Escenificaron el final de ETA y ahora protagonizan el que es considerado cómo el último juicio pendiente contra miembros la banda en Francia. David Pla e Iratxe Sorzabal, dos de los tres terroristas que aparecieron con capuchas blancas el 20 de octubre de 2011 anunciando el final de las acciones armadas de ETA, se han sentado hoy en el banquillo de los acusados en el Tribunal Correccional de París. Al contrario de lo que hasta hace poco se decía, los dos militantes de ETA no están acusados de ser jefes de ETA sino únicamente de actividad terrorista, al no haberse podido acreditar suficientemente durante la instrucción su presunta condición de dirigentes de la banda. Se enfrentan a una condena máxima de 10 años.

La vista, a la que han asistido representantes de EH Bildu como el parlamentario vasco, Julen Arzuaga, ha comenzado con el juez interpelando a Pla (43 años) y Sorzábal (47 años) por su identidad nacional. Ambos han negado su nacionalidad española y han subrayado que eran "vascos". La vista, que se prolongará durante dos días, ha tenido como testimonio principal la intervención de Pla quien ha detallado en su declaración ante el tribunal el papel jugado para llevar adelante el encargo de ETA de avanzar hacia un acuerdo de disolución de la organización.

Ha señalado que toda su actividad en el seno de la banda se ha dedicado al "proceso de paz". Ha declarado que desde el año 2010 ETA no llevó a cabo ninguna acción armada "ni ha buscado información para objetivos de acciones armadas ni ha fabricado explosivos ni ha cobrado el impuestos revolucionarios". En su declaración ha desarrollado el papel que jugó para llevar a buen puerto el objetivo que la banda se marco hace nueve años y que consistía en cerrar un acuerdo con los gobiernos de España y Francia y que finalmente no fue posible.

Proceso de negociación

Incluso ha afirmado que se busco alcanzar un acuerdo con el ejecutivo español en "un país europeo" (Noruega) sin que se lograra abordar la negociación, en la que también tenía previsto participar Josu Urrutikoetxea, alias 'Josu Ternera'. Todos ellos fueron finalmente expulsados de Oslo. Ha subrayado cómo en 2012 ETA se comprometió a destruir parte de su arsenal de armas como gesto de acercamiento con el gobierno de Francia para que éste enviará a un emisario con el que poder dialogar para un acuerdo. No fue hasta finales de 2012 cuando España envío a un interlocutor "altamente reconocido en la resolución de conflictos" y vinculado a la iglesia Católica, -en el desarme de ETA escenificado en Bayona el 8 de abril de 2017 participaron dos sacerdotes, Matteo Zuppi, arzobispo de Bolonia, y Harold Good, representante de la Iglesia Metodista de Irlanda-  con la encomienda de abrir una "vía estable y permanente con ETA". Un avance que no fructificó ya que poco después el Gobierno del PP dio por cerrada esta vía incipiente.

Pla ha detallado cómo tras comprobar que ni España ni Francia iban a acceder a una negociación o un acuerdo para el final, fue la propia ETA la que puso en marcha un proceso hacia su final de la mano de la comunidad internacional y la "socidad civil vasca", en referencia a los llamados artesanos de la paz.

Cuando Pla y Sorzabal, junto a otros miembros de ETA, fueron detenidos en una casa rural de la localidad vascofrancesa de Baigorri el 22 de septiembre de 2015, les fueron incautadas armas y munición. Habían transcurrido cinco años desde que la banda había anunciado su intención de abandonar las acciones armadas. Cuestionado al respecto, Pla ha señalado que mantenían el compromiso de no emplearlas salvo en situaciones excepcionales en las que hubiera que repeler una agresión o su corriera peligro su vida.

En marzo de 2010 se produjo el último asesinato de ETA, el del gendarme francés Jean-Serge Nerin y un año más tarde otro agente resultó herido en un tiroteo con la gendarmería. plan ha apuntado que el compromiso de ETA de no llevar adelante acciones armadas no llegó hasta octubre de 2011. Ha recordado que ETA ya pidió disculpas y perdón por estos graves tiroteos uy que se tratan de hecho que 2desaeríamos que no se hubieran producido".

Con el juicio de Pla y Sorzabal concluyen las vistas a miembros de ETA detenidos en Francia que quedaban pendientes de juicio. Actualmente el estado galo apenas mantiene a alrededor de medio centenar de presos de la banda cumpliendo prisión. Reclusos a los que en la práctica totalidad de los casos, a excepción de los que han sido condenados por ser jefes de ETA, han sido acercados a prisiones próximas a la frontera con el País Vasco