La Generalitat declarará la emergencia por sequía en el área de Barcelona el próximo noviembre si en las próximas semanas no se recuperan de forma significativa los embalses de las cuencas internas catalanas. Los embalses de estas cuencas se encuentran ahora al 23% de su capacidad, cerca del mínimo histórico del 20% al que se llegó en 2008. La medida afectaría a casi 6 millones de catalanes.

El plan especial de sequía de la Generalitat prevé que si los recursos hídricos se sitúan por debajo de 100 hm3 esta región entraría en fase de emergencia. En la actualidad el conjunto de embalses de las cuencas internas acumulan 157 hm3, de los que 144 hm3 corresponden al sistema Ter-Llobregat.

El pasado marzo, la Generalitat decretó el estado de excepcionalidad para los sistemas Ter-Llobregat -que abastece a toda la Cataluña central- y el acuífero del Fluvià Muga -del que se nutre Girona-. Una medida en la que siguen inmersos 224 municipios de 15 comarcas. La medida se adopto al alcanzar el 27% de reservas en los pantanos de estas cuencas. La media está ahora cuatro puntos por debajo.

Tras las lluvias de mayo y junio, el verano ha vuelto a ser extremadamente seco en Cataluña, lo que ha llevado a nuevas caídas de los embalses tras un primer momento de estabilización durante la primavera pasada. Según el Servicio Meteorológico de Cataluña (SMC) el último año meteorológico -del 1 de septiembre de 2022 a 31 de agosto de 2023-, no se ha alcanzado los 400 mm en los últimos doce meses en el 45% del territorio catalán.

Sitges, epicentro de la sequía

El SMC alerta además del elevado número de estaciones en los que se han registrado valores inferiores a los 250 mm, propios del clima desértico. Un milímetro de agua por metro cuadrado recogido por una estación pluviométrica equivale a un litro, por lo que en muchos puntos de Cataluña no ha llovido en doce meses ni 250 litros.

Así, el municipio de Sitges, en el litoral de Barcelona, tan solo ha recogido 143,2 litros en este último año pluviométrico, un hecho totalmente inédito según el Servicio Meteorológico catalán. Las localidades del litoral de Tarragona también se han visto especialmente afectadas, con datos como los 175,5 litros de Cunit, o los 192,7 de Calafell. Municipios todos ellos con una fuerte presión turística.

El Garraf, el Penedès, el Baix Llobregat y el Barcelonès han sido las comarcas más castigadas por la sequía. En todo esta área del sur de Barcelona no ha llovido ni el 40% del nivel de referencia anual. Con estos datos, el último año pluviométrico se sitúa como el más seco de todo el histórico de observaciones en algunas de las series más largas. En Barcelona, el Observatorio Fabra ha recogido 319,2 litros, lo que convierte 2023 en el año más seco de sus 110 años

Restricciones

En su primer estadio la declaración de emergencia no comporta necesariamente restricciones domésticas para usos esenciales, pero sí la reducción de límite de consumo por persona y día: de los 230 litros actuales a 200 litros, que podrían bajar a 160 litros en caso de agravarse la situación. Por ello, se extremarán las medidas para no superar las dotaciones de agua a los municipios y el control de los usos prohibidos de agua incorporando incluso la prohibición terminante de rellenar piscinas.

El estado de emergencia implica además la prohibición total del riego agrícola -excepto para garantizar la supervivencia de cultivos leñosos- y la reducción del 25% para los consumos industriales. El riego agrícola está limitado ahora en un 40% y el consumo industrial un 15%. Quedarían prohibidos además los usos recreativos, de fuentes ornamentales, riego de jardines y zonas verdes o limpieza de vehículos.

Reducción de consumos

Estas restricciones, aplicadas desde primavera, han conseguido ya una reducción del consumo de agua en los últimos meses, tal como destacan desde el Govern. En el conjunto de las cuencas internas el consumo ha pasado de los de los 210 litros por persona y día a 188 litros de media.

En la cuenca del Ter, de la que se nutren municipios turísticos que han estado en el blanco de las críticas por su el uso del agua, el consumo ha pasado de los 250 litros por persona y día del año pasado a 204 litros este julio. "Hay excepciones pero la mayoría ha hecho un esfuerzo" destacaba recientemente la portavoz del Govern, Patricia Plaja.