Dos semanas para La Haya. Dos semanas escasas para la crucial cumbre de la OTAN que marcará el objetivo de gasto militar para los próximos años. La primera de Donald Trump tras su vuelta a la Casa Blanca. La primera en la que Pedro Sánchez se juega mucho más que un número, un porcentaje. Porque de la cifra de inversión en defensa que pacten los 32 aliados puede depender la relación futura tanto con su socio de coalición, Sumar, como con el resto de aliados parlamentarios de izquierdas. Por eso el presidente promete acudir a la cita en Países Bajos con una posición "valiente", "autónoma", aunque le suponga ir al choque con Estados Unidos.

El 24 y 25 de junio, La Haya acogerá una cumbre en la que todo apunta que podría cerrarse un compromiso de gasto de todos los países miembros de la Alianza de un 5% del PIB, frente al objetivo actual del 2%, umbral que España prevé alcanzar este 2025. Trump, desde su retorno al poder, no se ha apeado de esa cifra, no ha dejado de reclamar a los aliados que contribuyan más a la OTAN, que paguen más. Y el secretario general de la organización, el ex primer ministro holandés Mark Rutte, también ha señalado ese umbral, aunque ha planteado una fórmula que podría ser algo más digerible para los países más reticentes.

Rutte plantea un gasto del 3,5% para gastos puros de defensa y un 1,5% en inversiones relacionadas con defensa y seguridad, como infraestructuras e industria. España hace valer el "gran esfuerzo" asumido para llegar al 2% en 2025

"Voy a proponer un plan de inversión global que totalizará un 5% del PIB en inversión en defensa —confirmaba Rutte el pasado 5 de junio, en la reunión con los titulares aliados de Defensa en Bruselas—: un 3,5% del PIB para gastos puros de defensa sobre la base de los costes globales para alcanzar los nuevos objetivos de capacidad que los ministros acaban de acordar, y un 1,5% del PIB anual en inversiones relacionadas con la defensa y la seguridad, como las infraestructuras y la industria". Un porcentaje total del 5%, en cualquier caso, que España considera excesivo y "arbitrario", tal y como manifiestan fuentes de primer nivel del Ejecutivo.

El Gobierno aprobó el pasado abril su Plan industrial y tecnológico para la seguridad y la defensa, que suponía una inversión extra de 10.471 millones de euros. Con ellos, sumado a todo lo ya comprometido, se alcanzaría un gasto total de 33.123 millones en 2025. Exactamente, el 2% del PIB. Un esfuerzo que Sánchez adelantó que se cargaría a las espaldas de los Presupuestos del Estado, gracias al margen que conceden los ahorros generados y el "buen desempeño de la economía", rebañando partidas inactivas y reorientando algunos de los fondos europeos. El incremento del gasto no necesita pasar por el Congreso porque no se genera ningún crédito nuevo. Y es que el Ejecutivo es plenamente consciente de que pasar por el Parlamento es un riesgo por el rechazo de los socios de izquierdas y la desconfianza total en el PP.

El secretario general de la OTAN no mencionó la semana pasada el plazo de 2032, pero sí habló de "planes anuales que muestren el aumento de gasto cada año", para asegurar el cumplimiento del 5%

Un 5% de gasto supondría un desembolso de 82.807 millones de euros al año, a precios actuales. Lo que no está claro es para cuándo se fijaría el cumplimiento del 5%. En la cumbre de la OTAN en Gales de 2014, en la que todavía Mariano Rajoy era presidente, se marcó un objetivo del 2% del PIB en el plazo de una década. En la cita de Madrid de 2022 se calendarizó ese compromiso y España prometió tocarlo en 2029, aunque la presión de EEUU y la amenaza rusa han forzado a que sea finalmente en 2025 cuando se alcance el 2% —una meta que también prevé lograr Canadá este año, según anunció el lunes pasado su primer ministro, Mark Carney—. Rutte no mencionó el 5 de junio el plazo para llegar a la meta del 5%, aunque informalmente había deslizado 2032. A diferencia de lo que ocurrió en Gales, en La Haya se buscará que los aliados se comprometan con "planes anuales que muestren el aumento cada año, para asegurarse de alcanzar el nuevo objetivo del 5% en última instancia, es decir, el 3,5% y el 1,5%". Es decir, que de firmarse ese acuerdo, España tendría que ir aumentando desde ya el gasto militar, desde la cota actual del 2%. Y en ese escenario al Ejecutivo le sería ya muy difícil, por no decir imposible, eludir el control del Congreso o ajustar otras partidas.

"¿Por qué el 5%?"

