Estar condenado a cadena perpetua en Estados Unidos no es la peor sentencia que puede recibir un reo. El corredor de la muerte es el peldaño más terrible y oscuro del sistema penitenciario estadounidense. Pablo Ibar ha pasado por los dos. La segunda de sus sentencias le libró de la pena capital -tras 16 años esperándola en el corredor de la muerte- a la que había sido condenado. La tercera condena, que ahora cumple en una prisión de Florida, le sentenció a una pena de prisión de por vida.

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A sus 53 años, este sobrino del mítico boxeador Juan Manuel Urtain, nacido en Florida en 1972 pero con familia de origen vasca, ha pasado 31 años en la cárcel. Tres décadas en las que ha insistido en defender su inocencia y la injusticia de su caso pero en las que los tribunales norteamericanos no le han creído. La Justicia americana lo siguen considerando el autor del triple asesinato ocurrido en la localidad de Miramar en 1994 y por el que cumple condena.

La vida de Pablo se resume en tres grandes esperanzas por demostrar su inocencia a las que han seguido tres revés judiciales. Ahora, se abre de nuevo la ventana de la esperanza. En primavera un hombre aseguró conocer quién había asesinado a Casimir Sucharsky, dueño de un local nocturno, y dos modelos, Sharon Anderson y Marie Rogers de 25 años aquel 26 de junio de hace 31 años en la localidad de Miramar, próxima a Miami. Según su relato, Ibar no estaba en el lugar del crimen. Ibar nada tendría que ver con los hechos por los que cumple condena.

El testigo misterioso aporta los nombres de los supuestos autores. Hace meses qu los trasladó a la defensa de Ibar, que en los últimos meses ha trabajado para verificar la verosimilitud del relato, no en vano, el misterioso nuevo testigo es una persona a la que Pablo Ibar no conoce, con la que nunca ha hablado. Ni siquiera reside en EEUU ni España. Según ha contado, cuando por televisión conoció la última sentencia de Ibar decidió contactar con su defensa y contarles directamente lo que tiempo atrás ya trasladó a la policía y esta obvió durante el proceso: que Pablo no era el autor del crimen y que él conocía a los dos jóvenes que lo cometieron.

Dos posibles autores identificados

En el testimonio que tres décadas más tarde ha recuperado, detalla que él, junto con los presuntos autores, trabajaban para una organización dedicada al narcotráfico. Ahora, ya rehabilitado y alejado de estas prácticas delictivas, se ha decidido a colaborar.

En su testimonio que puede ser clave para el futuro de Ibar, asegura que en el verano de 1994 uno de los jóvenes que habría participado en el asalto mortal le pidió que colaborará en el allanamiento. El testigo detalla que no lo hizo por encontrarse fuera de Florida. Meses después, en otoño de ese año, ambos se habrían jactado en su presencia de haber cometido aquellos asesinatos por lo que asegura que fue un ‘ajuste de cuentas’ por una cuestión relacionada con el tráfico de drogas.

Tras recabar este testimonio, la defensa recurrió a una investigadora privada y a indagaciones propias para contrastar la credibilidad del mismo. En la labor indagatoria descubrieron que uno de los nombres facilitados contaba con un pasado criminal relevante. Es a quien el testimonio ahora aportado sitúa como posible autor material de los hechos. La investigación de la defensa ha permitido incluso lograr una imagen del individuo y contrastarla con las imágenes captadas por un vídeo de vigilancia en el lugar de los hechos y en los que, en gran medida, se basó la condena a Ibar. El nuevo testimonio también aporta información sobre el supuesto segundo participante en el asesinato.   

El testigo ha asegurado que años atrás ya puso en conocimiento de la Policía esta información y que incluso por esta colaboración obtuvo una reducción de su condena por otro caso. Sin embargo, ni Pablo Ibar ni su defensa tuvieron nunca conocimiento de ella.

"Esta acostumbrado a esperar"

En junio pasado el abogado de Ibar presentó ante los juzgados de Broward Country una declaración jurada del informante con el testimonio que exculpaba a Ibar. Con ella, la defensa ha reclamado la nueva reapertura del caso y la revisión del proceso contra Pablo. Tras un primer rechazo, por un error formal, la defensa basará su nueva petición no sólo en el testimonio exculpatorio del testigo sino en la asistencia letrada “ineficaz” que Ibar habría tenido en el último juicio.

Su defensa afirma que Pablo se encuentra esperanzado ante la posibilidad de que este testimonio pueda ser determinante y acreditar la inocencia que reclama desde hace muchos años. “Ha superado tres juicios. Está acostumbrado a esperar y a que el sistema sea lento, pero eso no le preocupa. Tiene fe en el juez, en el sistema y en que verán la realidad de este caso y que no cometió el crimen”, asegura su abogado defensor, Daniel Tibbitt.

Ante la nueva etapa por su defensa que ahora está en marcha, la asociación ‘Pablo Ibar-Juicio justo’ ha reiterado las peticiones de apoyo para poder hacer frente a un proceso costos en los EEUU. Recuerda que el desembolso por su defensa en el último juicio superó el millón de dólares. El respaldo de instituciones públicas, entidades privadas y de ciudadanos anónimos ha sido la vía de financiación durante todos estos años.  

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