Las dudas expresadas por Suecia sobre la propuesta de incorporar catalán, euskera y gallego como idiomas oficiales de la Unión Europa cayeron ayer como un jarro de agua fría en las filas independentistas. El silencio se impuso, una vez más, en las filas de Junts, a la espera de la reacción de Carles Puigdemont. Desde el Palau de la Generalitat, por su parte, recordaron al Gobierno que su compromiso no es "proponer" la oficialidad del catalán, euskera y gallego, sino "hacer todo lo posible" porque se haga realidad.

Hace apenas una semana, el propio Puigdemont ponía como ejemplo de sus exigencias al PSOE el cumplimiento del compromiso con el reconocimiento del catalán. "Seguiremos con mucha atención" el debate del Consejo ministros de Asuntos Generales del 19 de septiembre, advirtió en la conferencia en la que puso las condiciones de partida para negociar la investidura de Pedro Sánchez.

Puigdemont se refirió a esta cita como un momento clave para calibrar la voluntad real de los socialistas de cumplir los compromisos adquiridos en el pacto para la Mesa del Congreso. Esto es, para calibrar el "cobro por adelantado" al que se ha referido constantemente para reivindicar su estrategia negociadora frente a lo que ha presentado estos años como reiterados fracasos de ERC.

Exigencia al Gobierno

Los republicanos, por su parte, recetan prudencia y no dan por perdida la votación del próximo 19 de septiembre. Fuentes del ejecutivo catalán apuntaban este miércoles que "somos conscientes de la complejidad que envuelve el procedimiento y los posibles obstáculos y reticencias que pueden surgir". Pero se mostraban "convencidos" de que esos obstáculos se pueden superar.

En este contexto, recuerdan al Gobierno que el compromiso alcanzado "no era solo hacer una propuesta y someterla a votación, sino hacer todo lo posible por ganar" esa votación. La modificación de los tratados para incorporar el catalán, euskera y gallego a las lenguas oficiales de la UE debe aprobarse por unanimidad de todos los estados miembros, y los independentistas exigen ahora más esfuerzo al Gobierno para convencer a sus socios comunitarios.

"En todo lo que dependa del Govern, salvaremos todos los obstáculos" añaden, asegurando que la Generalitat "sigue el proceso de cerca" y está en contacto "tanto con gobiernos como con las instituciones europeas para velar por que la propuesta prospere".

Las entidades eximen a JxCat y ERC

En este contexto, las entidades independentistas coincidían con la lectura del Govern y señalaban la responsabilidad de la Moncloa en hacer posible el reconocimiento del catalán en Europa. En la presentación del manifiesto en favor del reconocimiento del catalán, también este miércoles, el presidente de Plataforma por la Lengua, Òscar Escuder, dejaba claro que "es trabajo del Gobierno convencer" a sus socios europeos.

Escuder aseguraba que "no hay impedimentos legales" para la oficializada de las tres lenguas cooficiales españolas y que "el coste es mínimo". El manifiesto cuenta con el apoyo de entidades como Òmnium o la Obra Cultural Balear, junto al F. C. Barcelona, las cámaras de comercio de Barcelona y Girona -presididas por las candidaturas de la ANC- o la patronal CECOT.

De puertas adentro, muchos independentistas reconocían las dificultades del envite. Temían especialmente la postura de Francia, reacia al reconocimiento del catalán o el euskera, a las que nunca ha dado el tratamiento de lenguas oficiales. Pero no esperaban el "no" de uno de los estados con una lengua minoritaria como el sueco.

Vilagrà en Bruselas

De hecho, la consejera de Presidencia, Laura Vilagrà, recibió la noticia en Bruselas, donde ayer presidió el acto de la Diada en la Delegación de la Generalitat ante la Unión con la defensa del catalán como eje. "Ya es hora de que podamos expresarnos y hacernos oír en nuestra propia lengua en Europa" proclamaba Vilagrà desde la capital belga.

La número dos de Pere Aragonès en el Govern defendía además el trabajo de los republicanos en favor de ese reconocimiento, asegurando que se están "recogiendo los frutos" de una "lucha por el reconocimiento" del catalán en las instituciones europeas que los defensores del catalán consideran crucial para su conservación.