El sustrato de la debilidad parlamentaria también opera en el modo en que el presidente encara la cumbre del 24 y 25 de junio. Fuentes del Ejecutivo prefieren no adelantar la estrategia —"Cuando lleguemos a La Haya, definiremos posición"—, pero sí advierten de que Sánchez defenderá una posición "valiente" y "propia". "Iremos teniendo conversaciones e iremos viendo. Hay otros países que no están por la labor de ir a por un 5%", explican desde la Moncloa. En otras palabras: España es consciente de que hay aliados que tampoco ven posible ni necesario caminar hacia ese 5%, pero quiere cerciorarse de la firmeza de su posición, si aguantarán el pulso a EEUU en la propia cumbre. "La cabezonería de Rutte es imposible de cumplir para muchos países", refuerzan fuentes gubernamentales.

En el Gobierno prefieren no adelantar la estrategia: "Cuando lleguemos a La Haya, definiremos posición". Y advierten de que "la cabezonería de Rutte es imposible de cumplir para muchos países"

"Los debates se darán allí, en La Haya. Pero, ¿por qué el 5%?", insisten desde el Gobierno. La reflexión, aunque más cruda, refuerza la línea seguida hasta ahora por la ministra de Defensa. Margarita Robles esgrimió la semana pasada en Bruselas que España puede cumplir con los nuevos objetivos de capacidades destinando a defensa solo un 2% de su PIB. "Nosotros entendemos que en el momento actual con los objetivos que se nos han adjudicado, los objetivos de capacidades, España, con el cumplimiento del 2%, puede hacer frente a ello", señaló a la prensa. No obstante, concedió, "si fuera necesario incrementar" el porcentaje de gasto para alcanzar los objetivos de capacidades militares, "evidentemente se incrementaría". Lo que no hará España es vetar en La Haya, aseguró, ningún acuerdo sobre la nueva meta de inversión en defensa. En el seno de la OTAN los acuerdos se toman por consenso entre los aliados, sin que por tanto medie una votación.

El Gobierno sabe que enfrente tiene un muro muy difícil de derribar. Trump y Rutte, y las capitales que apoyan el planteamiento de Washington, particularmente las que se sienten más amenazadas por Rusia. Pero repite que no se rendirá a la primera. Ha venido advirtiendo de que ahora mismo es imposible absorber un desembolso tan descomunal del 5%, porque la industria española y europea no están preparadas para consumir tantísimos millones de euros en tan poco tiempo. Es decir, que un porcentaje tan alto solo beneficiaría, según su lectura, a la industria armamentística estadounidense en un momento en el que necesita estímulo económico. Lo que tiene también claro Sánchez, y lo ha repetido en múltiples ocasiones, es que no sacrificará gasto social para aumentar la inversión en defensa. De hecho, cuando anunció el plan dotado con 10.471 millones recalcó que el esfuerzo podía llevarse a cabo "sin ningún tipo de recorte social" ni medioambiental, "porque esa es nuestra línea roja". La condición, además, que garantizó a Yolanda Díaz a cambio de que Sumar no incrementara la presión.

El Ejecutivo cree que una subida tan brutal solo acabaría beneficiando a la industria armamentística de EEUU. Y sabe que su talón de Aquiles está en el rechazo de Sumar y de sus socios de izquierdas. Así las cosas, prevé que la cumbre sea dura

En el Ejecutivo prevén que la cumbre de La Haya será dura. Nada sencilla. Pero Sánchez está dispuesto, dicen en su equipo, a dar la batalla. Son conscientes en la Moncloa de que el PP huele sangre. Cree que la dirección de Alberto Núñez Feijóo, llegado el caso, podría apoyar un aumento del gasto, pero no lo haría precisamente para intentar que el presidente naufrague, para que se estrelle en el Congreso. "¿Qué es lo que quieren? ¿Enfrentar al Gobierno con las fuerzas de izquierdas? ¿Acaso nos iba a votar un crecimiento del gasto? No. Lo que quiere es la bronca", explican desde el entorno directo del líder socialista, en el que sobre todo reivindican que España es un país confiable en la OTAN, que lo demuestra tanto con el despliegue de tropas en misiones en el exterior, como en su inversión del 2% del PIB, compromiso que heredó de Rajoy sin que el Ejecutivo popular realmente aprobara aumentos del gasto.

EEUU incluye a los "amigos españoles"

Sánchez se prepara para un choque con Trump, con la esperanza de poder relajar las pretensiones de Washington, aunque para ello necesita la alianza con otros países miembros. El presidente norteamericano, no obstante, no rebaja la presión. El 4 de junio, el embajador de EEUU ante la OTAN, Matthew Whitaker, insistió en que confía en que los 32 aliados se sumen al objetivo del 5%. "Estamos trabajando con todos nuestros aliados para acordar este compromiso en defensa en La Haya, incluyendo con nuestros amigos españoles", señaló Whitaker cuando se le preguntó si es Madrid la única capital que se opone a ese umbral y cuáles serían las "consecuencias" para su relación con la OTAN. "Esperamos una cumbre muy exitosa en La Haya y esperamos que todos nuestros aliados se unan al compromiso", agregó.

