"Yo estoy muy tranquilo, yo no he cometido ninguna ilegalidad, no recuerdo ninguna ningún tipo de conversación de este tipo". Eran las primeras palabras del secretario de Organización del PSOE, Santos Cerdán, este jueves a su llegada al Congreso. En la misma línea que siempre, en la misma línea que el comunicado que lanzó ayer Ferraz después de que varios medios informaran de una conversación grabada e intervenida por la Unidad Central Operativa de la Guardia Civil en la que participan él mismo, el exministro José Luis Ábalos y su exasesor Koldo García y en la que hablaban de la deuda que varias empresas adjudicatarias de obras públicas habrían contraído presuntamente con ellos. Unas grabaciones, por tanto, que apuntan al supuesto cobro de mordidas por parte del número tres del PSOE, negadas por él mismo pero que han despertado la máxima preocupación tanto en el Ejecutivo como en el partido.

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Cerdán se remitió al comunicado de anoche lanzado por Ferraz, en el que aseguraba que él "no ha participado, mucho menos influido, en adjudicaciones de obra pública", y que "jamás ha cobrado una comisión por ello". Este jueves, pidió a los medios esperar: "Cuando conozcamos el informe daré todas las explicaciones que tenga que dar y convocaré a todos los medios a una rueda de prensa en Ferraz y lo explicaré. Mientras tanto, no sé qué explicaciones puedo dar porque no conocemos más". Cuando se le preguntó si recordaba haber participado en conversaciones como la que se ha conocido que consta en el informe de la UCO, replicó: "Creo que lo he dejado claro. No recuerdo ningún tipo de conversación de ese tipo. Yo no he participado en ninguna conversación de ese tipo". Era muy elocuente, no obstante, su "no recuerdo". La contundencia ya no era tal. "Completamente seguro", respondió a la pregunta de si podía asegurar que el informe de la UCO no le puede implicar en ningún amaño de contratos público.

Tras las primeras palabras de Cerdán, el Supremo comunica que le cita a declarar voluntariamente ante el instructor el 25 de junio por los "consistentes indicios" que pesan contra él

Las palabras de Cerdán eran previas al comunicado del Tribunal Supremo, en el que informó de que el juez instructor del caso Ábalos, Leopoldo Puente, le citaba a declarar voluntariamente, asistido de abogado, el 25 de junio, por los "consistentes indicios" que se desprenden en el informe policial "acerca de la posible participación” del secretario de Organización socialista "actuando en connivencia" con Ábalos y Koldo "en una adjudicación indebida y a cambio de precio de obras públicas". Es el paso previo a la imputación, que no puede tramitarla el magistrado porque Cerdán es aforado y, para llamarle como investigado, tendría que reclamar el suplicatorio al Congreso.

También antes de la nota del Supremo se pronunció el titular de la Presidencia, Justicia y Relaciones con las Cortes, Félix Bolaños, miembro del núcleo duro del presidente. A su llegada a la Cámara baja, el ministro pidió dejar trabajar a los jueces, los fiscales y a la UCO. "Tiempo habrá para conocer qué hay y para opinar". El apoyo de la Moncloa a Cerdán ya no era férreo. Algo había cambiado en muy pocas horas.

Y es que en el Ejecutivo y en el partido la sensación es de shock absoluto, de "preocupación" máxima, de alerta, tal y como reconocían en el núcleo duro del presidente. Pedro Sánchez había dado orden a su equipo de guardar prudencia, de esperar a conocer el contenido del informe de la UCO, porque apenas se sabe nada, más allá de "fragmentos descontextualizados" y del "origen" de la grabación, Koldo. Pero cada hora la situación cambia, y la citación de Cerdán para el 25 de junio por los "consistentes indicios" que pesan contra él pueden ser una losa definitiva para su futuro. Y para el conjunto del partido y del Gobierno.

Bolaños evidencia que el respaldo de la Moncloa decae. "Tiempo habrá para conocer qué hay y para opinar", señala a su llegada el ministro

En la Moncloa negaban que anoche, cuando varios medios publicaron el avance del documento policial, se hubiera producido una reunión al más alto nivel, un comité de crisis. Pero los teléfonos, lógicamente, ardían. Cundía el estupor, la "estupefacción", la incredulidad. Nadie podía esperar que también Cerdán, mano derecha del líder socialista, pudiera ser señalado por presuntos amaños en adjudicaciones públicas. De hecho, horas antes en el Ejecutivo se afanaban en rubricar que tenía todo el apoyo del jefe del Ejecutivo, pese a que él no lo explicitó en la sesión de control cuando le interpeló Alberto Núñez Feijóo.

Apenas media hora de que saltara la noticia, Ferraz mandó un comunicado de total cierre de filas. La dirección se quejaba de que se conocieran actuaciones policiales "por la vía de la filtración", algo que "se ha convertido en una cuestión endémica de nuestro país que solo genera indefensión y juicios mediáticos a los afectados". A continuación, Ferraz insistía en que su número tres "jamás" ha cobrado comisión alguna por adjudicaciones de obra y avanzaba que daría "todas las explicaciones necesarias para que de una vez por todas su nombre y honorabilidad dejen de verse mezclados a diario con casos que nada tienen que ver con su persona".

Sin embargo, fuentes de la Moncloa eran más tibias. "No podemos opinar sobre un informe que aún no hemos leído y unas conversaciones de las que desconocemos el contexto", apuntaban. En la misma línea que Bolaños este jueves. Pero el comunicado posterior del Supremo ponía patas arriba todo.

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