"No hago ninguna valoración". Con esas cuatro palabras el presidente de Vox, Santiago Abascal, resolvió el lunes pasado el interés de los periodistas sobre su posición respecto a la presencia de Javier Ortega Smith en la tribuna de autoridades para presenciar el desfile militar por la Fiesta Nacional el pasado domingo. Más cuando el propio dirigente decidió ausentarse para no compartir más espacios que el Congreso con el Gobierno, algo que secundaron toda la primera línea del partido salvo los presidentes parlamentarios de Castilla y León, Carlos Pollán, y de Baleares, Gabriel Le Senne, por su papel institucional.
Abascal evitó entrar en la polémica, como eludieron semanas atrás los principales portavoces del partido cuando se les preguntó si habría consecuencias por la participación de Ortega en la inauguración de la fundación Atenea, el nuevo think tank de Iván Espinosa de los Monteros, el exportavoz parlamentario de Vox. Ortega irrumpió por sorpresa en el acto el 25 de septiembre, y se justificó asegurando que su objetivo era "abrazar a un amigo". "No creo que nadie se enfade por eso", trasladó advertido de posibles consecuencias por parte de Abascal.
Esa misma mañana, el líder de Vox negó su asistencia: "No tengo mucho tiempo para asistir a saraos". El partido no envió representación formal, dado el distanciamiento con su excompañero y la proximidad que ha dejado ver respecto al PP, que hace guiños para incluso una futura incorporación en sus listas. Preguntados por esos dos desplantes a la línea marcada por Abascal, fuentes de Vox del círculo de Ortega aseguran que "está claro que en mayo de 2027, al menos en Madrid capital, el candidato [de Vox] será otro".
Lo que está claro es que el cabeza de lista de las municipales de Madrid en 2027 será otro. La incógnita siguen siendo las listas de las generales
Desde ese entorno de Ortega se incide en el "deterioro" de la "amistad y la confianza que tenían Santi y Javier" en los últimos años. Se apunta a la destitución del segundo como secretario general de Vox como inicio, el amago a competir en primarias con Abascal entre diciembre y principios de enero de 2024, y ya posteriormente las salidas de tono respecto a la línea de discurso marcada por la formación en asuntos espinosos.
Se insiste en la opinión de que Ortega ha continuando con un papel relevante dentro de la cúpula -el Comité Ejecutivo Nacional (CEN)- como vocal, como portavoz de Interior en el Congreso o como líder local en Madrid "por el vínculo" mantenido durante años con Abascal. "Es padrino de uno de sus hijos", se recuerda para ejemplificar el nivel de unión. Pero creen que eso ya no va a permitir aguantar a Ortega durante mucho tiempo en un primer plano. Sobre todo cuando a esos desplantes se unen otras polémicas puntuales que han generado momentos incómodos en Bambú. Dudan de si eso supondrá también su salida de las listas para las generales y, además, una depuración de las del Ayuntamiento.
Como publicó El Independiente, ya a finales del año pasado había preocupación en el grupo parlamentario madrileño. La salida de Rocío Monasterio -una de las principales fundadoras- por la puerta de atrás, tras desplazarla como presidenta del partido en Madrid, daba a entender dentro que al final serían "los siguientes". Resultado de una progresiva depuración de nichos del partido para asemejar posiciones con la cúpula después de que la corriente más nacional-populista se haya comido a otros segmentos como el ultraliberal.
Ortega, 'intruso' en la cúpula de Vox más de dos años
Después de un intento fallido de competir con Abascal en primarias, al menos privado, intentando medir el nivel de apoyo interno y víctima de unos plazos cortos para consagrarse como alternativa, Ortega ha pasado a un segundo plano en la formación. Con protagonismo muy ocasionalmente frente a otros liderazgos novedosos y también más juveniles. Ese perfil bajo se ha intercalado con algunos pronunciamientos críticos con la actuación de Vox.
A principios de febrero de este año, durante una visita Centro Dotacional Integrado Ángel del Río de Madrid, avaló las críticas de Juan García-Gallardo a la cúpula de Vox por falta de democracia interna y "reciprocidad" con los cargos del partido. Ello tras anunciar su marcha. Para Ortega, parte de la denuncia del castellano y leonés era "verdad". Tan solo unas semana después, y con la amenaza arancelaria de Donald Trump desde EEUU de fondo tras la visita de Abascal a la CPAC de Washington, Ortega clamó en una entrevista en Onda Madrid a favor de Ucrania y por la defensa de los intereses económicos de España ante las dudas que se generaban sobre Vox, su compromiso con el atlantismo y su proximidad a fuerzas prorrusas dentro de Patriotas.
Todo, cuando una oleada de críticos ya depurados por el partido remaban en ese sentido: desde el general retirado Agustín Rosety, al aún patrono de Disenso y ahora vinculado a Atenea, Francisco José Contreras.
