El pasado domingo la naturaleza volvió a demostrar todo su poder destructivo. Un tsunami provocado por la erupción del volcán Anaka Krakatau, en una pequeña isla de Indonesia, arrasó las costas del país asiático dejando casi 500 muertos y más de 1.000 heridos, aunque las autoridades ya han advertido de que las cifras seguirán creciendo con el paso de los días.

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