Sin casi margen de maniobra para actuar. Así queda cualquier posible contrincante que, haciendo uso de su condición de militante, quiera o tuviera previsto plantear su candidatura alternativa a Santiago Abascal para alcanzar la presidencia de Vox. El adelanto al 27 de enero de la Asamblea General de la organización, que tendrá carácter extraordinario, para renovarse, prevista para finales de marzo, facilita que el de Amurrio tenga mejores condiciones para salir reelegido por cuarta vez hasta 2028 tras las ediciones de primarias de 2014, 2018 y 2020. Constancia de ese cónclave dio el propio Abascal, por sorpresa, tras la última reunión del Comité Ejecutivo Nacional (CEN) este lunes, en comparecencia de prensa desde la sede nacional.

"Este va a ser un año muy difícil para Vox y España (...) y debemos estar preparados para la respuesta", adelantaba Abascal ante la prensa, apuntando a un escenario en el que "seguro se repetirán los ataques a Vox". "Convencidos de la gravedad del momento", por cuestiones como la amnistía, "he pedido al CEN que adelante la Asamblea para elegir la nueva dirección (...) que dirigirá Vox en este año tan difícil y los próximos cuatro". "Es imprescindible que todos los afiliados y votantes lleguen a un estado de conciencia colectiva sobre el estado crítico" del panorama nacional actual, animó.

Mientras que Abascal enmarca este movimiento como consecuencia de un clima político externo adverso para fortalecerse, fuentes del partido apuntan a una estrategia clara para el reforzamiento interno frente al sector crítico. Por un lado, definir de carácter 'extraordinario' de la Asamblea permite a Abascal formalizar la cita en dos semanas y no con un mes de margen como reflejan los estatutos de partido en su artículo 14. Por otro lado, dicha etiqueta dificulta que cualquier figura que quiera jugar las primarias pueda alcanzar la barrera del 10% de avales entre la militancia. La cifra ronda las 66.000 personas, por lo que conseguir al menos 6.600 apoyos se antojan casi imposible para cualquier nombre alternativo. Así lo reconocen sectores de Vox. Más si se tiene al aparato en contra. Abascal ya tiene en mente esa tarea como primer paso para su reelección que para él no supondrá inconveniente alguno.

Públicamente, la exariete parlamentaria de Vox, Macarena Olona, ha salido al rebufo para cuestionar el anuncio. En una publicación en X la alicantina ha asegurado que "hoy se entiende mejor que nunca la cascada de salidas y las advertencias sobre la deriva del proyecto". "Han eliminado toda la disidencia para convertir Vox en un búnker (...) y no responder de los fracasos presentes y futuros", continúa. Asimismo, para Olona catalogar de 'extraordinario' una Asamblea para el relevo del presidente es "una cacicada". La que fuera candidata a la Junta de Andalucía, incluso, se hacía eco de una información de hace dos semanas publicada por Libertad Digital en la que se asegura que el vicepresidente y exsecretario general de Vox, Javier Ortega Smith estaba recabando apoyos para disputar en marzo la presidencia a Abascal. Él lo ha negado.

En declaraciones al El Independiente [antes del cierre de esta edición], sectores del partido afirman estar en proceso de conversaciones con diferentes interlocutores para "aclarar los aspectos" de este adelantamiento. Evitan juzgarlo aún. Otros ven clarificador los apuntes hechos por Olona en ese comentario pese a las grandes diferencias que, insisten, les separan. Y se atreven a ampliar el análisis. Dan por descontado un intento real de Ortega Smith como principal línea de confrontación, no ya con Abascal, sino contra contrapesos como Ignacio Garriga, actual secretario general, y el vicepresidente Jorge Buxadé, entre otros. Figuras que confluyen en aspectos ideológicos: se apunta a que ambos están unidos por la afinidad al Opus Dei. Pero que en otros, como por ejemplo la última crisis territorial del partido en Baleares ambos apostaban por actuaciones distintas: Buxadé, apoyado por su partner Ignacio de Hoces, eran partidarios de fracturar el partido en las islas y rechazar el techo de gasto de los presupuestos del PP, rompiendo así el acuerdo de gobierno externo; Garriga optaba por apoyarlos y presionar a los de Marga Prohens posteriormente.