Ortega pide a Vox que busque espacios comunes con el PP, que apueste por una coalición de salvación nacional para 2027, aproximándose a las reclamaciones de Espinosa
A principios de septiembre, la figura de Ortega parecía adquirir algo de 'brillo' a nivel parlamentario, con valoraciones como el de la defensa ante la Comisión de Venecia de "un CGPJ elegido por jueces". Aunque destaca la escasa presencia en redes sociales y la 'autonomía' que parece practicar Ortega. Desde el día 6 de diciembre de 2024, no se menciona a su perfil en la cuenta nacional de Vox en X. En la del Congreso, solo dos: una en la que habla de menores extranjeros no acompañados en una comisión parlamentaria en marzo, y otra, precisamente sobre la Comisión de Venecia en septiembre. Por poner un ejemplo, a través de la cuenta del Congreso Blanca Armario, también en el CEN aunque con un perfil de diputada rasa, acumula este año 21 menciones en la cuenta de Vox en el Congreso.
Sin embargo, pese a esa aparente 'recuperación', la presencia en el desfile y junto a Espinosa le aleja más de Vox. Más cuando después, públicamente, ha pedido a los suyos priorizar finalidades y no herramientas, instando a una unidad puntual con el PP para cumplir objetivos, como predica la propia Atenea de Espinosa. En una entrevista para Servimedia a principios de octubre, aseguró que hay que tener "la generosidad suficiente" para entenderse en "grandes cuestiones" con el PP y avanzar hacia "una coalición de salvación nacional" en un momento en el que "el Estado de derecho, la nación y las instituciones están en riesgo".
En ella, añadió que lo "peor" que puede ocurrir en política es pensar que son "exclusivamente" los que tienen "las ideas claras" y las "soluciones para España". "Yo formo parte de Vox, soy fundador y voy a defender que Vox es la herramienta adecuada, pero no es el fin, que nadie se confunda", dijo, avalando que Espinosa y cualquier otro defienda "sus ideas allá donde crea que lo puede hacer mejor". Afirmó que es bueno que fundadores de Vox generen nuevas "iniciativas".
A esta posición distanciada de la cúpula, se añade el respaldo acérrimo a Carla Toscano, uno de los principales arietes contra el feminismo de Vox en la legislatura anterior. Acabó purgada de las listas del Congreso por su proximidad a Espinosa y las criticas de falta de pluralidad, y se mantiene como tándem de Ortega en el Palacio de Cibeles, como portavoz adjunta. Recientemente, Toscano cuestionó la posición de Vox sobre Gaza y habló de "masacre" mientras que la cúpula sigue apoyando sin paños calientes a Israel y la actuación de su primer ministro, Benjamín Netanyahu.
'Autor' de la polémica en el PP con el aborto
Pese a esa 'desvinculación' con Bambú, Ortega fue hace dos semanas uno de los principales protagonistas del debate nacional dado que consiguió el respaldo del PP del alcalde José Luis Martínez-Almeida -con mayoría absoluta- para aprobar una iniciativa que busca advertir a las mujeres que quieran abortad de un síndrome postaborto falso, que no existe para la ciencia. Lo que ha llevado a una guerra mayor entre el Gobierno central e Isabel Díaz Ayuso que también afecta a Feijóo.
Con Toscano, Ortega ha querido seguir manteniendo activo ese fuego, entrando a cuestionar que el PP vaya a cumplirlo días después de la votación: "Le da igual lo que firme, no piensan cumplirlo".
Dentro de la convivencia en el Congreso, el parlamentario pasa el día a día con algunos compañeros de escaño como Tomás Fernández. Fue su mano derecha dentro de la secretaría general de Vox hasta octubre de 2022. Tras el cambio de rol de Ortega Smith, que pasó por el cargo de vicepresidente -uno de los tres- sin competencias hasta diluirse en 2024 esos cargos en uno para su sucesor, Ignacio Garriga, Fernández fue retirado de la vicesecretaría de Organización. Fue uno de sus arietes para el control territorial de la organización, y un hombre clave para el toque de atención que Vox dio a Macarena Olona antes de enseñarle la puerta de salida tras las últimas elecciones andaluzas.
Para compañeros de filas, la situación de Ortega "la verdad es que es una pena". Creen que para la política tiene "muchas virtudes", pero entienden que en un partido como Vox, bajo el mando actual y los cambios que se han ido produciendo desde finales de 2022 y 2024, "no puedes ir por libre y haciéndote enemigos por todos lados". Fuentes cercanas al proyecto de Espinosa, que aún siguen vinculadas a Vox, vienen advirtiendo: "Tarde o temprano le echarán. Nos echarán".
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