La investigación en la Audiencia Nacional de un brigada de la Guardia Civil discurre entre una causa de blanqueo y narcotráfico, confesiones a una amante, presuntos dispositivos de localización ilegales y ultras de fútbol. El titular del Juzgado de Instrucción número 5 del órgano, Santiago Pedraz, intenta desenmarañar si el agente Sergio Bravo, destinado en la Policía Judicial de la Comandancia de Madrid, actuó fuera de los márgenes de la ley para conseguir 'pillar' a un poderoso grupo de delincuentes.

Cuando la Unidad Central Operativa (UCO) de la Benemérita detuvo en 2021 a 27 personas e incautó casi 240 kilogramos de cocaína "de gran pureza" en una operación bautizada como 'Águila-Frazen', nunca imaginó que uno de los suyos terminaría involucrado en una ramificación de la trama. Esta semana el brigada Bravo ha acudido a declarar como investigado ante el juez Pedraz después de que hayan llegado a su mesa unos audios en los que se define como "el más ilegal de los ilegales".

Una información de la DEA (la agencia de Estados Unidos contra la droga, por sus siglas en inglés) desató una macroredada hace dos años en la que los agentes desmantelaron un laboratorio de cocaína en Getafe (Madrid). La Unidad Orgánica de Policía Judicial se quedó indagando las pesquisas sobre droga, mientras que la UCO se centra en el blanqueo de capitales, según fuentes conocedoras de la investigación. En total, se localizaron 203 cuentas con más de 750.000 euros, 43 inmuebles en toda España y 121 vehículos, la mayoría de alta gama.

El día de las detenciones varios de los cabecillas se libraron, señalan citadas fuentes, y entre ellos se encontraba J.M.B., al que los investigadores colocan en la cúspide de la organización. Se trata de un antiguo conocido de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, integrante de los Ultrasur, los radicales del Real Madrid, y posicionado presuntamente en el entorno de otro carismático líder del grupo: A. M., alias el 'Niño Skin'.

Las versiones en ambos flancos difieren. Mientras las defensas de algunos de los detenidos hablan de "empleos de medios de investigación no autorizados", "actividad ilícita" de los agentes y "conculcación absoluta y radical de las normas que disciplinan el derecho", en la Guardia Civil defienden que todo ha ocurrido conforme a la legalidad y que el agente imputado ha caído en el engaño que la banda de narcotraficantes ha planificado escrupulosamente para desmontar el procedimiento mordiendo el anzuelo de una mujer que sedujo a uno de los agentes que formaba parte del equipo investigador.

Según la documentación a la que ha tenido acceso este diario, uno de los investigados interpuso una querella apuntando mala praxis de los agentes: la utilización de balizas de seguimiento ilegales o la duplicidad de los guardias civiles en los informes. Por ejemplo, había informes que señalaban que el agente imputado estaba haciendo seguimientos, a la vez aparecía firmando el informe contra la gestión del Gobierno en la pandemia en el conocido como 'caso 8M' u 'Operación Sanitario'. Los abogados de los narcos señalan que los seguimientos que se hicieron a sus clientes en 2020 no incluyen fotografías o vídeos de los sospechosos, sino sólo imágenes “extraídas de Google Maps”.

Lo cierto es que, en un inicio, esa denuncia fue archivada "por no haberse podido determinar el autor". Entonces, una mujer irrumpió en el caso y dio un giro de 180 grados a la causa. El brigada Bravo comenzó un affair con ella (conocida como S.) que duró meses, dicen fuentes cercanas a las pesquisas, y le hizo decenas de confesiones comprometedoras. “Y va el tío diciendo que mi jefe va a por ellos y que no sabe por qué [...]. Que tiene algo, que nosotros somos súper ilegales, que le metemos balizas ilegales, que nos inventamos seguimientos…  Cosas que son verdad. Que se la hemos liado. ¡Vamos que si se la hemos liado! Pero es que, si no, a esta gente cómo les pillas”, se escucha en las grabaciones del agente.

Cuando esos audios llegaron a la causa, Pedraz decidió entonces indagar en el asunto y citó a declarar a la autora de las grabaciones el pasado 25 de julio. La Fiscalía Antidroga estuvo barajando si apoyar la petición de que se le concediera la figura de testigo protegido, pero finalmente no lo hizo. S. declaró que había grabado porque había tenido malas experiencias con parejas en el pasado y dio veracidad a todo lo que se escuchaba en los audios. Sin embargo, fuentes del Instituto Armado aseguran que ella, en realidad, fue contratada por los presuntos narcotraficantes para seducir al agente y hacerle confiar para que hablara sobre su actividad en el cuerpo.

Bravo, por su parte, ha defendido esta semana que se lo inventó todo y que lo hacía en calidad de agente infiltrado porque sabía que ella también formaba parte de la banda. Ha prometido al juez Pedraz que llevará las pruebas para demostrar que la mujer está vinculada a la red de narcotráfico y blanqueo. Sobre por qué no le contó a sus superiores que haría esa intervención, dijo que él era el jefe de la operación y, por tanto, no tenía que hacerlo. En su unidad han cerrado filas.

La Guardia Civil hizo una investigación interna

Fuentes de la Benemérita señalan que se hizo una investigación interna en la unidad cotejando las acusaciones y los audios con las actuaciones reales y se comprobó que todo estaba en orden y que el proceder del agente fue con arreglo a la ley. Bravo presentó un escrito en la Audiencia Nacional explicando que él tenía "sospechas fundadas" de que la chica tenía relación con la organización criminal y por eso se mostró bajo un perfil "fácilmente corruptible", como avanzó el digital Economist & Jurist.

En las conversaciones se escuchan revelaciones de causas como 'Rent Scam', 'Pantano' o el 'caso Cuarteles'. Sobre la primera de estas investigaciones, el sargento señala que "a su jefe le gusta que suene" y dice que "lo que ha hecho es una auténtica vergüenza" refiriéndose a que la actuación se pudo inflar para llevar a cabo un gran número de detenciones sin estar del todo motivadas. La Guardia Civil desmanteló en ese caso una organización criminal compuesta por 42 personas y en las que se logró esclarecer más de 128 estafas, según informaron los servicios de prensa del cuerpo.

En las conversaciones transcritas sobre 'Pantano' se escucha decir a Bravo que dijo a uno de los investigados que lo dejaba en libertad por simpatía. "Le dije 'mira te voya poner en libertad porque me has caído bien'"; y en las relacionadas con el 'caso Cuarteles' aseveró que ese tipo de corrupción por contratos de obras en el cuerpo era una vieja tradición. "Pillábamos pasta, se ha hecho así toda la vida". Todo fue, según él, un invento para saber si ella estaba en el ajo; un engaño, según fuentes de la Guardia Civil, para que los narcos desmonten la causa; y una ilegalidad, según las defensas de los investigados. Será el juez Pedraz el que decida si las diligencias afloran un caso de mal proceder en las Fuerzas de Seguridad o si todo, en realidad, estuvo montado por los supuestos traficantes de estupefacientes.