sino del resto de países miembros de la UE. Esa concesión a los posconvergentes puede estar más próxima en el horizonte. La rebaja de la jornada laboral, en caso de prosperar, tardará mucho más en madurar.
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