Acudir a primarias con un nuevo castañazo no sería una buena imagen para la reelección de Abascal"

Ortega Smith ya cuestionó -arriesgándose a ser sancionado disciplinalmente de acuerdo a la última reforma de estatutos- el rumbo de la formación tras la pérdida de 19 escaños en las últimas generales y más de medio millón de votos. Invitó a la dirección a "no olvidar de dónde venimos para no equivocarnos nunca hacia dónde vamos". En octubre, en una entrevista para Europa Press, el también concejal madrileño, ahora en el foco de la polémica por arrojar una botella a un diputado de Más Madrid en un pleno, afirmó que "Vox no podía convertirse en una agencia de colocación de amigos" ni "dormirse en los laureles", como crítica al rumbo tomado hasta el momento.

Las mismas fuentes señalan que este planteamiento del diputado y concejal puede venir de lejos: "no se te ocurre hacerlo antes de unas elecciones generales". Pero sugieren la posibilidad de un tercer candidato alternativo ajeno -las relaciones han sido siempre complicadas entre ellos- con nombre y apellidos: Iván Espinosa de los Monteros, el exportavoz parlamentario que dejó la primera línea en agosto del año pasado en desacuerdo con el rumbo tomado. Ese posible salto de Espinosa, que dudan que pueda darse tras este adelanto estratégico, se vincula con las reuniones mantenidas con exdiputados y excargos del partido, como el del 14 de septiembre en el restaurante madrileño Fortuny.

Allí no hubo nadie de la dirección de Vox, pero sí rostros exparlamentarios conocidos como Tomás Fernández, Rafael Lomana, Mireia Borrás, Rubén Manso, Víctor Sánchez del Real, Juan Luis Steegmann, Luis Gestoso, Onofre Miralles, Inés Cañizares, Manuel Mestre o Patricia de las Heras. Alineados, en definitiva, con esa "corriente relajada" más próxima a lo liberal. Fuentes conocedoras explican que entre estos nombres, hay gente que sigue esperando y "aguantando" bajo un papel secundario para dar de nuevo el salto a la primera línea nacional con un mando más inclusivo. Es el caso de De las Heras, coordinadora de Vox en Baleares, de la que dicen que "en círculos pequeños cuestiona el mando del CEN mientras que habla bien de Espinosa".

Frente a estas valoraciones, fuentes de Vox fieles al aparato niegan "categóricamente" que hubiese o haya disposición a rivalizar con Abascal y la dirección del partido. "Nadie discute, y menos aún disputa, el liderazgo al presidente. Entre otras cosas, porque los errores estratégicos que se hayan podido cometer son responsabilidad colectiva. Ninguna decisión se adopta sin un debate previo y sin una reflexión al nivel que corresponda", matizan.

Galicia, el otro foco interconectado

La disuasión de esas voces críticas que pudieran dar el salto a competir va ligado también a las elecciones de Galicia. Con unas encuestas adversas, en las que el PP supera la mayoría absoluta de 38 escaños y Vox no consigue representación ni en A Coruña, fuentes del partido aseguran que el movimiento de Abascal busca también garantizarse su blindaje con compañeros de viaje afines y que un mal resultado gallego pueda convertirse en la principal baza de oposición del sector crítico para tener posibilidades de ascenso.

"El margen que había para recabar apoyos se reduce; se adelanta para pillar a todo el mundo a contrapié (...) como ha hecho el PP, por ejemplo, convocando el anticipo de comicios gallego para pillar desarmado a Vox", consideran dentro de Vox. "Evidentemente, sin partido cimentado allí, Vox se la va a pegar. Y acudir a primarias con un nuevo castañazo no es una buena imagen", puntualizan.

Respecto al adelanto hecho por Abascal de "cambios" en los órganos directivos, las fuentes consultadas no se atreven a aventurar nombres. Desde sectores críticos afirman que "será la última vuelta de tuerca a una tendencia previa e intensificada" tras la marcha de Espinosa. Y ello, bajo "la autoridad de haber ganado". Atendiendo al organigrama del CEN y las vicesecretarías nacionales, los nombres de los vocales Víctor González y Pedro Fernández, ubicados en esa corriente ideológica moderada, y el propio Ortega Smith, tras eventos como el reciente en el pleno del Palacio de Cibeles, se hacen notar. Los sectores más afines apuntan que hay "perfiles muy afianzados", por lo que si hay cambios orgánicos en la dirección nacional "no serán de primer nivel".