El Gobierno no piensa dejar que se entierre ya la polémica sobre el aborto que sorpresivamente resucitó el propio PP la semana pasada, cuando el alcalde de Madrid, José Luis Martínez-Almeida, apoyó con su grupo la proposición de Vox en el Ayuntamiento que pedía obligar a dar información a las mujeres sobre un falso síndrome posaborto en sus centros municipales. El regidor tuvo que rectificar porque la polvareda estaba haciendo daño a su partido, pero el Ejecutivo levantó la bandera, consciente de que lo está en juego es el poderoso voto femenino: el pasado viernes planteó blindar el derecho a la interrupción voluntaria del embarazo en la Constitución —imposible sin el concurso del PP— y este lunes informó de que ha exigido a cuatro comunidades autónomas que garanticen la prestación de ese derecho creando ya el registro de personas objetoras, tal y como exige la modificación legal introducida en 2023.
La Moncloa señaló que el jefe del Ejecutivo, Pedro Sánchez, ha enviado un "requerimiento formal" a los presidentes de Aragón, Asturias, Baleares y Madrid para que adopten, "con la mayor celeridad posible, las medidas necesarias para crear y regular el registro de personas objetoras, conforme al mandato establecido en la ley orgánica 2/2010", en su artículo 19 ter, que incluyó en la reforma de la norma aprobada en 2023. Tres de los cuatro presidentes interpelados son del PP: el aragonés Jorge Azcón, la balear Marga Prohens y la madrileña Isabel Díaz Ayuso. El cuarto líder autonómico al que Sánchez da un toque de atención es el socialista Adrián Barbón, jefe del Principado de Asturias desde 2019.
(Noticia en ampliación)
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