Los informes del CNP no coinciden con la fiscalía al apuntar que las dos menores que acudieron a la finca de Ayagaures parecían mayores de edad.

Cuando la policía da verosimilitud al hecho de que los asistentes al encuentro “no fueron conscientes” de que entre las 9 escorts había dos chicas que por escasos días no eran mayores de edad, está sugiriendo que, efectivamente, la apariencia de las dos menores no hizo sospechar a los investigados de que se trataba de chicas por debajo de la mayoría de edad legal.

Comida de negocios

Los hechos ocurrieron hace cinco años en la finca de Ayagaures (Las Palmas) propiedad del empresario, Eugenio Hernández. Tras una comida de negocios, Hernández llamó a la agencia de escorts “18 Lovas” y contrató los servicios de 9 profesionales. Entre ellas, las dos víctimas. Estas dos menores, con apariencia y comportamiento de mayores, según los datos aportados por la policía, se anunciaban en sus redes sociales como adultas. Una de ellas, por ejemplo, sitúa en Instagram su fecha de nacimiento el día 2 de agosto de 94, por lo tanto, en la fecha de autos, esta chica tenía sobre el papel cerca de los 24 años.

“Yino” El gran jefe

Quien sí sabía la verdad, era el proxeneta. Según un informe del Grupo de Atención a la Mujer de la policía nacional en Las Palmas, una de estas menores quiso hacer constar que “Yino sabía desde el primer momento que ella tenía 17 años de edad y le decía que si algún cliente le preguntaba la edad tenía que decir que tenía 19 años”.

Uno de los asistentes a la comida fue el empresario hotelero, Eustasio López, quien en sus distintos escritos y ante la policía judicial declaró que “jamás se me pasó por la cabeza que alguna de aquellas personas pudiera ser menor de edad. Nunca tuve la menor duda, por su presencia y por su apariencia”.

El sumario se diluye

Las dos menores declararon, primero ante la policía, y más tarde ante el juez, que no mantuvieron contacto sexual alguno con López. El estudio del teléfono celular del empresario hotelero constata que, efectivamente ni pidió a Hernández la presencia de escorts, ni sabía que entre las que acabaron llegando a la finca de Ayagaures había dos menores. Ni siquiera sabía que su anfitrión tenía previsto montar un encuentro con señoritas de compañía aquella tarde.