En las cábalas de Alberto Núñez Feijóo de cara a la configuración de fuerzas para armar una mayoría alternativa hay un escenario claro: el PP será el partido más votado superando los 150 escaños y superando la suma de todos los partidos de izquierda estatales y nacionalistas e independentistas [se refirió este lunes a una encuesta de SocioMétrica que así lo estipula]. Con ello por delante, y en previsión de la afinidad ideológica, al menos en materia económica, el popular ve muy improbable que tanto Vox, PNV y Junts no avalen su candidatura a la presidencia del Gobierno.

Ahora bien, frente a ello, Vox ya lanza que debe haber contraprestaciones y un proyecto que de paso a "la alternativa real" al bipartidismo, desde Junts se calla y desde el PNV no solo no se dan garantías, sino que cada vez las sensaciones de distanciamiento e incapacidad de reconciliación son más amplias. Y eso, limita la capacidad de acuerdos del PP desde el centro político. Sobre todo, de cara a asuntos de tendencia más económica que ideológica, donde el PNV está más cómodo que Junts o Vox, quienes priorizan el proyecto separatista o el chovinismo y el componente antimigratorio, respectivamente. Eso, preocupa al sector más moderado del PP, el que encabeza Juanma Moreno.

El dirigente andaluz fue uno de los que claramente dijo que Vox no debe tener protagonismo en el 21 Congreso del PP. Tampoco para determinar que el PP salga con el ideario autónomo que mejor considere en su conjunto. Además, es de los que abogan reforzar la mirada hacia el centro político, para, como en Andalucía, abrirse paso electoralmente entre los votantes más centristas descontentos con el proyecto del PSOE una vez se definan las líneas generales del proyecto en el cónclave de julio, del 4, 5 y 6. A principios de año, en enero, Moreno Bonilla ya llamó a "no aislarse" solo en alianzas con Vox y abrir "relaciones fluidas" en el Congreso con PNV y Junts siempre y cuando no se excediesen los bordes constitucionales. Ampliar, en definitiva, las miras de pactos.

El problema es que en el caso de los jeltzale, los pasos que está dando el PP no solo no allanan sino que complican el sendero hacia un acercamiento, mientras Feijóo deja abierta cualquier dinámica de consensos, sin cerrarse a nada que no salga de la legalidad y la Constitución. De hecho, el nuevo presidente de la formación vasca, Aitor Esteban, alertaba de ello este fin de semana: "El PP se está distinguiendo por embestir al PNV y se está equivocando". Si bien los populares criminalizaron en enero la devolución [tras el espolio durante el franquismo] de un palacete parisino, actual sede del Instituto Cervantes, a los vascos, incluida en el primer decreto ómnibus del año donde se abordaba entre otros la revalorización de las pensiones o la bonificación del transporte público. Nuevamente, el asunto vuelve a estar en el foco, lo que disgusta al PNV.

El PNV asegura que el PP se equivoca por embestir contra ellos con cuestiones como el palacete de París o la reforma de la ley electoral europea

Este martes, el PP quiere pedir al Tribunal de Cuentas que fiscalice la restitución de propiedad de ese palacete que ocupó el Gobierno vasco en el exilio, situado en el número 11 de la Avenue Marceau. También lo relativo a las compensaciones de los inmuebles perdidos en las ciudades de Noyon y Compans, por valor de 3,8 millones de euros. Lo hará en la comisión mixta del Congreso y el Senado para las Relaciones con el Tribunal de Cuentas, pero requiere un acuerdo con Vox, con quien suma ahí mayoría, algo que tiene visos de salir adelante.

Desde el PP se tacha esta cesión como una "privatización encubierta" de un inmueble público por valor de 15 millones de euros de acuerdo al mercado actual. Además, se denuncia que se han "ocultado" los informes patrimoniales y jurídicos para tomar la decisión, así como el millón de euros anuales en concepto de alquiler que el Gobierno pagará al PNV para mantener la sede del Instituto Cervantes hasta el 31 de diciembre de 2030. Los populares creen, además, que la titularidad no queda clara, y así lo reflejó el Tribunal Supremo en 2003, apelando al "Gobierno vasco en el exilio" y "no al partido". El gasto público asciende en total entre inmueble, alquiler y compensaciones a 25 millones de euros.

A ello se añade la petición del PP de elevar la barrera electoral en las elecciones europeas, además cuestionar las intenciones del Gobierno por hacer el euskera —así como el gallego y el catalán— lengua cooficial en la UE. Por un lado, los populares evitan expresar qué opinan sobre el uso de estos idiomas en Bruselas y Estrasburgo. Creen que el debate está abierto no por necesidad, sino porque a Sánchez "le interesa sobrevivir e intentar contentar para ello al independentismo". "Lo que estamos viendo es deslavazado, es un intento absurdo y la peor manera posible de presionar a países socios", dijo el portavoz nacional del PP, Borja Sémper, que evitó profundizar pese a que el PP catalán admitió que ha habido llamadas a los primeros ministros populares europeos para que no apoyen la medida.

