Como si nada, o casi nada, hubiera pasado. El Gobierno entiende que las reglas de juego con Junts apenas han mudado, pese a que Carles Puigdemont proclamase el lunes desde Perpiñán (Francia), tras la reunión de su ejecutiva, el acuerdo unánime para "romper" con los socialistas, decisión que aún deberán validar sus bases este miércoles y jueves en consulta telemática. A lo largo de esta legislatura ha tenido que sudar sangre prácticamente con cada iniciativa que ha llevado al Congreso, y prevé que así seguirá siendo, porque la disposición al "diálogo", la "mano tendida", es la misma. Exactamente la misma. "La misma tónica", y así hasta 2027, hasta que el mandato de Pedro Sánchez concluya y España se dirija a unas nuevas generales.
Ferraz y el Gobierno ya lo habían advertido el lunes, tras la comparecencia sin preguntas del expresident, pero este martes lo solemnizaron al alimón la ministra portavoz, Pilar Alegría, y el titular de la Presidencia, Justicia y Relaciones con las Cortes, Félix Bolaños, el hombre más poderoso del equipo de Sánchez y el que singularmente lleva la interlocución con los posconvergentes para los asuntos parlamentarios. Ambos fueron preguntados una y otra vez por los periodistas en la rueda de prensa posterior a la reunión del Consejo de Ministros, y ambos se aferraron a la doctrina oficial. Nada cambia realmente, insistieron, pese a que Junts ha reiterado que no negociará nada más con los socialistas, aunque sí apoyará aquellas iniciativas que sean positivas para Cataluña.
Alegría manifestó el "respeto" del Ejecutivo a los procesos internos de Junts —su consulta, en la que previsiblemente los militantes respaldarán la decisión de su jefe, Puigdemont—, y a continuación reiteró que la posición del Gobierno es de "mano tendida". Como lo ha sido siempre, subrayó. Los pactos que dependen de los socialistas se han "cumplido" y los que no dependen de ellos se trabaja para que "salgan adelante".
Y aunque la relación con Junts, como todas, tiene sus "altibajos" —el término lo había usado la víspera la vicepresidenta primera, María Jesús Montero—, la voluntad del Ejecutivo es la de seguir "trabajando, dialogando y negociando", como ha estado haciendo desde el inicio de legislatura. "Con la misma tónica", subrayó. Porque "esa mano tendida y ese diálogo han sentado bien a nuestro país y a Cataluña, y vamos a seguir trabajando en esa dirección", sostuvo la portavoz. Y ante las dificultades obvias que se presentan ahora para interlocutar con un partido que rechaza sentarse a la mesa, Alegría pidió a los informadores que no "infravaloren" la capacidad de "diálogo" de la coalición.
El gran proyecto pendiente es el de Presupuestos Generales del Estado para 2026. La ministra no aportó fechas aún. La senda de estabilidad se llevará "en los próximos días", a primeros de noviembre, al Consejo de Política Fiscal y Financiera, para de ahí ser aprobada por el Consejo de Ministros y trasladada a Congreso y Senado para su debate y votación. Para los PGE no hay calendario, aunque fuentes de la Moncloa reconocen que la campaña de las elecciones extremeñas del 21 de diciembre se cruza y puede hacer que la hoja de ruta se tenga que recalcular.
La intención del Gobierno, como ya aseguró Sánchez, sigue siendo la de llevar el proyecto de PGE a las Cámaras, algo que no había ocurrido en toda esta legislatura. Puigdemont ya dijo a los socialistas que se olviden de su apoyo para las cuentas, pero en el Ejecutivo insisten en que no hay que dar nada por perdido. Alegría se remitió a la expresión ya manida del presidente: el Gobierno "sudará la camiseta" para sacarlos adelante.
Te puede interesar