El mensaje lanzado por el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, el pasado sábado ante su Comité Federal es inequívoco. Si hubiera que definirlo en una sola frase esta sería "resistir". Resistir a toda costa y contra todo pronóstico, sin dimitir para dar paso a la investidura de otro presidente socialista, sin someterse a una cuestión de confianza y sin convocar elecciones anticipadas. El objetivo es llegar a 2027, agotar la legislatura. Y el mejor instrumento para sobrevivir hasta entonces es tener Presupuestos Generales del Estado para el año que viene. Unas nuevas cuentas justificarían, más que cualquier otra cosa, conservar el Gobierno.

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Pero más allá del deseo, Sánchez ha pasado a la acción con uno de sus instrumentos más poderosos, que no es otro que el ex presidente del Gobierno José Luis Rodríguez Zapatero, principal activo con el que cuenta el líder socialista para sus momentos más bajos. Es sabido que Zapatero ha asumido la tarea de interlocución con el prófugo de la justicia y líder de Junts, Carles Puigdemont, en sustitución del hoy encarcelado Santos Cerdán, encargo en el que se emplea con su habitual entusiasmo. Y su principal objetivo es, según ha podido conocer El Independiente, arrancar los siete votos de la derecha independentista para tener nuevas cuentas del Estado, las primeras de la actual legislatura. Zapatero voló el último fin de semana de junio a una localidad próxima a Zúrich para reunirse con el fugado. Pero el objetivo de dicha reunión, sin foto y sin confirmación oficial, no era solo tranquilizar a los postconvergentes y evaluar la salud de su siempre complicado, exigente y condicionado apoyo, sino algo mucho más ambicioso.

Negociación presupuestaria

De hecho, los mismos medios conocedores de esos contactos llegan a aventurar que el acuerdo presupuestario está más que avanzado, lo que comenzará a visualizarse a la vuelta de las vacaciones de verano cuando todo el foco se ponga sobre la vicepresidenta primera y ministra de Hacienda, María Jesús Montero. Será entonces el momento de acometer de manera oficial, y no oficiosa como hasta ahora, los primeros movimientos para testar los apoyos parlamentarios con los que cuenta y elaborar unas nuevas cuentas, algo que no hace desde hace tres años, en concreto desde que el 20 de noviembre de 2022 se aprobaron los presupuestos de 2023, aún vigentes.

La interlocución de Zapatero con la derecha independentista no es nueva y se le atribuye un papel fundamental a la hora de llevar a buen puerto la negociación de la Ley de Amnistía, redactada a la medida de Puigdemont para borrar los delitos de sedición y de malversación de fondos públicos por los que sí fue condenado, por ejemplo, el líder de ERC, Oriol Junqueras, hoy indultado parcialmente.

La amnistía, la cesión de la gestión de la inmigración y uso del catalán en la UE, siguen sobre la mesa

Sobre la mesa están los asuntos más perentorios para Junts, esto es, la cesión de las políticas de inmigración y hacer de catalán lengua cooficial en la Unión Europea, pelea que lleva librando el ministro de Exteriores, José Manuel Albares, casi dos años sin ningún éxito. Pero sobre todo y ante todo quieren que la amnistía alcance a Puigdemont tras el aval del Tribunal Constitucional. Sin embargo, queda todavía un largo camino de recursos aquí en España y de cuestiones prejudiciales en el TJUE. Pero esas son viejas reivindicaciones ya asumidas por el Ejecutivo. Unos nuevos Presupuestos para asegurar la legislatura pueden tener otro precio y mucho más alto, incluido la creación de un CGPJ catalán, vieja aspiración de los independentistas.

ERC también será un hueso duro de roer, pero siempre dependerá de lo que saquen una y otra formación política catalana en clara competencia entre ellas. Los secesionistas republicanos prefieren poner el acento en la financiación singular para Cataluña. Precisamente, el día 14 se reunirá en Barcelona la comisión bilateral Estado-Generalitat para tratar de forma monográfica un asunto que levanta ampollas en el resto de los territorios, deseosos de abordar un nuevo modelo de financiación autonómica caducado desde 2014.

Moncloa insiste en su estrategia de derivar a Ferraz la vía de interlocución mensual con el líder de Junts

Está por ver si a la vuelta del verano, una vez se serenen, si es que se serenan, las revueltas aguas en Ferraz tras un comité federal con sus miembros en estado de shock, el ex presidente Zapatero se consolida como interlocutor o cede el paso a la nueva secretaria de Organización socialista, la valenciana Rebeca Torró. Zapatero carece de ningún tipo de poder orgánico en el PSOE, pero tiene un gran ascendente sobre Sánchez y es uno de sus mejores emisarios. Moncloa insiste en su estrategia de derivar a Ferraz la vía de interlocución mensual con el líder de Junts, bien en Suiza o Bélgica, a pesar del deseo de Puigdemont de conseguir la "amnistía política", esto es, una reunión al más alto nivel, con Pedro Sánchez, para hablar 'de presidente a presidente'.

Del estado de las relaciones de los independentistas catalanes con el jefe del Ejecutivo darán buena cuenta los dos plenos extraordinarios del próximo miércoles. El de la mañana, monográfico tras las presiones del PP y de los socios parlamentarios de Sánchez, para "informar sobre los presuntos casos de corrupción conocidos por la filtración a los medios de comunicación y a la opinión pública de investigaciones en curso, entre otros asuntos", según la nota del Congreso. Será sin duda de alto voltaje.

Para el que arranca por la tarde, el Gobierno ha vuelto a hacer eso tan socorrido de mezclar varias cuestiones para acabar diluyéndolas todas. Irán en el mismo paquete los resultados de la Cumbre de Jefes de Estado y de Gobierno de la Alianza Atlántica (OTAN) -con la polémica añadida respecto a si España se ha comprometido a elevar al 5% en diez años el gasto en Defensa y seguridad- la reunión del último Consejo Europeo y la cuarta Conferencia Internacional sobre Financiación para el Desarrollo celebrada en Sevilla.

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