El PNV se siente "embestido" por el PP

En una entrevista en RNE el viernes pasado, Esteban lamentó que "el PP vuelve a la carga en materia de Memoria Democrática" apelando al palacete. En enero tachó a los populares, por su oposición a esa devolución al PNV, en concreto contra su portavoz, Miguel Tellado, de ser "torpe" y "maleducado" y alejar posturas con su partido. "Parece que están en una ofensiva contra el PNV". "Están opositando para que el PNV no les apoye. Ellos sabrán", dejó claro Esteban a los de Feijóo.

Este domingo cargó contra el PP directamente por la cuestión de las lenguas, por hacer una "vergonzosa" y "feroz" campaña en contra el uso del euskera. Pero también por querer dejar sin representación a su partido en las elecciones europeas. El contexto es el siguiente: los populares respaldan la reforma de la ley electoral europea de 2018 para armonizar los comicios de los países miembros y por la que se insta a los socios a adoptar un umbral de porcentaje obligatorio para tener representación que va del 2% al 5%. Ello dejaría sin representación al menos al PNV si se aplica el mínimo, a Junts y ERC, EH Bildu o el BNG si se opta por un 3% intermedio, o a todos los partidos salvo Vox, PSOE y PP si se elige la máxima del 5%. De hecho, España es el único país que no ha adoptado esta exigencia europea, lo que ha hecho que una misión del Parlamento Europeo acuda a Madrid para averiguar los motivos.

El límite electoral más pequeño propuesto por la UE dejaría al PNV fuera del Parlamento Europeo

El principal es que el pacto de Gobierno y de apoyo al PSOE para esta legislatura incluye en el punto 6.1, en el apartado 'Europa', el compromiso a "no impulsar ninguna modificación" en la ley electoral, la LOREG, y "en el caso de extrema necesidad, lo hará con acuerdo previo" con los jeltzale. "Quieren imposibilitar que tengamos representación", denunció Esteban, que recalcaba que tampoco están abiertos a que se hagan circunscripciones autonómicas, como en Bruselas, Francia o Irlanda, para que el porcentaje de voto vasco amplio no pondere respecto a todo el territorio español. "No nos quieren en el Parlamento Europeo, quieren negar nuestra existencia, tapar lo que les molesta: que haya una voz para reivindicar que somos una nación diferente". Reprochó Esteban, además, que en el PP son "foralistas de boquilla, son unos demoledores del fuero".

A las palabras de Esteban se unieron este lunes la del portavoz del PNV en el Parlamento vasco, Joseba Díez Antxustegi, que advirtió a los populares a cambiar de rumbo. Dejar fuera del Parlamento Europeo "a un potencial socio" no es "la mejor estrategia de seducción" para el futuro. Sobre todo, si como quieren algunas voces del PP, hay intención de "tender puentes".

El joven diputado, con ello, cree que en Génova están "muy seguros de que van a tener la absoluta", o que la alternativa pasa por que "los votos" se los de "la extrema derecha", dijo en referencia a Vox. Este mismo lunes, en una entrevista en Telecinco, Feijóo no se cerraba a pactos con actores como Vox o Junts. En la conversación no se aludía al PNV. Pero en línea al argumento de los jeltzale, busca armar una mayoría sólida que le permita gobernar sin ataduras. Hay quienes ven dentro del PP que el único camino viable y que señalan los sondeos es entenderse con Vox para bien un gobierno de coalición o un apoyo externo a un PP en solitario. El propio Abascal, este lunes, en Telemadrid, hacía gala de que hacia esa dirección se aproximan todas las encuestas y la fragmentación propia de la realidad política del sistema español.

Si el entendimiento con los vascos ya era complicado con Andoni Ortuzar en la presidencia desde Sabin Etxea, el relevo de Esteban, quien ha vivido hasta hace poco ese cuerpo a cuerpo con el PP en el Congreso complica más el acercamiento.

Un congreso sin detalle de la política de pactos

La dirección que tome el PP, bien hacia la derecha en materias como la inmigración o el aborto y la eutanasia, o bien a políticas de corte muy social como la vivienda, centradas, determinará hacia qué camino se quiere lanzar la dirección de Feijóo. Sin embargo, desde la dirección nacional del PP aclaran que no hay intencionalidad de mojarse directamente en la ponencia política del cónclave de julio y determinar los socios con los que se ve mayor viabilidad para alcanzar acuerdos postelectorales. Fuentes de la dirección nacional creen que no se debe dedicar el debate interno de un partido para hablar sobre otros y que ese asunto se abordará tras unas elecciones si así se requiere.

En el PP confían que, ante la incapacidad de que Sánchez sume con sus socios de izquierdas para un próximo Gobierno y la necesidad de conseguir políticas favorables para Euskadi, partidos como el PNV prioricen puntos de agenda común con el PP, como en inmigración, industria o energía, para dar sus votos a Feijóo. Sobre todo tras años de acuerdos recurrentes que han incluido a partidos antagónicos como BNG, Podemos o el propio EH Bildu, en contra del sentir mayoritario de sus votantes.