Cero sorpresas. El Gobierno se llevó del Congreso este jueves lo que esperaba: una sonora derrota en la votación de la senda de estabilidad, el primer paso para los Presupuestos Generales del Estado de 2026. Esta vez Junts sí que escenificó su ruptura con los socialistas y cumplió con el guion: se alineó con PP y Vox y tumbó los objetivos de déficit y deuda. Podemos, como había avanzado, se abstuvo. Fueron 164 votos a favor (PSOE, Sumar, ERC, Bildu, PNV, BNG y Coalición Canaria), por 178 en contra (PP, Vox, Junts y UPN) y 5 abstenciones (las de los morados y la diputada de Compromís en el Mixto, Águeda Micó). Bofetada inequívoca.
La vicepresidenta primera y ministra de Hacienda, María Jesús Montero, ya sabía a lo que se exponía, tenía desde hace semanas asumido el resultado. Pero en tribuna pidió a los grupos que apoyaran la senda para el periodo 2026-2028 por "sensatez y sentido común". Porque "los perjudicados serán los gobiernos autonómicos", ya que al rechazar las metas planteadas por el Gobierno renuncian a contar con una décima de PIB de margen de déficit para dedicarlo a "sanidad, educación y dependencia". Un alivio de 5.485 millones de euros para 2026, 2027 y 2028.
Montero reclama sin éxito a los grupos contrarios que apliquen "sensatez" porque las perjudicadas serán las CCAA: 5.485 millones menos de margen
En cualquier caso, para el Ejecutivo la votación de este jueves, que se produjo en un momento delicadísimo de la legislatura, por la más que probable entrada en prisión del exministro José Luis Ábalos, era de puro trámite. Ya la daba por descontada y, como advirtió la vicepresidenta, el Ejecutivo volverá a llevar la misma senda al pleno, tal y como mandata la Ley Orgánica de Estabilidad Presupuestaria. De hecho, se prevé que la segunda votación tenga lugar en la única sesión programada en la Cámara baja para el mes que viene, en la semana parlamentaria que arranca el 9 de diciembre. Al ser tumbadas las metas en dos ocasiones, Hacienda utilizará, para la confección de los Presupuestos de 2026, el plan fiscal estructural: es decir, el mismo déficit global, pero con un reparto menos generoso para las comunidades autónomas.
Es decir, insistió Montero, que el no de la Cámara, "no va a impedir en ningún momento que el Gobierno formule sus cuentas públicas", "incluso las podría formular con mayor holgura por el hecho de que se rechace esta senda", porque la décima de PIB que el Ejecutivo concede a las CCAA se la quedaría el Estado. La vicepresidenta pidió a los grupos que abandonen "el discurso electoralista" y pidió al PP que "no vayan al dictado de lo que plantee Génova", porque los damnificados de la caída de la senda serán los gobiernos autonómicos dirigidos por los populares. El presidente, Pedro Sánchez, consciente de que la propuesta de Hacienda estaba perdida, no acudió al pleno este jueves, también porque recibía al presidente de Alemania, Frank-Walter Steinmeier, de visita de Estado en España.
La senda de estabilidad "ofrecía un objetivo de déficit del -0,1% para el periodo 2026-2028, por lo tanto, no se exigía ningún ajuste en todo el periodo", recordaban en la Moncloa. "Ahora, las comunidades pierden esa décima y estarán obligadas a registrar equilibrio presupuestario", recordaban. Según los datos hechos públicos por el Gobierno, las CCAA que pierden más margen de gasto por el rechazo de la senda son Madrid (1.088 millones en total en 2026, 2027 y 2028), Cataluña (1.038,7), Andalucía (731,4) y Comunitat Valenciana (509,9).
El impacto del rechazo de los objetivos de déficit y deuda será mayor en Madrid (1.088 millones), Cataluña (1.038,7), Andalucía (731) y Valencia (509)
Las críticas le llegaron a Montero por las derechas. El diputado popular Juan Bravo le reprochó que formule una senda que "no va a servir para nada". "Usted no puede presentar objetivos de estabilidad porque no es un Gobierno estable, porque usted solo incumple", criticó el dirigente del PP, que cargó contra el "gasto descontrolado" que se va a pagar "con más impuestos y más deuda". Coincidió el parlamentario de Vox José María Figaredo: "Más impuestos y más deuda [...]m no hace usted más que mentir y engañar". Pero llegó a más: "Cada martes ustedes reparten el dinero de los españoles en infinitas mierdas", recriminó, tras leer algunas subvenciones concedidas por el Consejo de Ministros.
Junts tumbó en julio de 2024 la senda anterior. El Gobierno llegó a presentar la misma en septiembre pero la retiró con la esperanza de que los posconvergentes se aviniesen a negociar. Pero aquellas conversaciones no fructificaron. Este jueves, la formación de Carles Puigdemont repitió su no y se alineó con PP y Vox: esta es "exactamente la misma [senda]" que el Congreso rechazó el año pasado y que está muy lejos, alegó el diputado Josep Maria Cruset, de la exigencia de los independentistas de que las comunidades asuman un tercio del déficit total, algo que para el Gobierno es inasumible. "Si se hace lo mismo, se van a cosechar los mismos resultados", le afeó, para remarcarle su "manifiesta incapacidad" dado que solo ha sacado tres PGE (los de 2021, 2022 y 2023) en sus siete años al frente de Hacienda. Cruset le recordó a Montero que "no tendrá Presupuestos", por lo que su "intención" es que el PP se los rechace "para poder hacer su campaña en Andalucía".
Los posconvergentes protestan porque el Gobierno presenta la misma senda, y "si se hace lo mismo, se van a cosechar los mismos resultados"
Unas cuentas, convergió la líder de Podemos, Ione Belarra, que "no son otra cosa que la campaña electoral del PSOE". Los morados defendieron la abstención porque el Ejecutivo "planea gastarse el dinero de la vivienda pública", de la sanidad y la dependencia "en armas y tanques".
El Gobierno sí encontró el apoyo de ERC —un sí para "permitir negociar los Presupuestos", aunque "primero" debe cumplirse lo pactado, advirtió la diputada Teresa Jordà—, de Bildu, del PNV, del BNG o de Coalición Canaria. El resto del bloque de investidura se mantuvo compacto, pero el problema para el Ejecutivo era (y es) Junts y, en otro plano, Podemos. Los Presupuestos de 2026 son ya impracticables, por lo que seguirán en vigor los últimos aprobados, los de 2023, en la legislatura anterior. Y Sánchez ha reiterado que con o sin nuevas cuentas él aguantará hasta 2027, hasta el término natural del mandato.
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