Ni una mala palabra, ni un mal gesto. Donald Trump saludó sonriente al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, como anfitrión de la cumbre de paz de este lunes en Sharm el Sheij, en Egipto. Le estrechó la mano con su derecha, se la apretó fuerte mientras posaban ambos para los fotógrafos, luego palmeó con su izquierda la mano del mandatario español y este le pasó a su vez su izquierda sobre el brazo derecho. Saludo correcto, amistoso. Sin reproches. El líder norteamericano no quería que nada le arruinara el que era quizá su mejor día en política internacional de este segundo mandato.

Sánchez había sido invitado a la cumbre por los organizadores de la misma —el presidente egipcio, Abdelfatah al Sisi, y el de Estados Unidos, Donald Trump—. El presidente voló hasta Sharm el Seij acompañado por su ministro de Exteriores y un grupo de periodistas. A su llegada a la ciudad egipcia, fue recibido a las puertas del Centro Internacional de Convenciones por Al Sisi. Ambos se estrecharon las manos y charlaron brevemente mientras posaban para los reporteros gráficos. Después, Sánchez fue conducido, junto al resto de líderes, al interior del edificio, para aguardar allí a Trump, llegado desde Israel. La jornada, histórica, estuvo marcada por la liberación de los rehenes israelíes que seguían en cautividad por Hamás, una liberación en dos tandas.

La ceremonia se retrasó más de tres horas sobre el programa oficial por la demora de Trump en Israel, en cuyo Parlamento, la Knéset, intervino y en la que pidió al presidente del país, Isaac Herzog, el indulto al primer ministro, Benjamin Netanyahu, en su juicio por corrupción.

Sánchez viajó hasta la ciudad balneario de Sharm el Sheij acompañado del ministro José Manuel Albares. El jefe de la diplomacia valoró que el plan de paz para Gaza impulsado por el presidente estadounidense abre un camino de esperanza para israelíes, palestinos y todo Oriente Medio, y que la liberación de los rehenes que estabn aún en manos de Hamás, así como la entrada de ayuda humanitaria en la Franja después de meses de bloqueo debe ser motivo de celebración. Eso es lo que explica, señaló, que se desplazaran hasta la urbe egipcia tantos líderes internacionales.

Pero lo que a juicio de España no significa el plan de paz es el olvido de las investigaciones internacionales por genocidio contra Netanyahu. "Las responsabilidades están ahí y eso no va a variar. Hay un caso ante el Tribunal Internacional de Justicia, precisamente basado en la convención para la prevención y sanción del delito de genocidio, y también hay una investigación de la Corte Penal Internacional", recordó, informa EFE. Y a ello se suma la investigación que ha abierto la Fiscalía española. No obstante, sí convino en que lo importante de este lunes es la firma del acuerdo entre Hamás e Israel y la esperanza que infunde: "Esta vez debe ser la última vez que veamos esta espiral de violencia".

Albares felicitó a los mediadores que han hecho posible la paz, y citó expresamente a EEUU, Egipto, Catar y Turquía. España desempeñó en esta cumbre un papel meramente simbólico, aunque el jefe de la diplomacia sí subrayó que ha apoyado el proceso en favor de la paz y lo seguirá haciendo. Ahora, lo relevante, incidió, es que den nuevos pasos para "consolidar" el acuerdo, hacer que el alto el fuego sea definitivo y reconstruir Gaza para ofrecer un futuro a los palestinos que viven en ella.

España sigue apostando, añadió, por la solución de los Estados, Israel y Palestina, que convivan en paz y seguridad. El ministro remarcó que el Gobierno también ha empujado para la liberación de los rehenes, para que se detuviera la masacra en la Franja y para que entrara la ayuda humanitaria. Algo que ahora se está cumpliendo, reivindicó. El Ejecutivo sí defiende que Hamás no puede jugar ningún papel en el futuro de Palestina, porque no cree en esa solución de dos Estados en convivencia pacífica.

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