Washington da por hecho que se alcanzará el acuerdo sobre el 5% en La Haya. Solo hay "unos pocos países que todavía no están ahí", admitía hace una semana el jefe del Pentágono

Un día después, en el marco de la reunión de los ministros aliados de Defensa, el jefe del Pentágono, Pete Hegseth, aseguró que los Estados miembros están "casi cerca del consenso" sobre el 5%. Sí reconoció que hay "unos pocos países que todavía no están ahí", dispuestos a avalar esa cifra, informa EFE. Hegseth no quiso detallar qué capitales discrepan, sí mencionó los que sí aplauden el porcentaje, e incluyó a Francia, Alemania, los bálticos, los nórdicos, Polonia, Grecia y Hungría.

El secretario general de la OTAN, Mark Rutte (d), recibe al secretario de Defensa de EEUU, Pete Hegseth (i), en la reunión de ministros aliados de Defensa el pasado 5 de junio de 2025 en Bruselas. | EFE / EPA / OLIVIER MATTHYS

En las últimas horas, en declaraciones públicas, tanto Sánchez como el ministro de Exteriores, José Manuel Albares, se han acogido a la prudencia. Este miércoles, en la sesión de control al Ejecutivo, Ione Belarra, la portavoz de Podemos —el partido que más se opone a cualquier incremento de gasto militar y que ha calificado a la coalición como "Gobierno de la guerra"—, pidió al presidente que no firme ningún 5% en La Haya. Sánchez se limitó a recordar que no está acometiendo ajustes sociales para llegar al 2%. Más aún, enfatizó, se incrementan las partidas de ayuda al desarrollo o de cooperación internacional. "No estamos aplicando ningún recorte. Al contrario, usted pide paz y derecho, en esto está el Gobierno de España", señaló, para remarcar que si España ha subido el gasto militar es porque "visto lo visto, a lo mejor conviene que Europa tenga una mayor capacidad de seguridad y defensa".

También la importancia del flanco sur

El martes, en la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros, Albares tampoco quiso hablar de porcentajes: lo importante, dijo, es discutir sobre las capacidades que se necesitan para enfrentar las amenazas actuales. El jefe de la diplomacia puso en valor el "gran esfuerzo" del Ejecutivo para llegar al 2% gracias a su plan de 10.471 millones adicionales, y también resaltó el compromiso de España con la Alianza que "claramente" se visibiliza con los 2.300 militares desplegados en el flanco este. "Es un momento histórico, y, por lo tanto, eso está totalmente fuera de toda duda. Y lo hacemos con aviones en el Báltico, con tropas sobre el terreno en países como Eslovaquia o Rumanía, o participando también en el mar Negro.

Ni Sánchez, ni Albares, ni Robles hacen referencia a porcentajes en sus declaraciones públicas, insisten en las capacidades y en que España puede afrontar los nuevos objetivos con un gasto del 2%

Las amenazas, convino Albares, necesitan un pilar de defensa, pero la seguridad es un concepto más "amplio" que el que están proyectando algunos países. Y es esta una de las batallas que España está dando. "Tenemos que garantizar que nuestros hospitales, nuestros colegios, funcionen sin ningún tipo de interrupción. Tenemos que garantizar la integración y la integridad de nuestros procesos electorales", señaló. El ministro también ratificó que España volverá a pelear para que se tengan en cuenta las amenazas que vienen del flanco sur —ya se incorporó esta cuestión en el concepto estratégico que la OTAN pactó en Madrid en 2022—, que aunque tengan una "connotación muy distinta a las que provienen del este", "también existen".

La ministra de Defensa, Margarita Robles (c), durante su visita este lunes al Tercer Batallón de Intervención en Emergencias Integrantes del Tercer Batallón de Intervención en Emergencias (BIEM III), ubicado en la Base Militar 'Jaime I ' de Bétera, en Valencia, el pasado 9 de junio de 2025. | EFE / BIEL ALIÑO

La cumbre de La Haya de finales de junio se presenta como uno de los hitos de una legislatura muy complicada para Sánchez. La gran diferencia es que la cita de la Alianza puede definir la relación futura con los socios. Y eso explica la posición de partida del Gobierno frente a Trump. Un rechazo al 5%, búsqueda de alianzas con otros países. Pero las cartas parecen ya muy marcadas y las dificultades, evidentes.