Extremadura se dirige a elecciones autonómicas anticipadas. Podría ser la tercera comunidad en celebrar comicios en 2026, sumándose a Castilla y León y a Andalucía, las que tienen que llamar forzosamente a los ciudadanos a las urnas por el fin de sus respectivas legislaturas. La presidenta de la Junta, la popular María Guardiola, está decidida a anticipar los comicios si no logra apoyar sus presupuestos regionales, y esa es la opción que este jueves cobraba más fuerza tras la presentación de tres enmiendas de totalidad —de PSOE, Vox y Unidas por Extremadura—. Los socialistas extremeños, de hecho, ya dan por hecho que las elecciones son ahora mismo el destino más probable y la duda sobre quién debe ser su candidato reverdece. Todo indica que lo será su actual jefe de filas, Miguel Ángel Gallardo, aunque los críticos querrían que el partido presentara un cabeza de cartel distinto. ¿Pero quién? Muchos miran al actual ministro de Economía, Comercio y Empresa, Carlos Cuerpo, como el aspirante "ideal", aunque improbable, porque Pedro Sánchez tendría que sacrificar a uno de los miembros de su equipo con una trayectoria ascendente, pero no es el único nombre alternativo que aflora. Ferraz no se pronuncia oficialmente, pero sí recuerda que "Gallardo es el secretario general" y por tanto acumula más papeletas para enfrentarse a Guardiola. Sobre él pesa su procesamiento por prevaricación y tráfico de influencias por la contratación del hermano del presidente, David Sánchez, causa por la que ya ha sido enviado al banquillo.
La dirección de Alberto Núñez Feijóo empuja a algunos de sus barones a un adelanto electoral en sus territorios como estrategia para intentar erosionar a Sánchez, desgastarle antes de las generales —sin fecha, aunque el presidente promete agotar su mandato— y de las municipales y autonómicas de mayo de 2027. Vox ya ha dado portazo a los presupuestos de Jorge Azcón en Aragón y va por el mismo camino en Extremadura. El próximo martes, la Asamblea autonómica debatirá y votará las tres enmiendas de totalidad registradas a las cuentas de Guardiola. No está nada claro, sin embargo, que ese día le vayan a ser devueltos a la Junta sus presupuestos. Las enmiendas se votan por separado y, para que prospere la del PSOE, debería respaldarla Vox o, al menos, abstenerse si la apoya Unidas por Extremadura —coalición de Podemos e IU—. La de la ultraderecha no tiene ninguna posibilidad de salir adelante, porque los socialistas, confirman a este diario en la dirección regional, no se sumarán a ella. La de Unidas por Extremadura también serviría para tumbar los presupuestos de Guardiola si, además de recibir el sí del PSOE, como poco se abstiene Vox.
Pero aun en el supuesto de que las cuentas extremeñas superen el debate de totalidad de la semana que viene, tienen muy difícil salir aprobadas al final del trámite parlamentario, a finales de diciembre. Para que la votación del dictamen pase el examen, el PP necesita atraerse o a Vox o al PSOE. Sin su respaldo, los presupuestos están condenados al fracaso. Los de 2025 se estrellaron: socialistas y populares estaban muy cerca del acuerdo, pero en el último momento Guardiola los retiró. Por orden de Génova, precisan fuentes próximas a Gallardo.
Ahora, sin embargo, no hay posibilidades de aproximación. El barón socialista pidió una reunión a la presidenta de la Junta, y esta "la rechazó". Lo que separa a los dos grupos es la reducción a la mitad de la ecotasa a la central nuclear de Almaraz, que tendrá un impacto estimado de 45 millones en 2029, más del 50% de lo que actualmente se recauda por ella, unos 80 millones anuales. "Eso para nosotros es imposible de asumir. La presidenta lo hace para favorecer a Almaraz. Todos defendemos la central, pero no a costa de rebajar la fiscalidad", señalan fuentes muy próximas a Gallardo.
Imposible el acuerdo presupuestario, todo parece asfaltado para las urnas en la primavera de 2026. "O Guardiola incumple su palabra o vamos a elecciones", sancionan tajantes en la cúpula regional. Sin asomo de duda. Los socialistas extremeños encuentran apenas un asidero para recular para la jefa de la Junta: este jueves la Asamblea rechazó, con los votos de PSOE, Vox y Unidas por Extremadura, la reforma del reglamento de la Cámara para garantizar que las legislaturas duren cuatro años aunque se anticipen las elecciones. En realidad, eso es lo que ya está establecido en el Estatuto de 2011, en su artículo 27, y lo que quería el PP era acomodar la normativa de la Cámara a ese precepto, pero los grupos de la oposición se negaron al cambio. El PSOE no acepta el "chantaje" de Guardiola, la disyuntiva de "o presupuestos o elecciones".
El partido, no obstante, da por sentado que, si hay adelanto, los siguientes comicios serían en 2030, y no en 2027, porque el Estatuto "prevalece sobre el reglamento de la Asamblea, una norma de rango inferior". "Así que esa reforma es una coartada para ella. Que se haya tumbado puede ser el argumento, la excusa que Guardiola utilice para echarse atrás en su propósito de ir a elecciones si no lo ve claro: que alegue que como no se ha cambiado el reglamento no quiere que los extremeños tengan que votar en 2026 y 2027. Eso no lo descartamos", señalan desde el círculo más próximo a Gallardo.
