Dilawar Hussein, alias 'El Negro', no llevaba ni un mes en la prisión de Estremera (Madrid). Sobre las 2:30 de la madrugada, los trabajadores del centro fueron alertados: había matado a su compañero de celda. Instituciones Penitenciarias ha iniciado una investigación interna como, según confirman fuentes oficiales, es procedente siempre en estos casos para tratar de dirimir las responsabilidades de los funcionarios. La clave de las pesquisas, que también se han judicializado, estará en determinar el arma del crimen. Fuentes de la prisión señalan a El Independiente que se trató de "un disco pequeño de gimnasio" que había desaparecido días antes.

Este paquistaní de 42 años se encontraba en el módulo 12 del centro penitenciario que junto al dos y al seis es donde se agrupan los presos conflictivos. "Es de lo peor que hay en Estremera", dicen citadas fuentes. En su caso no había dado problemas desde que el pasado 24 de enero ingresara, pero el rosario de delitos del que está acusado era motivo suficiente para acomodarlo en esta celda. Porque 'El Negro' está investigado por un triple crimen violento en Morata de Tajuña (Madrid), donde se deshizo a golpes de tres hermanos ancianos a los que le unía una deuda por una presunta estafa amorosa.

La discusión surgió a raíz del mal olor que según el búlgaro tenía Hussein

En la cárcel le gustaba jugar al ajedrez, dicen allí, y no consta que tuviera mal trato con su compañero de habitáculo, A.A.V., un búlgaro de 39 años, dormía en la cama de al lado. No se trataba de un preso sombra (que se pone a los internos recién llegados para evitar que se autolesionen o para controlarlos), sino que era sencillamente su compañero. "Es normal que siempre se les asigne a alguien", explican. Pero esa noche la discusión parece que surgió a raíz del mal olor que según el búlgaro tenía Hussein, indican fuentes conocedoras de lo ocurrido.

La víctima era igualmente un preso delicado, reincidente, que la primera vez que entró en prisión fue en 2012 y que en su haber tenía delitos relacionados con violencia de género, aclaran citadas fuentes.

Prácticamente todas las voces coinciden en señalar que la muerte se produjo a golpes y algunos explican que el hombre quedó "irreconocible" tras el ataque. Sobre el arma homicida hay distintas versiones. Inicialmente se dijo que podía tratarse de una mancuerna de fabricación casera ("por ejemplo, una lata a la que le meten calcetines y hacen pesas en la celda"), pero varios voces conocedoras de lo ocurrido señalan que se trató de un disco de gimnasio, tipo pesa.

Cada módulo tiene un pequeño gimnasio en su interior para que los internos puedan practicar deporte, pero ningún elemento se puede llevar al habitáculo por lo que si esto hubiera sucedido la responsabilidad sería de Prisiones. "Hace unas semanas desapareció una mancuerna del gimnasio. Pero el director de Estremera no ordenó ningún cacheo general para encontrarla", explican. Fuentes penitenciarias aclaran que, en realidad, a veces suceden estas pérdidas porque algún interno la coge para entrenar en la celda y luego se devuelve sin mayor problema. Por eso, nadie esperaba que el asunto terminara en tragedia.

"No había protagonizado ningún incidente que pudiera predecir esto", dicen fuentes sindicales, que aclaran que él ya había estado en prisión preventiva el pasado año y no había dado signo de problema alguno. "Ahora se le tendrá que hacer una evaluación psiquiátrica", dicen.

Los funcionarios que acudieron al habitáculo descubrieron el cuerpo sin vida del compañero de celda del pakistaní y trasladaron a éste a aislamiento. "A las cinco de la mañana estaba roncando como un bendito", revelan citadas fuentes. "Como un psicópata de libro", apuntalan.

La Inspección de la administración que dirige Ángel Luis Ortiz se ha desplazado hasta el centro este jueves para entrevistarse con los trabajadores en el marco de su investigación interna, han explicado fuentes sindicales. Por su parte, el Juzgado de Primera Instancia e Instrucción número 8 de Arganda del Rey se encargará de las diligencias judiciales.

Régimen ordinario

La primera decisión adoptada por el Ministerio del Interior ha sido trasladar al preso al régimen de aislamiento. Es decir, ahora comerá solo, saldrá al patio solo y apenas se relacionará con ningún interno. Sobre por qué no se había hecho esto antes las distintas fuentes consultadas repiten: nunca había dado problemas.

Dilawar Hussein estaba en prisión provisional y, por tanto, no podía ser catalogado en uno de los regímenes con los que Prisiones califica la peligrosidad de los internos.

La frialdad con la que ha actuado en los dos presuntos crímenes que ha cometido ha sorprendido a muchos. Primero, por la muerte violenta de los tres hermanos y su posterior confesión ante la Guardia Civil y, segundo, por la ocurrida en su celda. Fue él mismo quien llamó por el telefonillo a los trabajadores para relatar que había asesinado a su compañero. Fuentes de la cárcel explican que el último recuento nocturno se hizo con total normalidad y después ellos ya no vuelven a abrir la celda para preservar el descanso de los internos, hasta el nuevo conteo matutino.

El Juzgado número 5 de Arganda lo investiga por el supuesto asesino de Amelia, Ángeles y Pepe, los hermanos encontrados sin vida en el domicilio de la localidad madrileña. En febrero de 2023 había golpeado con un martillo a una de las hermanas en la cabeza y fue posteriormente cuando entró en prisión una primera vez. Cuatro meses después de quedar en libertad -el 17 de diciembre- acabó con la vida de los familiares, de quienes había sido inquilino, según el relato que él mismo hizo ante el juez. Hussein se enfrenta desde este jueves a su cuarto asesinato.