La Comisión Federal de Comunicaciones (FCC en sus siglas en inglés) ha aprobado por tres votos a dos cambiar la forma en la que la "neutralidad de la red" es regulada.

Los proveedores de servicios de Internet (ISPs) pueden ahora acelerar o reducir la velocidad a la que se accede a los datos de cada una de las compañías digitales, y cobrar más o menos por los servicios a los que acceden.

El organismo regulador estadounidense ha acabado con la regulación impulsada en 2014 por el entonces presidente del país, Barack Obama, cuyo objetivo era garantizar un internet como servicio público no supeditado a pagos ni contratos entre las partes para agilizar servicios.

Los cambios tienen un alcance mundial, dada la globalización de servicios de comunicaciones e internet de todos los países, con la conexión de cualquier territorio con Estados Unidos, que además es el de principal acogida de operadores y proveedores de servicios de internet.

A modo de ejemplo, si Telefónica se conecta con algún proveedor estadounidense se verá afectada en la velocidad de sus servicios dependiendo del contrato o no de transmisión que tenga la empresa con la que conecta en EEUU.

Los proveedores de servicios de Internet pueden acelerar o reducir la velocidad a la que se accede a los datos y cobrar más o menos por los servicios.

Por ello, aunque la legislación sea estadounidense, todos los agentes de servicios de internet, también los españoles, se verían finalmente afectados, explica el ingeniero de Telecomunicación Rubén Cuevas, de la Universidad Carlos III de Madrid (UC3M).

Aunque España está sujeta a las normas que fija la UE con relación a la neutralidad de la red, las estrategias de EEUU "acabarán influyendo en el mercado y normativa europea", dado que los grandes operadores de internet en términos de tráfico y de negocio están en EEUU, explica por su parte Miguel Pérez Subías, presidente de la AUI (Asociación de Usuarios de Internet).

Debido a que "las grandes compañías en internet son muy grandes", la reforma en EEUU apuntalará aún más su "status quo" frente al de otros agentes en la red más pequeños, que están en riesgo de desaparecer ya que no podrán pagar para agilizar sus servicios, advierte Pérez Subías.

Precisa no obstante que una absoluta neutralidad tecnológica en internet no es factible, porque todas las redes se gestionan de alguna manera independientemente del operador.

Otra vertiente interesante es cómo el fin de la neutralidad de la red puede afectar a Bitcoin y Blockchain.

A modo de ejemplo, Google podría acelerar los servicios de Telefónica o de cualquier otro operador o empresa con un simple contrato. "Al final es un tema de competencia", puntualiza Pérez Subías.

Otros servicios no lucrativos para las redes, como los formalizados entre particulares que no pagan nada también podrían desaparecer por ese mismo concepto de rentabilidad, explica.

En algunos países europeos, como Portugal, ya se utiliza esta misma fórmula en la que se prioriza la velocidad de navegación para los servicios por los que se paga.

Amenaza al ecosistema Blockchain

Otra vertiente interesante es cómo el fin de la neutralidad de la red puede afectar a Bitcoin y Blockchain. El sistema Blockchain, uno de los pilares de las criptomonedas, se basa en un conjunto descentralizado de servidores que validan las operaciones. Si los proveedores de acceso a internet deciden ralentizar, bloquear o cargar con un canon este tipo de transacciones puede suponer un serio freno al desarrollo de estos servicio.

Incluso se puede favorecer a un tipo de transacciones de criptomonedas en perjuicio de otros (apoyar a Bitcoin y  gravar a Ethereum o Litecoin, por ejemplo). Esto podría suponer la destrucción de la cadena de bloques atacada e invalidar esas transacciones, lo que supondría un desastre para el ecosistema Blockchain.