En la federación extremeña no acaban de comprender por qué la dirigente popular quiere anticipar los comicios, en pleno auge de Vox, porque "se puede pegar un tiro en el pie", ya que seguiría dependiendo de la ultraderecha. En las autonómicas de 2023, venció el PSOE. Pero el entonces presidente de la Junta, Guillermo Fernández Vara —fallecido el pasado 5 de octubre—, empató a 28 escaños con el PP. Guardiola pudo arrebatarle el Ejecutivo gracias a los cinco diputados de Vox, uno más que los que obtuvo la coalición de Podemos e IU. La previsión de los socialistas es que la presidenta pueda incluso subir algún escaño, pero sin alcanzar la mayoría absoluta (34), por lo que no se libraría de los ultras. "Ir a elecciones es una barbaridad, pero ella es la que decide y ella es la responsable", zanjan en la dirección socialista.
Si finalmente Extremadura va a las urnas —tal vez en marzo, quizá a la vez que Castilla y León—, Gallardo se presentará a las primarias de su partido para ser el candidato. El procedimiento interno no está abierto, pero el barón socialista no tiene duda. "Y si se presenta algún compañero a la contra, que se presente, aunque no sería buena noticia", avisan en su entorno.
Para el sector crítico del PSOE extremeño, la vía Gallardo sería la peor alternativa. Entre los que apoyaron a sus dos rivales en las dos primarias anteriores —las que se celebraron para elegir secretario general, en marzo de 2024 y en enero de 2025—, Lara Garlito y Esther Gutiérrez, no hay una postura común. Algunos apuestan por buscar otro candidato, para evitar una debacle. Otros, aunque desearían otro rostro, se muestran más resignados porque dan por hecho que Ferraz, como ha ocurrido hasta ahora, no se moverá y, por tanto, no desplazará a Gallardo. Otros creen que lo lógico es que sea él quien se enfrente al electorado para después, tras un naufragio que dan como muy probable, comenzar a reconstruir el partido. Hay también algunos dirigentes no encuadrados en el ala crítica y que estiman que, aunque el líder regional no es la mejor opción, el resultado no depende tanto de él, ya que el suelo del partido en Extremadura sigue siendo sólido al margen de quién lo encabece.
Los primeros, los que anhelan otro aspirante socialista a la Junta, creen que un nombre de consenso y acertado sería el del ministro Cuerpo. "Sería el candidato ideal. No siendo el más conocido, sí es muy valorado. Sería el revulsivo que podría cambiar la situación. Si el presidente lo postulara, sería como una especie de borrón y cuenta nueva. Sería conectar con el espíritu de Guillermo [Fernández Vara]. Generaría el apoyo de sectores conservadores y de mucha gente de fuera del partido", explica uno de los dirigentes del sector crítico de más peso. Porque entre los contrarios a Gallardo pesa una cierta sensación de angustia. No solo por el procesamiento judicial en el caso David Sánchez, sino por su "falta de empatía" y de conexión con el electorado de izquierdas de la región. "En la calle mucha gente progresista nos dice que qué estamos haciendo y que no lo va a votar —continúa este mismo responsable—. Estamos muy preocupados. Es que si vamos a elecciones y Guardiola gana, ¿qué hacemos? ¿Enfrentarnos entre nosotros hasta que hallemos a alguien que tenga capacidad? Es que si ella convoca, nos vamos a llevar una hostia y con él más".
La salida que este grupo de mandos extremeños encuentra es, por tanto, "evitar la guerra" después de un hipotético varapalo en las urnas, "y para eso es mejor poner a alguien al frente nuevo y competitivo, sin ninguna tacha, y el ministro es un candidato muy inatacable". Cuerpo (Badajoz, 1980) no tiene carné del partido ni trayectoria orgánica, pero sí está ligado a su tierra, donde estudió Economía, y lo hizo en la Universidad de Extremadura. "Sería el cambio radical, generaría complicidades y supondría un empujón", valoran. Algunos críticos están al habla con cuadros de la cúpula de Sánchez para intentar persuadirles de que es necesario un relevo y hacer una apuesta fuerte para las autonómicas, si es que finalmente se confirman.
Pero también son conscientes de que Cuerpo es, a la vez, el aspirante más improbable, precisamente por su buen encaje en el Gobierno y porque se ha convertido en una pieza imprescindible para Sánchez, que ha cultivado una imagen impoluta de técnico fuera de la lucha partidaria, de hombre de consenso, sin estridencias. Por eso los más distanciados de Gallardo y otros responsables consultados plantean otros nombres alternativos y que también ven válidos: la presidenta de la Asamblea regional, Blanca Martín; el alcalde de Mérida, Antonio Rodríguez Osuna; la portavoz autonómica del partido (y exportavoz de la Junta), Isabel Gil Rosiña, o el delegado del Gobierno, José Luis Quintana.
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