Casi se le cae, pero el nuevo ministro de Presidencia y Justicia, Félix Bolaños, ha cogido la cartera al vuelo de la mano de Pilar Llop que le ha dado el relevo este martes en el Ministerio de Justicia de Madrid. El discurso del 'superministro' ha sido toda una declaración de intenciones sobre la amnistía y la renovación del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ): "Voy a trabajar con los que ayer me recibieron con cariño y con los que ayer sin darme un día de gracia me recibieron con menos cariño".

Bolaños ha pedido altura de miras para este nuevo tiempo y que en el debate público "impere el patriotismo y no el partidismo, la moderación y no la exageración, las verdades y no las falsedades". La saliente Llop ha dejado la cartera llena de deberes entre los que ha destacado la renovación del CGPJ. La ya exministra ha parafraseado al Defensor del Pueblo, Ángel Gabilondo, quien la trajo a la política: "Me dijo 'hay que saber llegar, pero sobre todo hay que saber irse'".

Flanqueado por los pesos pesados del Gobierno, en el edificio de Justicia han querido estar también el ministro del Interior, Fernando Grande Marlaska, el de Transportes, Óscar Puente, el de Agricultura, Luis Planas, y el de Exteriores, José Manuel Albares.

"Tengan por seguro que todo lo que tenga que hacer lo haré con diálogo, pero lo haré todo", ha sentenciado Bolaños delante del presidente del CGPJ. "La Justicia no es solo un poder del Estado no es solo un servicio público, es uno de los valores superiores del ordenamiento jurídico", ha expresado.

Su mandato, según ha dicho, se basará en la búsqueda de la convivencia, pero ha dejado claro que: "Renovar el Consejo no es una opción, es una obligación". No hay equidistancia posible entre cumplir la Constitución o no cumplirla", ha esgrimido. Algo que más tarde en los corrillos de algunos vocales decían haber entendido el mensaje a la perfección.